Mano Alzada
Feminismos, Política

El dolor de lxs migrantes y el silencio de las ONG

“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”

(artículo 7 de la Declaración Universal De Derechos Humanos)

Hace unos días llegó a mis manos una hoja con la información de un evento en el portal de LaMula promovido por Amnistía Internacional Perú y titulado “Buscando Refugio. Perú da la espalda a quienes huyen de Venezuela”.  Me pareció una ofensa y burla ya que nuestro colectivo, conformado por migrantes de todas las nacionalidades, jamás recibió siquiera respuesta por la filial peruana de este organismo internacional. (1)

En varias ocasiones durante los años 2014 y 2015 tocamos sus puertas y la respuesta fue siempre la misma, que no veían temas de migrantes, que era asunto de sus embajadas. No solo Amnistía, todas las ONG de derechos humanos y también feministas que tienen sede en Perú dijeron que no veían temas de migrantes, mucho menos de unas extranjeras casadas con peruanos víctimas de violencia familiar.

Ahora que por temas políticos contra el gobierno de Maduro, y siguiendo los dictados del gobierno estadounidense, se abrió la puerta de manera indiscriminada al éxodo masivo de las y los hermanos venezolanos, no hay ONG, vieja y nueva, que no vea el tema de migrantes, gracias a las partidas económicas internacionales a manos llenas que llegan para ello. Pero ojo, migrantes venezolanos, a los demás pueden seguir violándoles sus derechos porque no están incluidos en sus objetivos.

Fuimos o, mejor dicho, nos colamos al evento y personalmente expresamos nuestro malestar a la directora de AI Perú, quien como buena tecnócrata internacional, nos respondió que ellos siempre hicieron incidencia sobre el tema migrante, de manera silenciosa, reuniéndose con Defensoría del Pueblo y Cancillería. En mi amargo reclamo, le recordé sobre algunos casos de expulsiones masivas, prohibidas por el Derecho internacional, que  ella no recordaba.

Las migrantes seguimos aquí, siguen los abusos, es una pena que para nosotras no se hayan destinado millones de dólares, a ver si así algunas entidades de DDHH y feministas visibilicen y pongan en agenda que somos seres humanos vulnerables ante el Estado peruano.

Algunos de los muchos casos que nos llevaron a organizarnos como Mujeres Migrantes Maltratadas son los siguientes:

El 2014, la señora Zhang Xiuman, ciudadana china de más de 80 años, que había vivido desde muy joven en Perú, falleció a raíz de su inminente expulsión del país, cuando toda su descendencia era peruana. Otra ciudadana del mismo país, a la que quebraron los brazos para separarla de su bebé de 4 meses peruano, mientras la deportaban solo a ella,  porque el niño era peruano. 

Al año siguiente, a la compañera colombiana Katherine, su pareja y padre de su hijo peruano, le dislocó el maxilar inferior, además le quitarle su hijo, con orden de expulsión, o la señora de Costa Rica, viuda de peruano, vejada y abandonada sin nunca inscribirla, madre y abuela de peruanos, a la que iban a expulsar del país porque el hombre, ya fallecido, era el único que podía darle la residencia.   

El 2014 se niega a ciudadanos haitianos la residencia cuando después del terremoto emigraron para buscar un mejor destino. Los expulsaron a la frontera en forma masiva, mientras otros era captados para el tráfico de esclavos de esa nacionalidad aquí en Perú, violencia que aún sigue siendo invisibilizada con el tema de la problemática de los venezolanos. (2)

En 2014, en el gobierno de Humala y con el ministro Urresti al mando, se desarrolló una fuerte campaña de xenofobia, ordenándose expulsiones masivas de artesanos y artistas callejeros, jóvenes en su mayoría y de diferentes nacionalidades, que fueron muy difundidas en los medios, y ninguna ONG, incluida Amnistía, dijo absolutamente nada. (3)

En 2017, ya con el gobierno de PPK, hubo una expulsión masiva de colombianos, luego de una campaña mediática organizada desde el Ministerio del Interior. La expulsión masiva de ciudadanos de una nacionalidad está expresamente prohibida por la Convención Interamericana de Derechos Humanos, pero nuevamente las ONG permanecieron mudas. (4)

Está también el caso de la trata de mujeres, adolescentes y niñas de diferentes nacionalidades, incluso de aquellas que no hablan español, en zonas de minería informal y otros espacios, que no merecen mayor atención de estas instancias. (5)

Finalmente, en el 2015, un grupo de migrantes, con el apoyo de Defensoría del Pueblo, logra llevar el tema de nuestra condición precaria y abuso legal a la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares de la ONU. Ese comité cuestionó la Ley migratoria peruana y el accionar de la Superintendencia Nacional de Migraciones del Perú, lo que finalmente desembocó en una nueva Ley de Migraciones (6). Demás está reiterar que en este proceso tampoco participaron las mencionadas ONG.

La crisis de la situación migratoria en el Perú no se inicia con la llegada masiva de las y los venezolanos, en todo caso se hace más visible y se agudiza, porque desde varios años atrás, hombres y mujeres, madres, esposas e hijas migrantes de diversos países, hemos luchado por nuestros derechos, frente a las leyes migratorias abusivas y machistas que venían desde los tiempos de Fujimori. Esfuerzo que hicimos en solitario, con el apoyo de algunos amigos en medios, además de parlamentarios y la gente de la Defensoría del Pueblo, no así de las ONG.

Sin duda que los hermanos venezolanos merecen el apoyo en su difícil situación en Perú, pero no por razones políticas, sino humanitarias, la misma que deberían aplicarse a los de cualquier nacionalidad. Poner como excusa que su migración es masiva es negar los derechos de las minorías y el principio jurídico de que todos debemos ser tratados por igual. Lo cierto es que por motivos políticos se les dio un tratamiento especial para su ingreso y estadía, favorecidos con respecto a otras nacionalidades, pero ahora que se presentan denuncias de crímenes y delitos de venezolanos, se desata la xenofobia en los medios y el gobierno, como todo acto irracional y prejuicioso. Y como siempre, nosotras tenemos que pagar por otros, mientras nos siguen ignorando y excluyendo.  

NOTAS

  1. https://www.amnesty.org/download/Documents/AMR4616752020SPANISH.PDF
  2. https://www.elciudadano.com/latino-america/invisibilizan-trafico-de-migrantes-haitianos-en-peru-y-ecuador/07/13/
  3. https://larepublica.pe/archivo/821855-expulsion-al-estilo-urresti/
  4. https://twitter.com/carlosbasombrio/status/854384611375419394   https://www.facebook.com/445565089129026/videos/446371949048340/
  5. https://www.elheraldo.co/mundo/en-peru-rescatan-130-extranjeras-de-la-trata-de-personas-545440
  6. http://docstore.ohchr.org/SelfServices/FilesHandler.ashx?enc=6QkG1d%2FPPRiCAqhKb7yhsrs19f%2B017x5lGcQ6U3OQnU2Fwfl5YawJXoUhmVoKdG%2B%2FTOy6G2iMHOk7c%2BfJ6MBHBKWZaozZEQsIqiUNPo2xPDoXbR%2BuJk0aCcdN1SjYBqr

* Inés Agresott es directora de la organización Mujeres Migrantes Maltratadas que vela por la situación de las mujeres extranjeras en el Perú.

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