De vez en cuando somos testigos de cómo algunas empresas u organizaciones realizan blackface, desconociendo el carácter racista y deshumanizante de esta práctica en contra de la comunidad afrodescendiente. Esto no es novedad y se sigue repitiendo continuamente en películas, marchas, eventos, campañas políticas e incluso en actividades de instituciones estatales.
Pero, ¿qué es el blackface?
Es el intento de “imitación” que se realiza de poblaciones afrodescendientes haciendo hincapié en exagerar el color de su piel o sus rasgos físicos, así como en características que se asumen propias de ellos, como la candidez, la inocencia que llega al grado de estupidez, la alegría continua, o su opuesto, la crueldad, el salvajismo y la barbarie al punto de compararlos con animales, o la hipersexualización, considerándolos sujetos hechos solamente para el sexo y el consumo de los otros, exagerando sus deseos y su corporalidad.
El blackface es una caricatura que busca justificar el continuo tutelaje que vivieron las personas afrodescendientes en tiempos de la esclavitud, y que justifica también la violencia que viven y sus consecuentes violaciones contra mujeres y asesinatos contra hombres.
Estos discursos se han reproducido, distribuido y perpetuado a través del tiempo llegando a naturalizarse y a convertirse en un sentido común que se expresa hasta la actualidad, lo que origina un racismo perenne, al parecer “inconsciente”, disfrazado muchas veces de bromas, pero que constituyen las formas en las que se institucionaliza la discriminación que viven estas poblaciones, y su ausencia y su falta de ciudadanía en la sociedad.
Ejemplos
Guerrero, la película
Aquí vemos como la actriz Magdyel Ugaz es “ennegrecida” para interpretar a un personaje afrodescendiente, en este caso, a la madre del futbolista Paolo Guerrero, la popular Doña Peta. Evidentemente hay un interés de marketing al escoger a la actriz para interpretar ese papel, pero ese interés disfraza el inconsciente racista de las decisiones que toman los productores al momento de elegir a alguien para interpretar ese papel. No era necesario, en ningún sentido, interpretar a un personaje afro “disfrazándose” de afro. Y hubiera sido una mejor decisión, antes que optar por el racismos disfrazado, elegir a una actriz afrodescendiente o que Magdyel actúe sin ese maquillaje, porque la negritud no se actúa, se vive.
La Policía Nacional del Perú
Aunque parezca increíble en estos tiempos que el Ministerio de Cultura celebra el Mes Afroperuano, muchas veces son las propias instituciones estatales las que reproducen los estereotipos racistas instalados en el imaginario, como por ejemplo, que los afrodescendientes son delincuentes, drogadictos o personas de mal vivir, lo que origina que ellos y ellas puedan recibir violencia justificándose en estos prejuicios. También se suele poner a personas blancas como las salvadoras o las que ponen las cosas en orden y castigan a los malos, como podemos ver en la imagen siguiente. Esto solo refuerza las injusticias que viven las poblaciones afrodescendientes en el Perú.
La campaña del fujimorismo
Uno de los recursos más bajos que puede usar un político es apelar a la caricaturización de determinados personajes para generar réditos políticos, y eso es lo que hace el candidato a la alcaldía de Lima, Diethell Columbus, en su campaña, sin darse cuenta de que profundiza nuevamente este inconsciente racista que debemos, de una vez, echar a la basura.
Beat en la Marcha del Orgullo
Brenda Carpio, activista afroperuana, explica lo que pasó en la última Marcha del Orgullo.
Pronunciamiento
Frente a estos acontecimientos, el Colectivo AfroLGTBIQ+ lanzó un pronunciamiento rechazando lo ocurrido en la Marcha del Orgullo haciendo un llamado a no tolerar este tipo de actos racistas.