El estado de emergencia obligó que el Estado peruano disponga que las Fuerzas Armadas y Policiales salga a las calles a fin de controlar que el toque de queda ordenado desde el lunes 16 de marzo se cumpla a cabalidad.
Un estado de emergencia, que es una situación excepcional, suspende algunos derechos, como la libertad de reunión, por ejemplo, pero no suprime estos derechos, y por lo mismo que no los suprime, no crea otros. En el caso del capitán Christian Cueva Calle, que insulta, golpea y amenaza a un joven detenido en Piura, lo que está ocurriendo es un delito, no un exceso. Un exceso es detener a alguien que sale 8 pm a botar su basura, de forma comprobada que está realizando esa acción, y no que está yendo a pasear un perro por 20 cuadras. Un delito es afectar la integridad psicológica o física de una persona a través de torturas o amenazas.
Por ello, la pronta respuesta del Ministerio de Defensa, a través del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, señalando que el capitán agresor fue separado y que se le habían iniciado las medidas administrativas y legales que correspondían, da muestra de respeto a la ley y de tranquilidad a una población que tiene terribles recuerdos de abuso policial y militar.
Ningún protocolo de acción de las Fuerzas Armadas o Policiales podría incluir insultar, amenazar, hostigar, secuestrar, golpear o torturar a ningún ciudadano peruano. No es posible avalar acciones así por más que nos disgusten y nos genere mucha frustración que las personas no cumplan las órdenes dadas para evitar la propagación del coronavirus.
Este comunicado fue refrendado el domingo en entrevista para la prensa del ministro de Defensa: “Las Fuerzas Armadas deben actuar con firmeza, jamás con excesos”.
Peruanos y peruanas debemos entender que ningún estado de emergencia puede permitir abusos de nadie, ni de empresarios que obligan a trabajar a sus empleados, ni de especuladores que suben los precios, ni de bancos que siguen cobrando los mismos intereses a las deudas, ni del Estado tercerizando a lxs trabajadores de salud, ni de los militares maltratando a la población. Tolerancia cero a cualquier violencia, sea económica, estatal o militar, porque normalizarla, tolerarla, nos hace vulnerables a todxs.