Texto: Gerardo Pasache
Leía por redes sociales que algunas personas comparaban el suicidio de Salvador Allende con el de Alan García, esta comparación no me parece lógica ni se ajusta a la realidad, en el caso del expresidente chileno, el país sureño estaba fuertemente asediado por los EEUU, comenzando por una guerra económica.
Según el economista Hugo Fazio, vicepresidente del Banco Central de Chile, “fue la banca privada norteamericana la que cortó las líneas de financiación al sistema bancario chileno, lo que afectó al comercio exterior”.
Atribuye, asimismo, el desabastecimiento de productos básicos a “grandes” procesos de especulación y acaparamiento: “inmediatamente después del golpe estos bienes sí existían”. Todo este boicot sucedió con el beneplácito de los partidos que representaban a la derecha chilena, como por ejemplo, la Democracia Cristiana y al papel de la prensa retrógrada representada en el diario El Mercurio, pero no hay que olvidar que fueron los EEUU, en la persona de Henry Kissinger, que planificaron y apoyaron ese golpe militar que impuso una de las dictaduras más crueles y sangrientas, zona que los EEUU sigue pensando como su patio trasero.
Allende, en circunstancias en que los tanques invadían la casa de gobierno a punta de fuego, prefirió inmolarse y pegarse un tiro en la cabeza, prefirió autoeliminarse que caer bajo el mando del imperio y de la vieja derecha rancia y maloliente que pulula en parte de nuestro continente, esa que piensa ¡si no puedo contigo, te inhabilito, te desconozco o te mato!
El caso del expresidente García dista mucho del contexto chileno, la detención preliminar a la que iba a ser sometido era parte de un proceso judicial que solo busca transparentar la corrupción en la que, al parecer, se encuentran sumidos los últimos gobiernos, conocer la verdad sobre quién actúa honestamente y quién deshonestamente es vital para nuestra democracia.
No me alegra la muerte de García y no me parece correcto que se haga mofa de ella, pero es algo que él decidió, es una pena por sus familiares y amigos, pero como expresé líneas arriba, la muerte de ambos expresidentes se dieron en circunstancias diferentes, para mí Salvador Allende trató de ser consecuente hasta el final con sus ideas, su mística y su fe, decidiendo no caer en manos de un fascismo de derecha; en cambio García, el que siempre representó a la oligarquía peruana, prefirió morirse antes que responder por su supuesta participación en delitos de corrupción, eso no necesariamente lo vuelve un mártir.