El estallido social del 2019, que abrió la puerta a una serie de protestas y manifestaciones en las calles de Chile en contra del modelo económico neoliberal que endeudaba de por vida a los ciudadanos chilenos, y que dejó el saldo de 30 muertos, más de 400 heridos oculares debido a los disparos de los carabineros, que tienen en su haber cerca de 2 mil denuncias de abuso policial, abrió también la posibilidad de una nueva Convención Constituyente que dejaría atrás a la Constitución de la dictadura de Augusto Pinochet.
Y este domingo, Chile hizo suya esa esperanza y decidió darle la espalda a la derecha que gobernaba que no llegó ni a un tercio de los 155 nuevos asambleístas que decidirán cómo será la nueva Constitución chilena de los 1373 candidatos que se presentaron.
La Convención Constituyente será paritaria, estará formada por un 40% de independientes (48 escaños), un 33.28% de partidos de izquierda (53 escaños) y un 20.80% de partidos de la derecha (37 escaños), y con 17 escaños reservados a pueblos indígenas chilenos.
La convención tendrá un plazo de nueve meses para presentar la nueva carta fundamental, pudiendo ser ampliado por otros tres meses en una sola oportunidad. Chile le dice adiós al último recuerdo institucionalizado de la dictadura.