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Actualidad, Política

Congresista, empresario y viceversa

Congresista Richard Acuña fue a la Sunedu para representar a su universidad cuando debía estar en modo congresista y no en modo empresario.

Gracias a un informe del programa ‘Panorama’, se supo que, según el registro de visitas de la oficina de la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu), el congresista de Alianza Para el Progreso (APP) ingresó a las tres de la tarde del lunes 15 de abril y se retiró cuatro horas después. Esto quiere decir que ocupó en horas de labor congresal.

Posteriormente, se supo que en el acta de la reunión quedó registrada la participación de Richard Acuña, quien argumentó que el tema tratado fue “orientaciones técnicas para el levantamiento de observaciones”. Al respecto, el parlamentario-empresario fue enfático al decir que no recae sobre él ningún tipo de responsabilidad para decidir en el centro universitario, y que su presencia en la reunión fue únicamente en calidad de representación de su directorio.

Hay que considerar que Richard Acuña fue en nombre de la Universidad Señor de Sipán, institución privada de la que es accionista, miembro del Directorio y apoderado.

Según las revelaciones y declaraciones brindadas a ‘Panorama’, estaríamos hablando de que el hijo del excandidato presidencial César Acuña habría cometido incompatibilidad de funciones, pues, según el artículo 92 de nuestra Constitución, un congresista no puede ser apoderado de una empresa, ni miembro del directorio ni tampoco representarla ante entidades estatales.

Además, el artículo 20 del reglamento del Congreso señala que, durante el ejercicio del mandato parlamentario, los legisladores están prohibidos de desempeñar cualquier cargo o ejercer cualquier profesión u oficio durante las horas de funcionamiento del Congreso.

“Sigo ejerciendo mis funciones privadas porque no vivo de la política. No veo nada de malo. No creo que sea un delito que un político sea empresario”, dijo Richard Acuña, notoriamente despreocupado de la situación.

Por su parte, el secretario general de Transparencia, Gerardo Távara, reiteró que, según el Código de Ética Parlamentaria, un congresista no puede —ni debe, si quieren ser rigurosos— realizar gestiones ante el Estado a favor de los intereses de su empresa.

“Yo desde que ingresé a la política a los 26 años dije que no iba a vivir de un sueldo. Y yo sigo desempeñándome en el sector privado porque no vivo de la política. Tengo gracias a Dios muchas empresas”, finalizó el congresista Acuña.

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