Rafael López Aliaga se ha caracterizado por hacer uso de un lenguaje procaz en toda su campaña presidencial, que a pesar de ser millonaria para contratar a miles de trolls que insultan en redes sociales a sus enemigos o a quienes se le enfrenten, y por un momento hacer temer que el fascismo más descarado podía disputar el poder por primera vez, ya se está desinflando.
A pesar de eso, no ha dejado de insultar, mentir y difamar a todos los que intentaran enfrentársele, sobre todo sin eran mujeres, así sucedió con la periodista Mónica Delta, quien le realizó una entrevista alturada, en donde lo confrontó de manera serena con diversa información sobre deudas en la Sunat y detenciones por sobrepasar los límites de alcohol en sangre cuando manejaba. Luego de la entrevista, López Aliaga no dejó de insultarla en todas las entrevistas en las que aparecía hasta el día de su desastrosa performance en el debate electoral organizado por el Jurado Nacional de Elecciones.
Ese día, Mónica Delta fue responsable de dirigir el debate y se comportó a la altura de un candidato deslenguado y violento, que ese día estaba desinflado, agonizante y torpe. Luego de eso, López Aliaga se disculpó con la periodista, movido más por la compasión que le tuvo Delta en su penosa actuación.
Pero fue solo cosa de un momento, porque López Aliaga volvió a insultar a otra periodista en su incontinencia e incapacidad de controlar su ira y agresividad. Esta vez fue Juliana Oxenford la víctima de su violencia. En un mitin, el político de ultraderecha le dijo “ignorante de porquería” por no estar de acuerdo con lo que él opina.
Pero ese no es el único insulto hacia las mujeres, su plancha presidencial y sus candidatos a congresistas también lo son, pues es gente que no cree en los derechos de las mujeres, y busca que sigan en una situación de sumisión y explotación. López Aliaga lleva al Congreso a personajes fanáticos que harán todo lo posible para que las mujeres no avancen, y para que las personas LGTBI sigan viviendo violencia.