Una joven de Costa Rica denunció haber sido agredida sexualmente en abril del 2018 por el periodista Jerónimo Centurión, también director del documental “Género bajo ataque” y presidente del directorio de la ONG Promsex, justo en la época en que filmaba este documental.

“Quiero denunciar que un colaborador/empleado de Promsex Perú me abusó sexualmente, pero esta organización supo y no hizo absolutamente nada, lo que terminó pasando fue que no solo me violentó sexualmente a mí, sino a otra mujer peruana”.

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Según la joven costarricense, ella se ofreció a ayudar a Centurión en el documental que estaba filmando sobre los grupos conservadores en América Latina, puesto que era activista y conocedora del tema en su país.

“Dado que era un documental sobre fundamentalismos religiosos y con una visión de derechos humanos, yo quise colaborar con el documental, yo no conocía a este tipo ni mucho menos, todo fue en razón de que Promsex, otra organización supuestamente feminista y defensora de derechos humanos, lo respaldaba”.

Es en esta circunstancia, cuando se encontraban trabajando en la Playa Tamarindo, que el periodista alquila solo una habitación en un hotel con una cama y abusa de ella.

“Él unilateralmente decidió reservar un lugar con una única habitación y una única cama. Cuando supe, la reserva ya estaba hecha y yo le dije que no era lo ideal, pero que cada quien dormía en un lado de la cama y listo. Al supuestamente ser un defensor de derechos humanos de trayectoria y demás, jamás consideré que representara un peligro y mucho menos que como dije antes, básicamente me doblaba la edad. En todo caso, yo como víctima no tengo porqué medir peligros ni nada, nadie debería agredir sexualmente a otra persona”.

“Me empezó a tocar los senos y yo le dije que no quería, se subió encima mío y me besó sin mi consentimiento y yo le dije que no quería tener relaciones con él, como seguía insistiendo le dije que tenía una infección vaginal para ver si me dejaba en paz, pero no le importó y siguió, le repetí que no quería y aún con muchas veces decirle que no quería mantener relaciones sexuales con él y que tras de eso estaba muy cansada, me siguió tocando los senos, hasta que me hice la dormida”

Ella también señala que la obligó a trabajar muchas horas, en jornadas extenuantes, por lo que terminaba muy cansada, y su trato hacia ella no era el más adecuado, siendo pedante y dominante.

“Jerónimo Centurión quería que trabajara una cantidad de horas absurdas por día y en razón de eso me encontraba sumamente cansada. Además, siempre tuvo una actitud pedante y dominante, sin embargo, el tema del documental me interesaba y aunque pagaba muy poco por la ayuda para grabar, necesitaba el dinero”.

Manifiesta que en dos ocasiones Centurión intentó ahogarla en la playa y en la piscina, a lo que luego él llamaba “juegos”, lo que la dejaba atermorizada:

“Luego de varios días de jornadas de trabajo extenuantes y de más de 12 horas, yo manejé hasta Tamarindo (varias horas) y trabajamos un rato. Luego fuimos a la playa del lugar y de la nada me intentó ahogar según él jugando, lo que me shockeó y asustó mucho. De regreso al hotel, lo hizo nuevamente en la piscina. Yo me fui a acostar, porque no quería estar cerca y me sentía muy cansada, al punto de que me estaba quedando dormida. Ese día se tenía que grabar unas entrevistas que no recuerdo exactamente si fue antes o después de estas lo que pasó”.

Luego de lo sucedido, ella lo denunció ante su propia organización y también a la organización peruana, pero esta última no hizo nada y permitió que Centurión siguiera trabajando en el documental hasta ala actualidad, por lo que señala que lo encubrieron todo el tiempo a pesar de conocer la denuncia de violencia sexual en su contra.

“A los pocos días que sucedió, tuve una reunión informal y les conté lo que pasó, yo aún estaba en negación de que había sido víctima de abuso sexual. la directora me pidió permiso de reportarlo a la directora de Promsex. Así lo hizo el mismo día y yo no quise saber más por mi sanidad mental. Máxime que Jerónimo Centurión empezó a llamarme múltiples veces y escribirme hasta que lo bloquee de todos los medios posibles”.

“Al Promsex ser, supuestamente, una organización feminista creí que iban a tomar cartas en el asunto, sin embargo, hasta donde sé, no lo hicieron. Dado que L. me llamó hoy 18 de mayo de 2019 y me dijo que Jerónimo Centurión sigue trabajando para esta organización y agredió sexualmente a otra mujer, al parecer peruana, y que quería pedirme autorización de darme su contacto”.

“La agresión sexual a la otra muchacha, que ya es decisión de ella si la denuncia o no, y bajo cual vía, me hizo escribir este correo. Yo hablé y conté lo que me pasó por mail y en búsqueda de que no le pasara a otra mujer y ya vi que Promsex no hizo nada”.

“Es absolutamente indignante que me haya agredido sexualmente a mí, pero me resulta aún más indignante que la situación se haya reportado y que Promsex no lo haya despedido, es más, que siguiera dándole fondos para seguir viajando con su venia y bajo su patrocinio, no solo económico sino de fachada, de posición de poder”.

A través de sus redes la organización Ni una menos se pronunció sobre esta denuncia:

Apoyo

La organización costarricense en donde trabajó la joven víctima, llamada Asociación Ciudadana Acceder, se pronunció en sus redes señalando que la denuncia hecha acerca de un acto de violencia sexual contra de una de sus integrantes es cierta. Informan también que hace un año la ONG Promsex no tomó acción a pesar de conocer los hechos manifestados.

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Paro Internacional de Mujeres Perú publicó un comunicado respaldando la denuncia de la joven y cuestionando que a pesar de estas denuncias antiguas continuara como presidente ejecutivo de la ONG Promsex:

“Nos pronunciamos sobre la reciente denuncia pública contra el Presidente Ejecutivo de la ONG PROMSEX, Jerónimo Centurión, denunciado como VIOLADOR SEXUAl, como lo demuestra esta partida registral. Repudiamos que esta organización que se financia sobre la supuesta lucha de los Derechos Humanos de Mujeres y personas LGBT hayan promovido su presidencia, dejando de lado los principios que dicen defender.
Las feministas demandamos coherencia y cerramos fila contra todxs sus apañadores que se sirven en nombre las mujeres y personas LGBT. 
¡Basta de blindar agresores! ¡Basta de impunidad! Es momento de ser CLARAS sobre quiénes están (o dicen estar) en nuestras filas”. 

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Descargos

La ONG Promsex publicó un pronunciamiento en sus redes sociales señalando que tuvieron conocimiento de los hechos en abril del año pasado, y que conminaron a Centurión a que se disculpe, haciendo que el denunciado por agresión se comunicara con la víctima a través de un correo electrónico.

Según la ONG, Centurión ha sido relevado de la Asamblea y se le ha suspendido su vínculo contractual, y se ha conformado una comisión investigadora en el marco de un código de conducta vigente desde 2019.

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El periodista también ha publicado su versión de los hechos a través de su facebook personal, en esta señala que no ha cometido ningún abuso ni violencia, y que sabe que las víctimas de violencia sexual reaccionan de distinta manera, pero que la mujer que lo denuncia “debió al menos compartir lo ocurrido con su amigo activista” y no responderle de manera amable a sus mensajes como lo había hecho:

“Ante la publicación de NiUnaMenos Perú y una cadena de WhatsApp en los que se me imputa dos agresiones de índole sexual, respondo lo siguiente:

Llevo más de 20 años ejerciendo el periodismo y tengo un sólido compromiso con la verdad, con la lucha por los derechos de la mujer y la defensa del género. Pero, sobre todo, soy comunicador y sé que las verdades a medias no son verdades, que el contexto importa, que las palabras deben ser usadas con responsabilidad, más aún si se trata de denunciar a alguien de un crimen tan terrible. La siguiente descripción de los hechos cuenta con el respaldo de mensajes de texto y audios que, por respeto, no difundiré por este medio. Pero, como lo hice con Laura Grados de La Mula, puedo mostrarlos como prueba de lo que digo a quien lo requiera.

1.- Es verdad que fui a Costa Rica a grabar parte de un documental, también es cierto que trabajé con una chica, recomendada por una ONG feminista de ese país.

Es en ese contexto que decidimos viajar a playa Tamarindo. Conocerlos y convencerlos de participar era muy importante y teníamos poco tiempo. Ella es amiga de uno de los protagonistas del documental y me pareció una gran oportunidad para conocerlos y hacer tomas de ellos en la playa.

Este viaje ocurre en plena Semana Santa y playa Tamarindo es un balneario de los más populares. Por eso, conseguir alojamiento allá fue muy difícil. Lo único que hallé fue un cuarto con cama doble.

Hice la reserva vía Booking, pero luego de pagar me figuró una sola cama. Intenté cancelarlo inmediatamente. Probé modificar la reserva de mil maneras, sin suerte. Le mandé la foto de la reserva a la persona. También un audio para ver qué hacíamos, tanto ella como yo llamamos para cancelar, pero nadie respondió (tengo audios y textos de todo). Quedamos en resolverlo allá.

Fue un viaje de intenso trabajo, con apenas unas horas para conversar el día que llegamos. Luego, apenas aparecieron en escena los protagonistas, no paré de grabarlos. Día y noche. Ellos pueden dar fe de ello.

Luego de las entrevistas, ella se quedó en el hotel y yo salí a dar una vuelta. Regresé y dormí. No estuvo bien compartir cuarto, lo lamento profundamente. En ese momento no pareció un problema, pero entiendo que en perspectiva no solo se presta a especulaciones, sino que está mal.

Lo que niego rotundamente son las imputaciones de carácter sexual y la escena escalofriante que ella describe.

Soy consciente que las víctimas de violencia reaccionan de diferente manera y a su debido momento, pero tengo todos los chats y audios con ella de los días posteriores a la escena que ella describe y algo no termina de calzar. Si fuese el agresor de la escena, debió al menos compartir lo ocurrido con su amigo activista. La larga y amable cadena de conversación que tengo registrada con ella acaba con una solicitud de fotos del viaje y el siguiente texto: “Con gusto, qué tengas un buen regreso :)”

Lo concreto es que luego de que regreso a Perú, ella le expresa a la persona de la ONG que la recomendó, que se sintió acosada.

Esto es informado a Promsex en abril de 2018, les pido que hablen con ella, como corresponde, que escuchen a la víctima porque estaba y estoy seguro de lo que hice y no hice. Pero en ese momento ella prefirió no hablar. Yo envié un correo agradeciendo su enorme apoyo en la producción y disculpándome por si algún acto o palabra mía la podrían haber hecho sentir incómoda.

Eso fue todo.

2.- Hasta que, hace unos días, comenzó a circular, nuevamente por WhatsApp, una captura de pantalla del Facebook de una chica limeña que trabajó conmigo denunciándome de acosador por abrirle la puerta en toalla. El post de esta persona es agresivo, pero los hechos se remiten a eso. ¿Fue un error? Sí. Y si la hice sentir incómoda por abrir la puerta de esa manera, lo lamento. No se lo dije en su momento porque me ganó la indignación, pero entiendo que algunos hechos que los hombres normalizamos pueden generar incomodidades y debemos corregir eso.

La chica de Costa Rica se enteró de este hecho, lo interpretó como un nuevo acto de “abuso sexual” y en base a los hechos relatados hoy me acusan de haber abusado de dos mujeres.

No pido ningún favoritismo. Creo que estamos en un momento de cambio, en el que luego de siglos de violencia, las mujeres están denunciando una violencia histórica y debemos estar a la altura. Nuestro deber es escucharlas y prestarles extrema atención. Pero también creo que los medios y las plataformas de defensa de las mujeres deben ir al menos un paso más allá e intentar buscar la verdad.

Los hombres, y yo en particular, tenemos mucho por desaprender y aprender. La historia, que nos sobrepasa, así lo demanda. He cometido decenas, cientos de errores que no debo repetir. Pero la agresión y violencia sexual no son parte de ellos. Esa es mi verdad y la expongo ante ustedes pidiendo no que me crean, sino que la corroboren”.