A propósito del Festival de Cine de Villa María del Triunfo y Lima Sur, que se realiza del 14 al 21 de agosto de forma virtual, entrevistamos al director de Cinco Minutos Cinco, Efraín Agüero, quien junto con su equipo organizan este encuentro con el arte cinematográfico desde hace ya 12 ediciones para la población del sur de Lima.
¿Qué desafíos trae hacer un Festival de Cine comunitario ahora de forma virtual?¿Cómo harán para incentivar la visión a través del Internet sabiendo que tenían un fuerte trabajo comunitario presencial?
El festival trabajará en esta edición dos aspectos que consideramos importantes. Por un lado, la exhibición virtual a través de la página web, y por otro lado, los conversatorios entorno a cultura viva, cine comunitario y educación. La muestra de cortometrajes está dividida por ejes temáticos, que incluye cortos en competencia, así como cortos ganadores de ediciones anteriores. El visionado será libre ya que nos interesa concentrarnos en facilitar el acceso. Y está el espacios para el diálogo. Nos interesa que el festival sirva como un espacio para compartir experiencias, proyectos, que apuntan a lo mismo, pero desde otros territorios. Creemos que esas dos estrategias hacen una propuesta interesante para el público de Lima Sur y en general.
¿Cómo harán con las dificultades de estar en Internet sabiendo que no todos pueden acceder a este medio?
El festival tiene una lógica de itinerancia interna dentro de Lima Sur. Durante el festival se visitan barrios básicamente, pero muchos barrios quedan al margen de la programación lógicamente. Para esto hemos implementado dos alternativas, constituir un espacio físico en el barrio de José Gálvez (2021), que pueda sostener una programación diaria durante el festival, y el uso de las plataformas virtuales (2020).
La situación actual nos que genera una nueva problemática. Al interior de Lima Sur el festival itinera por barrios, y claro, logísticamente no se puede llegar a todos los barrios que quisiéramos, siempre hay una priorización, sin embargo, esta vez la exclusión delimita el alcance del festival. La virtualidad y sus herramientas pueden ser también elementos que constituyan comunidad. Sin embargo, el limitado acceso a múltiples servicios como el de Internet hace que muchos de nuestros barrios no puedan acceder a estos nuevos espacios públicos donde estamos continuando procesos. Somos conscientes de eso.
Si la comunidad traslada su espacio público a otro lado, a ese lugar deben ir proyectos como este. Los espacios que dan soporte a la comunidad pueden ser múltiples, incluso virtuales. El problema para nosotros y para muchos de los barrios de Lima Sur, es que no pueden acceder libre y despreocupadamente a ningún espacio público en las actuales circunstancias, ya que el virtual tiene un costo y el acceso al Internet es limitado. Es un tema de desigualdad y brechas sociales que en esta crisis se acrecientan. Aprovechamos la presente edición del festival para explorar nuevas estrategias y establecer diálogos con proyectos similares en América Latina, que nos permitan reflexionar sobre la comunidad, con la esperanza de volver a los barrios y que estos a la vez accedan a los espacios virtuales que creemos importantes para el acercamiento a la cultura, a procesos pedagógico y de participación ciudadana.
¿Llevan 12 años haciendo el Festival, qué evaluación pueden hacer al respecto y qué retos tienen a futuro?
Este ha sido un proceso de 12 de años de aprendizaje y puesta en práctica. Creo que hacer este proyecto un espacio para el activismo cultural y la reflexión y la formación ha sido importante para definirnos. Empezamos a hacer el festival con objetivos que quizá no sean los mismo de ahora, con conceptos aún por construir, con estrategias que diseñar. Mucho mirar hacia lo que nos precede, al contexto y el territorio nos han ayudado a definir nuestro propio camino. El festival como proyecto ha ido mejorando, se ha ganado diversos premios nacionales e internacionales, pero lo más importante es lo que vamos construyendo con la comunidad, alianzas que ya cumplen más de una década. Hay vecinos y vecinos que durante 11 años desde su niñez, han visto los cortos del festival en sus pequeños parques de tierra o en sus losas deportivas. Hay adolescentes que nos cuentan que el festival les permitió de alguna manera ver que hay más cosas por descubrir, el festival era y es como una ventanita hacia un mundo grande y diverso.
En adelante, nos interesa complementar nuestros objetivos que buscan crear una relación más dinámica entre el audiovisual y la comunidad. Luego de 12 años le estamos dando espacio a pensar el proyecto con un espacio físico. Nunca fue nuestra prioridad, pero ahora creemos que será importante. Tiene sus pro y sus contras, pero hacia allá vamos. En este espacio queremos hacer un laboratorio para el audiovisual ciudadano en Lima Sur que funcione durante el año y un espacio de exhibición permanente. Son proyectos que esperamos el 2021 puedan ver la luz, tenemos muchas cosas avanzadas así que somos optimistas.