Mano Alzada
Actualidad, Memoria

2010-2019: los años vertiginosos

Hubo una vez un tiempo en el que usábamos Messenger para hablar con los patas o tener citas con el ser amado, en el que el sonido del Nextel nos perturbaba a la hora de trabajar en la oficina, cuando todavía veíamos series y películas por Bluray y no existía el Spotify. Donde aún estaba de moda ver canales de cable series como Lost, Two And a Half Men o The Big Bang Theory. Donde los jóvenes aún escuchaban radio FM en el celular para enterarse de los rankings. Donde Jaime Bayly todavía alegraba los domingos mucho antes de convertirse en el talibán bolsonarista que es ahora, donde Magaly y Gisela podían hacer 20 puntos de rating sin ruborizarse, y en el que de lunes a viernes las familias peruanas se juntaban luego de trabajar o estudiar, y acurrucarse en el sofá para ver Al Fondo Hay Sitio. Donde candidatos hoy cuestionados como Castañeda, Keiko Fujimori, Toledo y Humala lideraban las preferencias para la presidencia. Y todo ello ocurrió hace apenas (o hace ya, usted decida), diez años. La segunda década del siglo XXI la iniciamos los peruanos con Alan García presidente, y la terminaremos con Alan García hecho polvo luego de dispararse en la cabeza, y el mundo la comenzó con el verbo florido y la simpatía de Barack Obama, y la terminará con un desafiante y envalentonado Donald Trump, quien el próximo año amenaza con reelegirse. Ha sido la década de los smartphones, las aplicaciones, Netflix, Tambo, el autoservicio, el regreso de la selección peruana a un mundial, un nuevo Papa, el feminismo, el electropop y el reggaetón. Los últimos diez años sí que se merecen un buen reportaje, un notable túnel del tiempo. Bienvenidos pues a los vertiginosos años 2010

2010 lo iniciamos con tragedia. Tras una crisis económica global, dos países sufrieron los embates de la naturaleza. Haití y Chile fueron las dos primeras naciones que experimentaron la furia de la tierra en esta década. Ambos lo padecieron distinto: mientras en Chile apenas hubo decenas de muertos, en Haití estos se contaban por miles, añadida la pobreza y la miseria de esta caribeña nación, caracterizada por su inestabilidad política. Paradojas de la vida, hoy la colonia haitiana en Chile es la primera más numerosa en esa nación. Acababa de morir Michael Jackson, y la farándula hollywoodense no tuvo mejor idea que hacer un remake de We Are The World, aunque no tuvieron el éxito que se esperaba. Varias naciones cumplieron 200 años de independencia en el 2010, en Argentina, por ejemplo, se hizo una puesta en escena en plena avenida 9 de julio, mientras que Chile celebró su bicentenario con la incertidumbre del rescate a los 33 mineros atrapados en San José, Copiapó. El Chichichi-lelele se convirtió en un grito de guerra global, tanto a inicios como a finales de esta década.

Pero volvamos al Perú: en el 2010, dos señoras competían por el sillón municipal de la capital. Fue una campaña con audios, escándalos y mucho show. Finalmente, la aparentemente progresista Villarán ganó por menos de un punto a Flores Nano, y tuvo una gestión bastante accidentada y luego cuestionada. Meses antes, el Perú se estremeció por el crimen contra Stephany Flores, quien fue asesinada salvajemente por Joran Van Der Sloot, quien hoy cumple condena en Piedras Gordas, y años antes de su llegada al país ya había sido retratado en una película sobre su crimen en Aruba contra Natalie Holloway.

Pero no todo eran malas noticias: la película La Teta Asustada fue la primera cinta peruana en ser nominada a los Oscars, y Mario Vargas Llosa nos dio un motivo de orgullo y se convirtió en nuestro primer premio Nobel. Su excelente prosa, dicen los entendidos, borra de alguna manera los desaciertos de su vida política. Aunque fue un actor importante para que, en el siguiente año, Ollanta Humala ganara las elecciones, luego de que toda la clase alta limeña, los grandes medios de comunicación, y como se acaba de probar, grandes empresas como Intercorp y Credicorp, cerraran filas a favor de Keiko Fujimori. Fue una victoria algo ajustada, pero que dio ciertas esperanzas al progresismo, antes de que estallaran las protestas por el proyecto minero Conga, cuatro meses después de la elección de Humala.

Mientras se desarrollaba dicha campaña, una historia truculenta llenó las portadas del diario Ojo durante seis meses del 2011: el estudiante Ciro Castillo Rojo había desaparecido en las profundidades del valle del Colca, y su desesperado padre llegó a culpar a Rosario Ponce, su entonces compañera, de haberlo asesinado. Nunca se probó tal afirmación, y Rosario siguió su vida pese a los ataques mediáticos y al acoso de ciertos periodistas. Luego del publicitado rescate de Ciro, un barrista de Alianza Lima fue lanzado de un palco por dos desadaptados, fue así que la tragedia de Walter Oyarce movió a los clubes a tener mayores dispositivos de seguridad en los partidos de fútbol, y al mismo tiempo, se vieron presionados a nombrar administradores temporales para saldar sus deudas.

A inicios de los años 2010, sagas como Crepúsculo y los Juegos del Hambre nos hacían pegarnos a la gran pantalla a los millennials, mientras que, discretamente, nacía en HBO la legendaria serie Game of Thrones que tuvo un final espectacular en mayo de 2019. A los latinos tampoco nos fue nada mal en el mundo del cine, sino pregúntenle a Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón. Si bien Roma no llegó a ganar la mejor película, su proyección en Netflix marcó un antes y un después en el mundo audiovisual. En 2011, nos enteramos atónitos que Osama Bin Laden había sido abatido por el gobierno de Obama, lo que desató la alegría de muchos estadounidenses, quienes estaban a punto de conmemorar los 10 años de los atentados del 11 de setiembre.

En los tres primeros años de la década, un periodista nos revelaba los secretos más oscuros de las cloacas del Estado norteamericano: Julian Assange y sus Wikileaks se convirtieron en héroes y villanos a la vez por revelar las constantes interferencias de la diplomacia estadounidense en asuntos internos de otros países. Hoy Assange está arrestado en Londres luego de que Lenin Moreno le rechazara el asilo antes concedido por Rafael Correa. Mientras tanto, Guillermo de Inglaterra se casaba, un lamentable maremoto sacudía Fukushima y prendía una emergencia global, surgía la primavera árabe en Túnez, Egipto y Libia con la controvertida ejecución de Muamar Gadafi, y morían celebridades como Whitney Houston. Pero 2012 también fue el año de varios One Hit Wonders, como el recordado “Gangnam Style” o Baile del Caballo de PSY.

Mientras PSY cantaba, Lima vivía momentos de caos luego del intento de desalojo en el tradicional mercado de La Parada. Un caballo fue asesinado por unos malhechores en medio de las revueltas en la avenida Aviación, mientras que cuatro personas perecen en medio de este desalojo, que nunca terminó de ser aclarado. Esta tragedia, y la caída de un muro en el río Rímac, fueron el motivo perfecto para Marco Tulio Gutiérrez de intentar revocar a la alcaldesa Villarán con todo tipo de métodos de baja estofa. Una campaña a punta de figuras artísticas y muchos memes (sí, los memes, otro gran invento de esta década) hizo que la alcaldesa siguiera, pero hasta 2014, cuando fue derrotada por Luis Castañeda.

2013 quizá fue el año que más cargó de noticias a esta década que ya se va. Luego de haber sido reelecto por cuarta vez y de padecer un cáncer terminal, Hugo Chávez moría en Caracas luego de meses de infructuoso tratamiento en La Habana. Si bien su gobierno desarrolló altos índices de popularidad y logró la inclusión de varios millones de pobres a los servicios del Estado, su muerte no hizo más que desacelerar el proceso latinoamericano del socialismo del siglo XXI, y se encumbró a Leopoldo López como referente opositor en 2014. En 2013, la Iglesia Católica vio remecer sus cimientos con la renuncia de Benedicto XVI, quien ya planeaba dos años antes en retirarse de la vida pública, aunque la gota que derramó el vaso fueron los llamados Vatileaks. Inmediatamente, el cónclave llenó de cierta esperanza a los latinoamericanos, con la elección de Francisco, el primer papa del nuevo mundo.

Luego de que el mundo llorara las muertes de Nelson Mandela, Chespirito, y los 43 estudiantes de Ayotzinapa en México (un crimen que fue encubierto por el gobierno central), vimos estupefactos como Barack Obama cedió ante Cuba en 2014, un año después de darse un apretón de manos con Raúl Castro, y decidieran retomar las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la gran isla de José Martí. Otra reconciliación notable fue la que ocurrió entre Perú y Chile luego del fallo de La Haya, en al que los peruanos pudimos ver reconocidos varios kilómetros cuadrados de mar luego de una disputa absurda de más de un siglo entre ambas naciones del Pacífico Sur.

El mundial de 2014 tuvo campeón alemán, pero sabor colombiano, con el infaltable Ras Tas Tas. Pero los jóvenes peruanos no estaban para bailes al terminar la primera mitad de la década, pues Ollanta Humala decretó junto al fujimorismo una controvertida ley de régimen laboral juvenil, conocida como Ley Pulpín, que incentivaba a la flexibilización laboral de los menores de 25 años. Fue la manifestación más numerosa de esta década en Lima, tanto así que se recorrió desde el Centro de Lima hasta Miraflores durante las dos últimas semanas del 2014.

2015, en cambio, fue un año relativamente triste, aunque al mismo tiempo de rebelión ciudadana. Dos atentados enlutaron a los franceses, uno en enero en plena redacción de la revista satírica Charlie Hebdo, y otro en noviembre, muy cerca a la Torre Eiffel. En 2015 comenzaron las primeras protestas en España contra la monarquía y a favor de la independencia de Cataluña, y surgía el movimiento político Podemos, que se inspiró en las protestas antiausteridad del año 2011, Mientras que en Argentina comenzaba la restauración conservadora, con la elección de Mauricio Macri como presidente.

2016 sí que fue un año de cambios radicales y de amenazas a la democracia. En mayo, Pedro Pablo Kuczynski tuvo que citar a Nicomedes Santa Cruz (“tú no has cambiado pelona”) para que pudiera obtener la presidencia y derrotar a Keiko Fujimori. En el imperio del norte, sin embargo, hubo una situación opuesta: una trama rusa y varios errores de campaña le costaron las aspiraciones presidenciales a Hillary Clinton, quien sucumbió ante el magnate Donald Trump: el escándalo que implicó sus declaraciones contra los mexicanos no afectó para nada en su victoria.

2016 fue el año de la consolidación de aplicaciones como Glovo, Rappi, Uber y Waze. Ya nadie quería perder su tiempo pidiendo un delivery que llegaba tarde, o tomando taxis informales. Sin embargo, la precarización creció, y estalló el conflicto de los colectiveros, así como protestas de trabajadores de dichas aplicaciones en todo el mundo. Pero la protesta que más concitó la atención de los peruanos fue la del Ni Una Menos, que fue una gran explosión del feminismo en nuestro país, luego de ser testigos del salvaje ataque contra Arlette Contreras, entre muchos otros ataques y feminicidios. Si en los 80 el peligro era el terrorismo subversivo, hoy lo es el terrorismo machista. 2016 también fue de la firma de la paz entre Colombia y las FARC, un hecho sin precedente que si bien no obtuvo la aprobación del referéndum, sí logró implementarse en el Congreso, y motivó a que Juan Manuel Santos se lleve el Nobel de la Paz. Ese mismo año, y en pleno Black Friday, moría a los 90 años el líder cubano Fidel Castro, un gran hueso duro de roer para los Estados Unidos.

En 2017 el verano calentaba, y un buen boricua que acostumbraba a cantar baladas nos dio esta sorpresa a los latinos y un gran One Hit Wonder a todo el mundo: Despacito. Tal fue el éxito que hasta Justin Bieber hizo un remix y fue elemento de parodia en varias comedias anglosajonas. 2017 fue un año de tragedias, como la del Fenómeno del Niño Costero, que se cobró la vida de varias personas en el norte del Perú, y que casi se lleva la vida de Evangelina Chamorro, y también de otras desgracias e injusticias, como un trágico incendio que acabó impunemente con tres trabajadores explotados de una galería de Las Malvinas, en el Centro de Lima.

También fue un año de ajustes de cuentas, si no, pregúntenle a PPK, quien se salvó de ser vacado tras llegar a un acuerdo con Kenji Fujimori y negociar con éxito el indulto de su padre, el exdictador. Ello desató manifestaciones en plena Nochebuena, y el llanto indignado de los familiares de las víctimas de las masacres de Barrios Altos y La Cantuta. Sin embargo, fue al mismo tiempo un año dulce para los peruanos. Un año sublime. Luego de 36 años, volvimos a jugar una copa del mundo desatando la euforia de los hinchas blanquirrojos un 15 de noviembre, donde la tierra llegó a temblar. Las lágrimas, el sudor, y las telas de las banderas ondeantes marcaron la primavera del 2017.

Esa inspiración patriota se replicó en el verano del 2018 cuando vino el papa Francisco, que motivó a que los asistentes a su gran misa llegaran a cantar barras futbolísticas y celebrar una misa con olor a muchedumbre, luego de recorrer con su papamóvil ciudades como Trujillo y Puerto Maldonado. Fue un verano turbulento debido también a la escandalosa caída del presidente Kuczynski, orquestada por Moisés Mamani, pero el otoño llenó de expectativas positivas al país luego de la juramentación de Martín Vizcarra como presidente, quien llegó a convocar un referéndum que le fue exitoso.

Todo ello ocurrió luego del escándalo Lavajuez, donde se oyeron audios en los que César Hinostroza llegó a negociar la libertad de un pedófilo, mientras que en otro, se le oye hablar de una tal señora K. Ello desata una indignación ciudadana mayor a la posterior al indulto, y motiva a los fiscales del equipo Lavajato a pedir prisión preventiva para Keiko Fujimori, quien estuvo recluida durante un año. Mientras los fujimoristas sufrían, y la ciudadanía celebraba tener una sensación de justicia, Jorge Muñoz era electo alcalde de Lima luego de un buen debate. México también celebraba, pues lograron ganarle a Alemania por primera vez en su historia, y porque luego de 30 años de gobiernos neoliberales, y con el apoyo de una estrella pop como Belinda, Andrés Manuel López Obrador fue electo presidente.

2019: ya en las postrimerías de esta década, las mujeres de todo el mundo nos cantaban que la culpa no era suya, ni dónde estaban, ni cómo vestían, y que el Estado era un macho violador. Todo ello a raíz de las protestas latinoamericanas contra el modelo neoliberal, que comenzaron en Chile y se extendieron por Ecuador y Colombia, por diversos motivos y circunstancias.

2019 fue el primer año de gobierno del neofascista Bolsonaro, quien rompió fuegos pirotécnicos en Río de Janeiro, pero llevó su fuego hasta la Amazonía, desatando una emergencia climática. Dicha crisis climática fue la que encumbró el liderazgo de una adolescente como Greta Thunberg, quien llegó a desafiar a los políticos con su desgarrador e inspirador discurso.

La crisis latinoamericana también alejó del poder a Evo Morales, quien fue derrocado del cargo por una trama liderada por Luis Fernando Camacho, Jeanine Añez y Carlos Mesa. La crisis también llegó al Perú, y aunque no hubo protestas masivas sí hubo un trabajo impecable de los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, quienes lideraron el equipo Lava Jato, el cual provocó el escozor y miedo de Alan García. Pero sus tormentos pudieron más, y una mañana soleada del 17 de abril, el Hospital Casimiro Ulloa fue testigo de su agonía y expiración, tras agarrar un arma Colt en su dormitorio, empujar el gatillo, y desvanecerse.

En el invierno, los limeños pudieron demostrar sus dotes de anfitriones con los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, llevados con gran espectacularidad. En setiembre, los predios de la avenida Abancay sucumbieron luego de que Salvador del Solar pidiera la confianza del Congreso peruano un 30 de setiembre. Esta le fue negada, y el presidente Vizcarra anunció lo siguiente. 

En fin, 10 años lo son todo, y han faltado bastantes hechos que mencionar, pero pongamos nuestras esperanzas en los diez años que vienen, los años 20 del siglo XXI, la tercera década del milenio, que ya está a la vuelta de la esquina, y promete.

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