Hugo Blanco, luchador social, miembro de la Asamblea Constituyente en 1978 y diputado en los 80, es blanco de una campaña de desinformación debido a que el documental sobre su vida, dirigido por Malena Martínez, recibió financiamiento estatal para su distribución nacional.
¿Quiénes levantaron la polémica sobre tan extraordinario personaje, que pasa sus años de vejez en Suecia al lado de su hija y su nieta? Otros personajes ligados a la ultraderecha, el fascismo, el fujimorismo y la corrupción, y sus brazos mediáticos. Ninguno de ellos defensores de la democracia intentan denostar a un hombre que, en compañía de cientos de campesinos, sembró los primeros avances para la revolución agraria, esta en donde los indígenas dejaran de ser considerados menos que animales y pudieran acceder a los derechos que tienen todos los seres humanos, y para que la riqueza acumulada por la apropiación de las tierras indígenas de parte de oligarcas, fuera restituida a sus verdaderos dueños, a quien las trabaja con el sudor de su frente.
Poca cosa hizo Hugo Blanco si llegamos a considerar que gracias a la chispa que detonó, hoy millones de peruanos y peruanas accedemos a educación pública, esa que solo era un privilegio de los ricos. Sin Hugo Blanco, el Perú hubiera seguido siendo un país hundido en el antidesarrollo, en la expoliación de tierras y almas, en derechos de pernada de hacendados sobre campesinas, en ignorancia y falta de recursos y capacidades.
Hugo Blanco hizo posible lo que los ricos intentaban por todos los medios evitar: la conciencia de la humanidad, de la ciudadanía y de los derechos del campesinado con el acceso a tierras y a educación, y es por eso que esta campaña macartista pretende cerrarle el paso a su historia, y que las nuevas generaciones la desconozcan.
Hugo Blanco no fue un político cualquiera y eso es lo que lo convierte en un personaje imprescindible, él hizo política con conciencia social, no para llenarse los bolsillos, gestionar prebendas, negociar liberaciones de asesinos o manejar organizaciones criminales. Hugo Blanco es la antítesis del fujimorista, del general que firma el acta de sujeción, del grupo Colina, de Martín Rivas, de Vladimiro Montesinos, de Keiko Fujimori.
Por eso, el viejo truco de asociarlo al terrorismo, que Hugo Blanco rechazó tajantemente por su perfil totalitario (como una dictadura de penosa recordación que tiene a su líder actualmente preso), es por lo más paradójico. Si el Estado peruano hubiera seguido la ruta de Hugo, si hubiera escuchado a sus campesinos, si hubiera respetado a sus indígenas, si hubiera dejado de usar como carne de cañón a las mujeres quechuahablantes, nunca hubiera existido Sendero Luminoso.
Esperamos que el documental “Hugo Blanco, Río Profundo” y el libro “Nosotros los indios” sigan circulando, se sigan difundiendo y todos y todas podamos aprender de sus experiencias. Hugo Blanco es un peruano fundamental y por eso es necesario que se conozca su voz.
