Escribe: Jaime Antezana

El fujimorismo siempre vivió del terrorismo. Cada vez que lo necesitaba ocurría una emboscada en el VRAEM a cargo de la organización de los Quispe Palomino o fabricaban artificialmente banderas rojas con la hoz y el martillo, pintas o granadas en varios lugares de la ciudad.

Varias emboscadas, donde -como tenía que ser- hubo varios muertos de soldados y policías, han beneficiado al fujimorismo. Desde el 2011, el 2016 y ahora que ha habido el asesinado de 18 personas en San Miguel del Ene. No parecen haber sido casualidades. Parecen “coordinados”.

Dos hechos anteriores lo ilustran. Uno, el año 2011, la emboscada de una patrulla militar que iba a Choquetira, en el Cusco, donde fueron abatidos cinco soldado, se produjo un día antes, el 4 de junio, de la segunda vuelta. ¿A quién benefició esa emboscada “terrorista”? A Keiko Fujimori.

Dos, el año 2016, la emboscada a un convoy militar en Macachacra, en Santo Domingo de Acobamba, Junín, que dejo cinco muertos (3 militares y dos civiles), ocurrió el 9 de abril, un día antes de la primera vuelta de las elecciones. ¿A quién benefició esa emboscada sangrienta? A Keiko Fujimori.

Y, ahora, a menos de 15 días de la segunda vuelta de las elecciones, en la tercera elección de Keiko Fujimori que -según las encuestas- está perdiendo, ocurre una masacre de 18 personas en San Miguel del Ene, en el VRAEM. Esta masacre incluye un pronunciamiento del “Militarizado Partido Comunista del Perú”.

Lo que llama la atención es que precisamente coincida con la necesidad del fujimorismo del “terrorismo”. De un “terrorismo” de verdad, con muertos -esta vez- civiles, incluyendo un niño. ¿A quién beneficia esta masacre de 18 civiles ejecutado por los Quispe Palomino ? Al fujimorismo.

No está en duda que haya sido ejecutado por una columna armada de la organización que dirige Víctor Quispe Palomino (a) “José”. Lo que esa masacre parece confirmar es que esa organización armada articulada absolutamente al narcotráfico realiza acciones armadas exprés al servicio del fujimorismo.

La secuencia, entre otros, de emboscadas anteriores (2011 y 2016), el audio de “Vilma”, donde pide que no voten por Keiko Fujimori, y la masacre de la madruga del lunes 24 de mayo, parecen confirmar que existiría una perversa relación de colaboración.

Y los fujimoristas, como Beto Ortiz, que anunciaban que se venía un coche bomba de SL, ahora dirán “ya ves, ahí está Sendero Luminoso”, el “terrorismo”. En suma, una “profecía” autocumplida de los agoreros del fujimorismo.

¿A dónde apunta esta masacre “terrorista”? A levantar la candidatura de Keiko Fujimori cuando, todo indica, que marchaba a una derrota. No necesitaron del “coche bomba” en Lima. No era necesario. Bastaba la “colaboración” de la narco-organización de clan Quispe Palomino.

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