Lucia Solis Reymer tiene 27 años, estudió Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, cuenta con un Diplomado en Género y Movimientos Feministas de la Universidad de Buenos Aires, y actualmente desempeña el cargo de Editora de Género en el Grupo La República, una labor inédita en el Perú.
Lucia, cuéntanos cómo llegas al puesto de Editora de Género de La República, tú acababas de renunciar para empezar otros proyectos, ¿qué te decidió a volver?
Yo llego al puesto de editora de género después de haber estado cerca de casi diez meses trabajando como redactora en La República, yo empecé en una sección que apoyaba y hacía notas para todas las secciones, y ya cuando los editores se dieron cuenta de los temas que más tocaba y que más conocía, se decidió crear la sección de género, en donde estaba redactando notas propias junto a otras compañeras que colaboraban para la sección.
Renuncié porque quería hacer una maestría en Estudios de Género en la Universidad Complutense de Madrid, precisamente porque necesitaba tiempo para empezar a gestionar los trámites de visado y poder estudiar, y en ese ínterin de los planes de visa, me ofrecen el puesto de editora de género, y lo acepté obviamente con mucha ilusión, porque es un gran paso no solo para mi carrera, sino para la prensa en general, porque apuesta por un periodismo con enfoque de género, feminista, que es como se ha planteado el puesto. No dudé en aceptar cuando supe cuál era el propósito real y por eso decidí volver. Trabajaré remotamente como está haciendo la mayoría de trabajadorxs por la coyuntura.
Hace poco hubo un “escándalo periodístico” por el acoso a artistas jóvenes, todas mujeres, en notas que no tenían contenido noticioso, sino que eran para generar tráfico en la web del diario. ¿Qué opinas de este tipo de información?
Hacer notas para el clickbait es una práctica que ya tiene bastante tiempo siendo utilizada. En La República, de hecho, es mucho menos que en otros medios, pero igual se utiliza algunas veces de una forma no tan sutil y otras que es casi imperceptible. Ese tipo de notas, así como las notas genuinamente, abiertamente, de contenido machista que haya podido haber, son, digamos, “normales” para una prensa web en donde uno de sus objetivos principales es tener vistas, generar tráfico, y que calza en lo que es el periodismo más tradicional, en donde se resalta la “objetividad”, donde se toma notas pensando que estamos en una sociedad igualitaria, lo cual no es así. Este tipo de prácticas son “normales” bajo el sistema machista y patriarcal en el que hemos estudiado y aprendido periodismo, y en el periodismo que vemos.
Me parece que todo tiene un límite y mucho más cuando se trata de temas que pueden incitar a la violencia de género, como ha sucedido en los últimos casos precisamente de Yanira Dávila y Mayra Couto. Desaprender esas prácticas que te comento es uno de los principales objetivos que tengo en mi puesto y que quiero trabajar en conjunto, porque ya no pueden ser normales, no podemos normalizar exponer a una mujer, porque principalmente son mujeres, al escarnio, a la cosificación y a la violencia.
¿En qué va a consistir tu labor como editora de género? ¿Tienes la potestad para revisar todos los contenidos del diario y si es necesario, ordenar cambiarlo o detener alguna publicación?
Mi labor como editora de género va a a ser armar una estrategia para que el enfoque de género sea transversal en el contenido web del Grupo La República, estamos hablando de las marcas La República, Líbero, Wapa, El Popular, y hacer que el enfoque de género sea transversal en todo el contenido, no solo en notas de la sección de género, sino también en secciones como economía o política. También brindar herramientas para que lxs redactorxs puedan aplicar este instrumento, que es la perspectiva de género, al momento de redactar y considerar temas para realizar notas.
El puesto es muy pedagógico porque yo no apunto a que simplemente se diga “esta nota no se hace porque no se puede incitar a la violencia”, sino más bien explicar, a través de capacitaciones, en la consulta diaria, en la comunicación que tenemos en la redacción, las diferencias estructurales de desigualdad que nos afectan, para que cada redactor/a pueda entender por sí mismx por qué una nota incitaría a la violencia, o por qué una foto no se puede utilizar, por qué un titular está mal o por qué no se puede usar “crimen pasional”. Apunto a ello, a más que simplemente decir no o sí y revisar para enmendar errores, a transversalizar el enfoque de género y a brindar herramientas para que se entienda de dónde partimos, qué es el periodismo con enfoque de género y que sea ya una práctica normalizada y generalizada en el diario.
Puedo revisar los contenidos del diario, de hecho es lo que voy a hacer, el tema es mucho de prevención, no solo de corregir errores, sino que directamente no existan, obviamente es un trabajo a largo plazo, pero de eso se trata. No puedo vetar publicaciones directamente, porque eso el editor tampoco puede hacerlo, pero sí buscar otro enfoque, mejorar una foto, un titular, y sí decir si una nota incita directamente a la violencia de género, no hacerla, pero no vetar temas en específico.
Es la primera vez que un diario impreso de circulación nacional incluye una editora de género, empujado por la coyuntura. ¿Cómo crees que una editora de género puede cambiar ambientes tan machistas como los de medios de comunicación más tradicionales?
Es un puesto inédito en la prensa peruana, de hecho La República ya había considerado tener una editora de género hace ya algún tiempo, la coyuntura última hizo comprender la urgencia, la necesidad que se tenía, más que de un puesto, de una estrategia por el enfoque de género. Una estrategia de transformación del contenido con otro tipo de responsabilidad por la igualdad. Es un gran paso y ojalá que todos los medios, impresos, web, independientes, puedan contar también con un puesto y una estrategia así.
Va a ser complicado cambiar un ambiente tan machista con estructuras de poder que vemos siempre, que reflejan las mismas estructuras de poder que se dan en las calles, en las empresas, y que también se dan en una redacción. Es complicado, no te voy a decir que va a ser fácil, es desaprender muchas cosas que todos tenemos normalizados, para mí también es un aprendizaje constante, pero apuesto a la pedagogía, a la enseñanza, a la conciencia, a la realidad, esas van a ser mis principales herramientas para empezar a cambiar esta normalización de contenidos sin perspectiva de género, la concientización de un problema real, estructural, histórico, que tenemos como sociedad, y entender que eso se aplica también en el contenido periodístico, y que es algo que ya no puede ser normal, ya las exigencias de una sociedad que a apuesta por la igualdad, específicamente la lucha de los feminismos, ya exige un cambio y creo que a partir de ahí es de donde tenemos que agarrarnos para empezar a transformar este contenido que se ha venido haciendo. Va a ser complicado, es un trabajo a muy largo plazo, es desaprender prácticas normalizadas, pero que poco a poco, con la enseñanza, la experiencia y sobre todo el cuestionamiento continuo se va a mejorar.