La congresista Rocío Silva Santisteban lanzó un tweet en donde se solidarizaba con un periodista recientemente despedido de la sección de Economía del diario La República, luego de que varios de sus compañeros lanzaran la alerta de que este despido era injustificado y sospechaban que era porque el periodista se había solidarizado con una joven presentadora de televisión que venía siendo hostigada por el diario a través de noticias irrelevantes sobre ella.
En el tweet, Silva Santisteban felicitaba el espíritu de cuerpo de sus compañeros periodistas y se preguntaba si entre los columnistas iba a pasar lo mismo, etiquetándolos, pues ella, antes de ser congresista fue columnista de ese mismo diario. La respuesta furibunda y prepotente de uno de ellos no se hizo esperar. Augusto Álvarez Rodrich respondió con la pata en alto, algo que ya no es novedad, sobre todo si se trata de mujeres, recordemos que permitió que su columna fuera tomada en algún momento por un invitado que rebozaba misoginia.
Esta vez, como señala Marisa Glave, Álvarez Rodrich perdió los papeles. ¿Tanto le molestó que Silva Santisteban lo conminara a pronunciarse de alguna forma? Pues sí, porque en su molestia logró inscribir en su tweet clasismo y machismo puro. Veamos:
“¿Por qué la congresista Silva Santisteban no usa su sueldo invicto del congreso –en monto que nunca recibió antes en su vida– para entrenar a su cerebro a entrar en acción, antes que su lengua/pluma, y pregunta al diario que la tuvo de columnista antes de lanzar desafíos poseros?”.
En la frase “sueldo invicto del Congreso en un monto que nunca recibió antes en su vida” hace referencia a algo que ya sabemos de la congresista, quien antes de serlo, ella trabajaba como catedrática en una universidad privada, la Ruiz de Montoya, ganando un sueldo mucho menor, a pesar de hacer una labor más apreciable que la que hace nuestra clase política: formar a las nuevas generaciones con profundos valores éticos, con los que luego demostró coherencia hasta el momento en su actuar en el Parlamento, sobre todo en el momento de crisis que vivimos por el intento de la ultraderecha de quedarse en el Perú. La frase es un obús directo hacia la precariedad económica anterior de la congresista, no en solidaridad con esta y deseo de que algún día los profesores ganen lo que valen, sino en forma de burla, burla que solo puede ser capaz de hacer quien ha ganado sueldos altos muchos años de su vida, no importa cómo.
En la frase “para entrenar a su cerebro a entrar en acción, antes que su lengua/pluma“, el ataque es directo a la capacidad intelectual de la congresista y una velada burla a su actividad literaria, por la que ha sido reconocida en diversas instancias de la cultura. Desmerecer y deslegitimar las capacidades de las mujeres es una vieja treta del machismo, una que ha sido sustentada por prejuicios y misoginia y que hasta ahora obstaculiza que las mujeres puedan ejercer todos sus derechos y una plena ciudadanía.
El especialista en media training de poderosos demostró que sus clases no deben ser muy buenas si se le “chispotean” ese tipo de respuestas cuando alguien le hace una sencilla pregunta: se va a solidarizar o no con los despedidos del diario que le paga el sueldo que está acostumbrado a ganar en la vida.