Las estudiantes no se callan más. Por mucho tiempo han venido soportando una serie de violencias y discriminaciones, que por su continuidad y sistematicidad, eran normalizadas como parte de la educación universitaria, y la vida misma, pero con el paso del tiempo, de los avances del movimiento feminista y del empoderamiento femenino, han venido cuestionándose y empezando a visibilizar y buscar límites para que se detenga.
Es así que nos encontramos con una serie de denuncias de estudiantes universitarias a alumnos, profesores y a sus propias universidades que las discriminan y violentan, por un lado, o hacen caso omiso y silencian las situaciones que ellas viven, mostrando desinterés en solucionar las problemáticas a las que se enfrentan.
La Comisión
Luego de una serie de denuncias de acoso y hostigamiento sexual en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales, en Resolución Decanal N° 0535-D-FCCSS-2018, decidió crear una Comisión para la elaboración del Código/Reglamento Interno de la Facultad de Ciencias Sociales, para la Prevención e Intervención en caso de Hostigamiento y Acoso”.
Esta comisión está compuesta por los siguientes docentes: Pablo Sandoval (presidente), María Emma Manarelli (miembro), Alejandro Cussianovich (miembro), Juan Enrique Bazán (miembro) y Guillermo Nugent (miembro).
Es destacable la conformación de la Comisión especial, pero nos sorprende que el presidente y la mayoría de sus miembros sean hombres, en una problemática que afecta principalmente a las mujeres, y en donde la mirada y la expertise de estas debería ser incluida. En San Marcos hay muchas profesoras destacadas y especializadas en estos temas que harían un muy buen trabajo en esa Comisión. Esperamos que las incluyan pronto y que el Código contra el acoso y hostigamiento sea una herramienta que permita detener la violencia contra las estudiantes.
Las denuncias
Hace tres semanas, la estudiante de Historia de San Marcos, Angela Vilca, compartió en su facebook la siguiente denuncia:
“¿Y si empezamos a identificar a todos los agresores en todos los espacios?
En San Marcos hay violadores. Hace unos días una compañera denunció a su agresor en todos los espacios virtuales. Lo sorprendente fue toda la solidaridad masculina hacia el agresor y sin el mínimo reparo comenzaron a culpar a la compañera y toda esa complicidad hizo que su denuncia sea baneada en varias ocasiones en los grupos universitarios ya que la compañera insistió una y otra vez con denunciar a su agresor.
En mi escuela tambien hay un violador, alguien con quien yo estudié toda mi carrera, él sigue llevando cursos y sigue entrando como si nada a la universidad. ¿Qué van a hacer las autoridades de Facultad y de la EAP de Historia?
Es hora de que visibilicemos que también hay violadores en San Marcos, en varias facultades y en la Facultad de ingeniería industrial y que las autoridades deben tomar medidas al respecto. Ah, en esas verbenas en la que tanto te gusta divertirte, amiguitO, también hay muchas estudiantes que han sido víctimas de violación, pero siempre habrá hombres que siempre te digan: “la denuncia, las pruebas, la nota de prensa, el video, etc” como si fuera así de fácil exponerte a una sarta de bobalicones que defenderán al violador.
Con ustedes, W.K y Nestor Rosell”.
Así también, la estudiante Kattia Lucía denunció que había sido acosada sexualmente por Cristhian Ninahuanca Martinez en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM el 9 de mayo de este año, y que era la segunda vez que vivía una situación así.
“Esta es la segunda vez que soy víctima de acoso sexual al interior de mi universidad y sé que lo que me ha sucedido no es un caso aislado; por el contrario, esta es una realidad que tenemos que enfrentar a diario, una realidad ante la que no nos quedaremos calladas.
Los acosadores y violadores solamente tienen un espacio en nuestra sociedad y ese definitivamente no es la universidad.
A todas mis compañeras: NO TENGAMOS MIEDO DE DENUNCIAR que en SAN MARCOS las mujeres también somos violentadas.
Ya inicié las acciones administrativas contra ese estudiante para que se proceda a su expulsión de la universidad. Asimismo, mañana lo denunciaré por el delito de acoso y hostigamiento.
POR FAVOR DIFUNDAN este post. Todxs debemos estar advertidos del comportamiento delictivo y violento de Christian Ninahuanca Martinez que es un peligro no solamente para lxs estudiantes sino para toda la sociedad”.
Maira R. Gonzales, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM, también denunció a un personaje de su universidad, conocido como W.K., a quien acusa de haberla violado.
“Wk, ex estudiante de Ingeniería Industrial de nuestra casa de estudios ME VIOLÓ. Introdujo su lengua en mis partes íntimas sin el menor reparo y sin ninguna clase de consentimiento pues, pese a lo que él afirma, JAMÁS MANTUVIMOS RELACIÓN SENTIMENTAL ALGUNA y jamás se dió en el contexto de la agresión ningún acercamiento de mi parte que pudiese indicarle que deseaba mantener relaciones sexuales con él. Aclaro esto, porque hoy se escuda en un consenso que solo él parece haber visto, ya que no me explico cómo podría alguien acordar tener sexo con una persona que no era capaz de articular palabra ni señal de asentimiento alguna. Wk ASUMIÓ, como tantos otros hacen, que mi débil y casi nula respuesta a sus requerimientos (motivada en su mayoría por un estado etílico inducido, manipulado y aprovechado por él) era excusa suficiente para verse en la potestad de llevarme a una habitación vacía en la azotea de su casa, despojarme de mi ropa y comenzar ÉL SOLO el supuesto encuentro sexual.
He podido saber, en las últimas horas, que al ser increpado sobre el tema, Wk ha respondido “pero de qué se queja, si ya estaba para que me la cache”. Esto, además de ejemplificar en pleno el modo en que este sujeto se refiere a una mujer a la que llamaba su “mejor y más cercana amiga”, deja entrever la manera en que él vino operando a mi alrededor – divulgando, además, el rumor de que éramos pareja y mostrando actitudes que, ante el resto, reforzarían esta creencia como tomarme del hombro, de la cintura, o apartarme simplemente de cualquier persona que representase, para él, una amenaza – con un único fin: Aprovecharse. Lo digo, porque esta agresión no fue la primera, ni la última. Wk ejerció, además, tocamientos indebidos sobre mi persona mientras dormía en colectivos o descansaba en bares, siempre acompañada de él y su mano “atenta”. Ahora ya puedo ver la razón de su permanente presencia.
Este post es de las cosas más difíciles, agotadoras y traumáticas que he realizado hasta hoy. Esta publicación será vista por amigos, familiares, estudiantes de la universidad que NO VAN A CREERME, lo tengo por seguro, o me culparán. Honestamente, no me importa. No es por ellos por quien hago esto sino por mi, y por las otras, porque, seamos honestos, EN SAN MARCOS VIOLAN, AGREDEN, ACOSAN, ante la mirada indiferente de todos. Este post es un llamado a la denuncia, a la disolución del silencio, a la mirada fuerte y concreta de personas que dejaron de tener miedo y, sobretodo, VERGÜENZA. Pánico deberían tener ellos de salir a la calle, no yo. Pánico de que esto se sepa: yo, mi madre, mis tías, mis amigas, no deberíamos sentir vergüenza al decir que nos han agredido. Vergüenza y repudio para ellos, que pasaron por encima de nuestra humanidad y por consiguiente perdieron la suya.
Wk, tú ya no eres humano. No esperes que se te vuelva a tratar como tal. MUERE”.
¿Cuántos casos más habrá de acoso hostigamiento, chantaje y violación en esa casa universitaria?
Shirley Villanueva sigue desaparecida
Recordemos que Shirley Villanueva, egresada sanmarquina de Ingeniería Geográfica, desapareció sin dejar huella hace un año luego de salir con tres compañeros, Edgar Pozo, Bryan Arenas y Joseph Velásquez, a ver un partido de la selección y luego a la playa Marbella. Su madre, Norma Rivera, sigue buscándola.
Según los compañeros de Shirley, ella se ahogó al entrar a la playa. La versión de los imputados ha cambiado dos veces, ellos no pidieron auxilio, no llamaron a la policía, se retiraron del lugar, y un día después ocultaron la ropa de Shirley, botaron su mochila en Vitarte y rompieron la memoria de su celular. La Fiscalía ha dispuesto el archivo del crimen al no encontrar más pruebas en contra de los que estuvieron con Shirley en las últimas horas de su vida, pero la investigación fiscal fue deficiente y negligente.
Los implicados siguen libres.