La Corte Suprema dio una respuesta contundente a los que se negaban al enfoque de género en los colegios. El Ministerio de Educación, a través de su Procuraduría, libró una batalla de casi tres años para que el enfoque no fuera disuelto por los antiderechos. Todo este esfuerzo se esfuma cuando salen la nueva ministra de Educación y el presidente de la República a unirse al coro de cucufatos que intentan esconder la sexualidad de la realidad y la vida de las y los adolescentes.
¿Qué sentido tiene que la ministra, en la Comisión de Educación, diga que los contenidos de los textos de tercero de secundaria son dañinos si ella sabe perfectamente que no lo son? ¿O que esos textos fueron hechos por infiltrados, cuando ella sabe también que eso no es cierto? Ni son dañinos ni hay infiltrados en el Minedu intentando enseñar “pornografía” al alumnado, lo que sí hay es una serie de funcionarios incapaces de enfrentarse al conservadurismo que alimenta el miedo en el Perú.
¿Cómo se les va a hablar de sexualidad a las y los adolescentes sino es explicándoles la conducta sexual? Porque, además, ellos ya lo saben, solo necesitan personas capacitadas que dirijan ese conocimiento hacia decisiones responsables sobre sus emociones, cuerpos y vidas.
Esta persecución a los que elaboraron estos textos, que no tienen nada de malo, hay que repetirlo todas las veces que se pueda, han llegado a resonar hasta en el discurso del presidente el día de ayer, quien sostuvo que “esos errores son imperdonables”. ¿Qué errores? Nada de lo que se dice en los libros ni en el enlace es equivocado?
Imperdonable es que el presidente no respete una política de Estado que beneficiará a millones de adolescentes peruanos. Imperdonable es que la ministra de Educación se haya unido al coro de la desinformación de forma tan irresponsable. Imperdonable es que maltraten a funcionarios que solo estaban haciendo su trabajo y que, para variar, lo hicieron bien. Imperdonable es que los antiderechos tengan aún voz sobre las decisiones del Estado. Imperdonable es que los embarazos adolescentes estén en aumento, que no haya ninguna ley que proteja a las personas LGTBI de la violencia que viven desde pequeños, y que las mujeres sigan siendo abusadas desde pequeñas. Esas situaciones son imperdonables, no un libro de texto que intenta explicar lo que ya todos saben.