Entrevistamos a Edwar de Ybarra y Vicky Arias, quienes juntos llevan adelante Corriente – Encuentro Latinoamericano de Cine de No Ficción desde el 2014, y que este año han lanzado por todo lo alto Serpentina – Festival de Cine para las infancias y juventudes diversas, que se inaugura el 23 de setiembre a las 5 pm y dura hasta el 3 de octubre, con una comprometida muestra de cortos y largos dirigidos por y para las infancias y juventudes.
Inaugura el Festival Serpentina el Seminario Internacional “Inventar el cine”, que trae a una serie de expertos en democratizar el cine y hacerlo accesible a niños, niñas, adolescentes y jóvenes desde hace varios años. Conozcamos más de esta experiencia.
¿Cómo nace Serpentina?
Antes de organizar Serpentina nosotros organizamos ya por siete años Corriente, que es un encuentro latinoamericano de cine de no ficción y no tiene ninguna actividad dentro de las fechas principales para niños y niñas, pero tiene eventos alternos como talleres que hemos realizado en colegios, universidades, escuelas de arte y otro tipo de espacios en donde sí hemos trabajado con adolescentes y esas experiencias han sido enriquecedoras, y como parte del festival vamos a mostrar varios de los cortos que se hicieron en esos talleres, de chicos y chicas de secundaria la mayoría. Por ahí empezó a despertar el interés de hacer más cosas para el público juvenil, adolescente e infantil. En el transcurso de estos años que llevamos trabajando distintos proyectos de gestión cinematográfica, hemos conocido otros proyectos que trabajan con la infancia y la juventud, y hemos aprendido y explorado, y como somos padres de niñxs pequeñxs había esta necesidad de hacer cosas de las cuales nuestrxs hijxs puedan ser parte. La suma de todos esos factores devinieron en la creación de este nuevo festival que concentra muchas de las necesidad e intereses que fueron apareciendo a lo largo de estos años en esos diversos acercamientos que hemos compartido con niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
¿Cuáles son los objetivos del Festival?
Tiene distintos objetivos. Como es un festival que propone diversas actividades, cada una de estas responde a finalidades distintas. Por un lado, la programación de películas lo que busca es dar cuenta de la gran cantidad, variedad y calidad de cine que están haciendo los niños, niñas y adolescentes no solo en Perú, sino distintas partes de América Latina, por eso estamos mostrando en la mayor parte de la programación, obras hechas por ellos y ellas. A diferencia de otros festivales que también están orientados a la infancia y la juventud, en donde se priorizan películas realizadas por adultos, pero dirigidas a estos públicos, nosotros estamos dando prioridad a películas hechas por niñas, niños y adolescentes.
Es importante y revelador darse cuenta de que las infancias y juventudes también están haciendo cine, y un cine bastante bueno en muchos sentidos, no solamente en el técnico que quizás es el factor menos interesante, sino en, por ejemplo, cómo están introduciendo distintas lenguas originarias a sus películas, cómo están canalizando distintos relatos culturales, cómo al no estar ocupando el lugar de una profesión, y al hacer cine por otros motivos, tienen más libertad para experimentar, para jugar con el lenguaje cinematográfico, entonces hay muchas obras que están mostrando eso. Uno de los objetivos principales de la programación de películas es mostrar ese cine que están haciendo ellos y ellas.
Por el lado del área de formación, el objetivo es otro, porque está dirigido a personas adultas que trabajen en espacios que estén habitados por infancias y juventudes, ya sea escuelas, albergues, talleres, bibliotecas u otro tipo de proyectos que trabajen con NNA. El programa formativo lo que busca es brindarles herramientas, información, compartirles distintas experiencias de varios proyectos de países de América Latina que ya llevan algunos años trabajando el cine en la escuela o el cine para las infancias y las juventudes, y que, de ese modo, se pueda replicar cada vez más estas experiencias en distintas partes del mundo, y que, por ejemplo, consigamos en algún momento, a nivel ya de país, que el cine se enseñe en las escuelas, pero no como una herramienta que esté al servicio de los intereses pedagógicos del currículo escolar, sino como un medio autónomo, un medio artístico, el cine no tiene que ser herramienta de otra materia, sino valerse por sí mismo, porque por sí mismo es valioso como espacio de aprendizaje, de descubrimiento del mundo. Es a través de ese punto de vista que estamos orientando y los invitados que tenemos comparten y coinciden con esa forma de ver el cine en la escuela, pero también tienen muchos otros aspectos, procesos y maneras de hacerlo.
También hemos hecho un par de talleres alternos antes del festival con dos comunidades de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y esperamos seguir con estos talleres más adelante. Vamos a elaborar una publicación que esperamos entregar a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, que era el público principal al que queríamos llegar cuando diseñamos el proyecto, pero debido a la emergencia sanitaria nos hemos distanciado, porque a donde queríamos ir a hacer las actividades del festival era a hospitales, albergues, orfanatos, en ciertos tipos de colegios donde consideramos que habitan comunidades de niñas, niños y adolescentes que, por distintos motivos, atraviesan situaciones de vulnerabilidad. Ese es el público al que nos queríamos dirigir y que, en gran medida, tiene menos acceso al internet, por eso ahora una de las cosas que más nos cuesta de haber pasado a la modalidad online es que sabemos que no vamos a llegar como hubiéramos querido a ese tipo de público o a esas comunidades de infancias y juventudes que nos interesaban, por ello estamos diseñando otro tipo de estrategias, la publicación que estamos elaborando tiene ese fin, de poder acercarnos, es algo más viable en este contexto para esas comunidades de chicos y chicas. Estamos preparando otros contenidos virtuales para que permanezcan en internet y que cumplan objetivos similares.
¿Por qué hacer festivales dirigidos a niñxs?
Consideramos que la oferta que se le ofrece a los niños y niñas es muy hollywoodense, parametrada, todos desde niñxs hemos crecido con este tipo de cine y hay muchas otras formas de concebir el audiovisual, nos interesa proponer eso, la mayoría de personas crecemos recibiendo contenidos, pero no sintiéndonos como potenciales creadores de contenidos, y ahora es mucho más fácil crearlos, entonces creemos que es muy importante brindar las herramientas para que cada vez se tenga más consciencia del uso del audiovisual en un sentido más crítico, más libre, más amplio, para poder crear y hacerlo desde una mirada personal, infantil o adolescente, desde su propio mundo, desde su propia concepción de dónde está. Nos faltan más miradas, más voces. Si en general nos faltan miradas y voces a nivel de toda la población, nos falta principalmente de los niños, niñas y adolescentes, por eso es importante hacer este festival dirigido a ellos y ellas, en el que se pueda compartir sus obras y también la de adultos dirigidas a la infancia. El festival también busca generar esta visualización de los trabajos para formar a los educadores en este ámbito, en darles las herramientas para que puedan llevarlos a sus niños y niñas, a su comunidad de educandos y compartirles estas nuevas herramientas, ver estas nuevas posibilidad de realizar contenidos y de aprender con el lenguaje audiovisual.
¿Qué expectativas tienen del Seminario Internacional Inventar el cine?
Esperamos que las y los participantes puedan llevarse mucha información de todos los proyectos que se están compartiendo, de personas y colectivos que vienen trabajando propuestas de cine dirigidas a infancias y juventud en diferentes partes de Latinoamérica, para esto hemos hecho esta convocatoria, alrededor de 90 personas han sido seleccionadas para participar directamente del seminario en la sala del zoom. La mayoría de ellxs han sido elegidos considerando que tenían proyectos o están relacionados en trabajos con la infancia, entonces es importante compartir estas experiencias, nos parece muy valioso que propuestas como las de Chile con Cero en conducta, Ojo de pescado, de Bolivia el Proyecto Torrente, de Perú Docuperú, La Combi Arte Rodante, el Proyecto Ícaro, Ajayu, hay muchas propuestas de visibilizar y compartir sus formas de trabajo, tenemos muchas expectativas de que todo esto vaya creciendo más, que se puedan generar otros espacios como estos y, al final, que nuestro público objetivo que es la infancia y la juventud se vea beneficiada con más gente trabajando para generar estos espacios.
Han reunido a una gran cantidad de expertos en materia de cine dirigido a las infancias y que llevan adelante sus propias iniciativas, ¿cómo ha sido el acercamiento y cómo se articulan?
A la gran mayoría de lxs invitadxs que están participando en las actividades formativas, pero también como jurados o presentando sus obras en el festival ya los conocíamos de antemano gracias a todos estos años, alrededor de diez años, que vamos trabajando en distintos proyectos de gestión cinematográfica, entre ellos el más importante que es Corriente Encuentro Latinoamericano de Cine de No Ficción, el cual nos ha conducido a otros espacios, festivales y proyectos. Ahí hemos ido conociendo a distintas personas y organizaciones que vienen trabajando con la infancia y la juventud, por ejemplo, todas las personas que van a participar en las conferencias son amigos que hemos conocido en ese devenir y con los que hemos tenido la suerte de compartir otras experiencias y que ahora podemos reunir en este festival.
Tanto las experiencias de Chile como Ojo de pescado o Cero en conducta, o el Proyecto Torrente en Bolivia, el Cinead en Brasil o aquí La Combi Arte Rodante, Docuperú o el Festival Ajayu son proyectos amigos con los que ya hemos tenido oportunidad de colaborar en anteriores ocasiones o con los que ya hemos tenido contacto previos o distintos tipos de relaciones afectivas también, que son importante, por ello su respuesta al momento de convocarlos ha sido positiva y muy rápida. Creo que eso se debe a que este tipo de eventos cinematográficos, al igual que muchos otros en América Latina, se hacen en una suerte de espíritu de comunidad, que existe más allá de las fronteras y que es una comunidad cinematográfica que es muy afectiva y que intercambia mucho, hay muchos flujos de contenidos, experiencias y cuerpos, y felizmente nosotros aquí en Arequipa hemos conseguido generar espacios en donde esa comunidad puede transcurrir y puede compartir lo que viene haciendo.
¿Cómo es el panorama del cine en Arequipa?
En general, creo que el cine en los últimos años aquí ha eclosionado, han aparecido muchos realizadores jóvenes, universitarios o que acaban de egresar y que están haciendo cine, sobre todo cortometrajes. Desde mi punto de vista y desde el cine que personalmente me interesa, creo que lo interesante que se está haciendo aquí no es lo que hacen los más jóvenes, ni tampoco lo que hacen los más veteranos (que son pocos), sino lo que está haciendo la generación de entre los 30 y 40 años, que es una generación que empezó a hacer cine en este siglo, es decir, empezaron en 2000 y con mucha más fuerza en la segunda década y que, además, hace cine experimental y de no ficción. Entre ellos hay nombres importantes a nivel nacional como Karina Cáceres, Mauricio Banda, Cecilia Cerdeña, Nereida Apaza, Raúl Chuquimia, que se conocen, son una comunidad de amigos, lo cual es interesante, ellas y ellos son los que tienen la propuesta más personal, una propuesta mucho más atenta al lenguaje cinematográfico, a experimentar con las posibilidades del lenguaje, son los que han tenido más proyección hacia afuera, los que han podido mostrar sus películas no solo en Arequipa, sino en festivales de otros países. Personalmente es esa generación la que me llama más la atención.
Si tendría que definir de una forma rápida el cine que están haciendo los universitarios creo que es más bien uno que todavía depende mucho de las influencias del cine más comercial, del cine más televisivo, eso es un poco desalentador y quizás se deba a la gran influencia que tienen plataformas como Netflix o el propio cine comercial, cuya oferta es pobre y limitante y también a que los docentes en las universidades de Arequipa no van más allá de ese tipo de contenidos. De lo que he podido observar de los cortometrajes que están haciendo la mayoría de universitarios, veo que es un cine todavía muy limitado por esas referencias, un cine aún bastante pobre en ese sentido; sin embargo, hay algunos casos, algunas personas que están haciendo documental, que han aparecido recientemente, como la productora Yapa Films, que está sacando una serie de trabajos de forma constante, esto la va posicionando como una de las productores jóvenes con mayor proyección, y hay otro tipo de colectivos como Mono Pelado, los Okupa, que llevan ya varios años trabajando diversos contenidos.
Después están cineastas como Miguel Barreda, José Antonio Portugal, Roger Acosta, que son cineastas un poco más veteranos y que son quizás los que han tenido hasta ahora la posibilidad de hacer largometrajes y por ello son los más conocidos a nivel nacional, porque lamentablemente el paradigma de largometraje aún se valora más que el cortometraje o el de otros tipos de cine. Creo que la obra de Miguel es importante, más allá de sus películas, la obra que él ha generado en el proceso de hacer sus películas, es decir, que sus películas son escuela o han devenido en escuela, porque Miguel lo que hace en sus películas es trabajar con gente joven y que no necesariamente ha recibido una preparación profesional y por ello mismo es participando en sus películas donde empiezan a aprender y a forjar un oficio. Todas las películas de Miguel, al menos las últimas tres que ha realizado, han resultado ser, para varios de los que integraron los equipos de producción, una suerte de escuela y ese es un aporte importante en una ciudad y un país en donde no tenemos escuelas de cine públicas. Siento que la obra de Miguel y la influencia que ha podido generar con su trabajo, en ese sentido, es importante.
¿Qué cine se está haciendo actualmente, quiénes lo hacen, hay para niñxs?
No se está haciendo mucho cine para niñxs aquí, en general en el Perú no se está haciendo, es decir, cine hecho por adultos para niñxs y eso lo he comprobado un poco ahora que he estado programando y que hemos recibido películas para este festiva. Han llegado películas de distintas partes del mundo y de Perú, aunque poco. Esa es una de las razones por las cuales considerábamos importante hacer este festival, porque consideramos que el cine que está llegando a lxs niñxs es un cine limitado, llega el cine más comercial como Pixar o lo que puedan encontrar en Netflix y no están llegando otro tipo de propuestas cinematográficas a la infancia y la juventud, y creo que esa es una labor de los festivales. Al menos en Perú, que haya tres festivales, incluido el nuestro, es positivo, no tienen muchos años los otros dos que existen, que son Mi Primer Festival y el CINI, me parece que Mi Primer Festival tiene siete años y es el más antiguo, entonces no es tan antiguo tampoco, pero lo bueno es que ya hay por lo menos tres propuestas que se están preocupando directamente en abrir espacios, ventanas, para que los niños, niñas y adolescentes se acerquen a otro tipo de cinematografías, que también están dirigidas para sus edades, pero que son otro tipo de propuestas y evidencian una diversidad más rica y que puede afectar a las infancias y juventudes de otras maneras.
Aquí en Arequipa, por ejemplo, en la programación que vamos a presentar desde este 23 de septiembre hasta el 3 de octubre tenemos el largometraje “La señal”, que es un largo que se hizo aquí por Leandro Pinto, y que trata sobre una escuela rural hacia las afueras de Arequipa, ese es uno de los pocos contenidos que podríamos considerar cine para niñxs o que toca temas de la infancia, luego de ese no hay muchos otros. Lo bueno es que la mayor cantidad de cine para niñas, niños y adolescentes que se está haciendo en el Perú los están haciendo ellxs, eso es importante de mencionar y de mostrar también, es lo que vamos a tratar de hacer en el festival, en ese sentido sí se está haciendo mucho cine en el Perú, en la Selva, en la Costa, en la Sierra, en comunidades rurales, en las ciudades, en comunidades amazónicas, también las comunidades migrantes están participando de estos espacios y todo esto gracias a una serie de diversos proyectos de gestión cinematográfica y audiovisual, como por ejemplo los que lleva a cabo Docuperú, La Combi Arte Rodante, la Escuela de Cine Amazónico o los talleres que nosotros hemos venido haciendo en Corriente, es gracias a estas experiencias que muchos niños, niñas y adolescentes están haciendo ellxs mismos un cine para ellxs, un cine que trata los temas que a ellxs les interesa, un cine que observa aquello que ellxs quieren observar, un cine que juega, que experimenta, y si uno ve esas obras, lo hermoso es que se alejan de los paradigmas comerciales, son obras que tienen otro tono, otras intenciones, otra propuesta visual y sonora.
Ahí hay una gran clave, una gran pista para seguir interesándonos por este cine, porque creo que además es el cine más alternativo y underground, que se le subestima mucho por ser un cine hecho por niñas, niños y adolescentes, y no se está tomando en cuenta el aporte y valor que están ofreciendo al cine peruano en su conjunto. Nosotros no hemos visto, y eso que conocemos buena parte del cine peruano, tanto cine en lenguas originarias como el cine que están haciendo los niños, niñas y adolescentes peruanos, es increíble ver que hay tantos cortos hechos en aymara, quechua, awajún, matsiguenga, shipibo-conibo, y no estamos hablando de uno o dos, estamos hablando de decenas de cortometrajes. Eso no se ha valorado todavía y cuando se habla de cine peruano ellxs están por fuera, no se les está tomando en cuenta. Si se les tomara en cuenta nos pondríamos a reflexionar que quizás son los niños y las niñas los que están haciendo que el cine peruano realmente sea un cine peruano, es decir, un cine representativo de esa gran diversidad que es nuestro país, eso no se ve en el cine hecho por adultos, que está muy limitado porque ha entrado en otro tipo de lógica donde lxs cineastas mismos se ponen muchas limitaciones, porque el sistema en el que ellxs se mueven tanto de distribución, circulación de festivales, de salas comerciales, pone muchos parámetros, muchos estándares y eso limita la producción; sin embargo, los niños, niñas y adolescentes están libres de todas esas murallas y por ello están creando, experimentando y ampliando mucho más las posibilidades del cine peruano, y eso es necesario reconocerlo, ponerlo en valor, visibilizarlo, aplaudirlo y celebrarlo, y agradecerle eso a las infancias y a las juventudes. En ese sentido, creo que no hay que preocuparnos tanto, al menos de mi parte creo que no me preocupa que los adultos no estén haciendo cine para niñxs, sino más bien me preocupa más que el cine que están haciendo los niños, niñas y adolescentes sea más valorado, más visto, y que ellxs sigan haciendo mucho más cine, y lxs que todavía no han podido hacerlo puedan tener en un futuro próximo la oportunidad de que en sus escuelas, en sus barrios, en sus comunidades, de hacer cine, de integrar el cine a sus lenguajes expresivos y que poco a poco, de esa manera, el cine vaya convirtiéndose en un derecho cultural y deje de ser un privilegio como lo es hasta ahora.
Foto de portada: “Como jugando” de Berenice Adrianzén Zegarra.