Mano Alzada
Opinión

Lo que el Congreso disuelto nos dejó

La disolución del Congreso de la República se produce en el marco de un descontento generalizado de peruanos y peruanas que están cansadas de la clase política gobernante. Al margen del debate entre la legitimidad de la disolución vs “la dictadura vizcarrista”, es innegable que esta coyuntura ha llegado a calmar los dimes y diretes entre el Ejecutivo y Legislativo. 

Por otro lado, en el país de la crisis de representación, en 2016 llevamos al Palacio Legislativo a 130 congresistas y en estos tres años algunos fueron desaforados, suspendidos y sentenciados, y otros terminaron prófugos de la justicia. La mayoría parlamentaria la tuvo Fuerza Popular (73 congresistas), el Frente Amplio (20), PPK (18), APP (9), Acción Popular (5) y el APRA (5). Tuvimos 36 congresistas mujeres elegidas para el periodo 2016-2021; sin embargo, esta cifra aumentó a 39 como resultado de la mala praxis congresal que ocasionó el desafuero de algunos. Cabe señalar que las bancadas parlamentarias se modificaron en estos tres años concluyendo con 13 grupos parlamentarios. 

Según el portal del Congreso, hasta la fecha se han aprobado 423 leyes, pero tuvimos a congresistas que no han elaborado ninguna ley o han recurrido a la adhesión de otras propuesta ya realizadas, el caso más notorio ha sido el del excongresista Julio Rosas. En el lado opuesto, pese al desprestigio generalizado de la clase gobernante, también es relevante exponer a quienes han intentando ejercer su rol como corresponde, con algunas salvedades. Así tenemos a Ana María Choquehuanca (PPK), Luciana León (APRA), Maria Melgarejo (FP), Tania Pariona (Nuevo Perú) y Carlos Domínguez (FP), quienes fueron las y los congresistas más productivos, de acuerdo con la nota publicada por RPP: ¿Qué leyes ha logrado cada congresista desde que ocupó su curul?

Asimismo, en el transcurso de estos tres años, el Congreso de la República, en cierta medida, y pese a los obstáculos presentados en las propias comisiones legislativas, ha podido contribuir con la creación o  modificación de un repertorio de normativas vinculadas a erradicar la violencia hacia las mujeres. Continuando con nuestra enumeración tenemos a la  Ley N° 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar”, la Ley N° 30314 para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos, la Ley N° 27942 de Prevención y Sanción del Hostigamiento Sexual, y la Ley N° 30819, que modifica el Código Penal para endurecer las penas en casos de violencia contra la mujer. Sin embargo, reconocemos que no basta con la perspectiva legal para erradicar la violencia, se requiere de un trabajo colectivo institucional y que involucre la participación de la sociedad.

El Congreso disuelto nos reflejó que hay temas que todavía continúan siendo el “cuco” para quienes temen perder sus privilegios. La paridad y alternancia, la participación política de las mujeres, la educación superior y el Currículo Nacional de Educación son solo algunos de ellos. También nos dejaron  expresiones patéticas en cada intervención donde el terruqueo y la ideología de género fueron los calificativos más usados en estos tres años.

Otro aspecto que nos evidenció nuestro excongreso son las relaciones de poder entre grupos políticos y una ciudadanía que se manifiesta a través de nuevos repertorios de acción colectiva que muestran su rechazo en medio de la crisis de representación en el país. Aprender de los errores es una cuestión que debemos tener presente en las próximas elecciones.

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