En un sorprendente comunicado, la Universidad Cayetano Heredia deploró que la estudiante Rosa Canales Cama, de la Especialidad de Cirugía, haya denunciado que vive acoso, discriminación, maltrato y violencia por ser mujer de parte de profesores y autoridades de la Facultad de Medicina Alberto Hurtado de esa casa de estudios.
La denuncia
El 5 de agosto de 2017, la doctora Canales denunció que vivía una pesadilla en el hospital en donde realizaba su residentado, el Hospital Cayetano Heredia. Ella suponía que el trato diferenciado que se le daba era por la rivalidad entre las Facultades de Medicina de San Marcos y la Cayetano Heredia, y acusaba a los médicos Gabriela Yamamoto, Giuliano Borda, Ramón Alvarado, Carlos Saravia y Paola Torres como los principales promotores de su maltrato, pero en total son 22 médicos, asistentes y practicantes los que han sido denunciados por Canales.
La respuesta de la Universidad Cayetano Heredia
Frente a las denuncias que ha hecho, con testigos y grabaciones de la forma en que era tratada, la Universidad Cayetano Heredia sostiene que Canales no ha presentado pruebas de lo que denuncia, a pesar de que su legajo en la Fiscalía cuenta de 93 páginas de testimonios y situaciones de violencia.
A la Universidad, que se precia de ser una de las más prestigiosas del Perú, no le importa el hostigamiento, la violencia psicológica, el maltrato laboral y el chantaje sexual que ha estado sufriendo la doctora desde hace más de un año.
¿Qué clase de compromiso tienen con la formación y los valores de los alumnos? ¿Por qué desconoce tan abiertamente lo que la doctora Canales manifiesta sin ningún tipo de solidaridad con ella?
En lugar de alentar que más mujeres, alumnas y médicas, denuncien la violencia que viven para que este tema sea tratado como una prioridad, se establezcan protocolos y sanciones, y no se vuelvan a repetir, lo que hace la Universidad Cayetano Heredia es mostrar una actitud indolente, y desalentar y amedrentar a las mujeres, quienes terminarán viviendo agresiones sin posibilidad de defensa y justicia para ellas, soportando humillaciones y violaciones a sus derechos humanos, y sin posibilidad de denunciar pues no van a ser creídas ni tomadas en cuenta.
Esperamos que la Universidad rectifique este pronunciamiento, que no ayuda en nada a combatir la violencia que viven las mujeres en diferentes ámbitos de la sociedad, incluidos los espacios en donde estudian y trabajan.