Más de tres décadas después, las y los familiares de Solano Ccayo Noa (29), víctima de la masacre de Cayara, recibirán parte de sus restos óseos que fueron encontrados en una fosa clandestina, en Llulluchapampa de San Pedro de Hualla – Ayacucho. Este jueves 21 de noviembre, la Quinta Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Ayacucho, restituirá a sus familiares, algunos restos óseos, luego de haber sido identificado el fragmento por el Equipo Forense Especializado (EFE) del Ministerio Público.
Como se recuerda, la masacre de Cayara aconteció entre mayo y junio de 1988, luego de que Sendero Luminoso emboscara a una patrulla militar y asesinara a un grupo de soldados. En represalia, agentes de las Fuerzas Armadas realizaron un operativo denominado “Persecución”, asesinando a más de treinta comuneras y comuneros cayarinos sin que se produjera un enfrentamiento con la población como pretendieron hacerlo creer en su momento.
Durante el desarrollo del juicio oral contra el exjefe político militar de Ayacucho, general José Valdivia Dueñas y otros militares por los delitos de homicidio calificado y desaparición forzada, en marzo de 2020, David Ccayo Ipurre, familiar de víctima, ofreció su declaración como testigo, ante la Cuarta Sala Penal Superior Nacional Transitoria Especializada en Crimen Organizado.
Ccayo Ipurre al igual que otros testigos narraron cómo las patrullas del Ejército se acercaron al lugar donde las y los pobladores de Cayara realizaban sus actividades agrícolas, zona conocida como Ccechua o Ccechuapamapa, ahí los rodearon para separar a los hombres de las mujeres y niños, luego de torturarlos con pencas de tuna, fueron asesinados. Uno de ellos fue Solano Ccayo.
Las esposas, madres e hijos de las víctimas a pesar de las advertencias y amenazas de los militares lograron interponer una denuncia ante la Fiscalía de Huamanga. El fiscal Carlos Escobar estuvo a cargo del caso. Al conocer de esta situación, los efectivos militares -según narraron en el juicio oral- recibieron la orden de desenterrar a las víctimas y llevarlas a las alturas de San Pedro de Hualla donde incineraron todos los cuerpos. Así cuando llegaran la Fiscalía y una Comisión del Senado no existiera evidencias del desentierro.
Al reiniciase las investigaciones en el 2005, se pudo recuperar los restos calcinados en la zona de Llulluchapampa, pero por el estado en el que se encontraban fue difícil la realización de un análisis forense. Treinta tres años después, gracias a la intervención de un equipo forense se ha podido identificar por ADN a una sola víctima, debido a la degradación de los restos óseos sometidos al fuego.
La Cuarta Sala Penal condenó a los jefes e integrantes de las patrullas del Ejército Guayacán y Algarrobo, y ordenó la captura de José Valdivia Dueñas, sin embargo no solo no han sido capturados sino que han solicitado a la Corte Suprema la aplicación de la “ley de impunidad” para que se archive el caso por prescripción.
Las y los dirigentes de la comunidad de Cayara acompañarán a la hija de Solano Ccayo a recibir una parte de los restos óseos identificado de su padre, mientras se espera que se realicen nuevos cateos y análisis forenses para la identificación de las otras víctimas.
La Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) acompañará a las y los familiares de las víctimas como lo han hecho desde 1988, así como en la diligencia de restitución y entierro que se realizará en un camposanto de Villa María del Triunfo.