Claire Denis (París, 1946) se encuentra, sin duda, entre las directoras de cine más importantes de los últimos treinta años y, por qué no decirlo, de todos los tiempos. El que el Festival de Cine de Lima la invite y rinda un homenaje en esta 23 edición es no solamente una acertada decisión, sino un acontecimiento para la cinefilia local y una oportunidad para la aproximación. Anotemos algunas claves para ayudarnos a comprender la trascendencia de la obra y figura de Claire Denis.
1. Sus películas suelen estar en las listas de críticos de lo mejor del año. Más allá, por ejemplo, S’en fout la mort (1990) y Beau travail (1999) figuran en la lista del conocido libro 1001 películas que hay que ver antes de morir, editado por Steven Schneider, mientras que L’intrus (2004) fue escogido dentro de los mejores filmes de la década 2000-2009 por la Cinematheque del Festival Internacional de Cine de Toronto, y White Material (2009), entre las mejores películas del siglo 21, en una encuesta formulada por la BBC a 177 críticos alrededor del mundo, así como en una top 25 de los críticos del New York Times. A su vez, High Life (2018) está entre las 100 mejores películas de la década de los 2010, según la comentada reciente lista de Indiewire.
2. Claire Denis ha forjado un estilo propio y reconocible en estos treinta años de filmografía suya. Fue criada en países como Senegal, Burkina Faso y Camerún en la época que eran colonias francesas. De allí que un tema recurrente en su obra haya sido el colonialismo y poscolonialismo, como en Beau travail (1999) y las autobiográficas Chocolat (1988) y White Material (2009), que están entre sus filmes más aclamados. En su tránsito por géneros está presente el drama bélico o la meditación filosófica, pero también el melodrama familiar y la comedia romántica. Cómo no, Denis tampoco le ha rehuido al cine erótico o el thriller de terror, hasta llegar a la ciencia ficción. Entre otros sellos, su mirada cinematográfica se posa sobre los rostros y cuerpos de sus protagonistas; y sus movimientos, a menudo pausados; otras veces, muy coreográficos.
3. Decenas de veces ha sido nominada a premios y sus filmes elegidos en selecciones oficiales en competencia de relevantes festivales de cine, incluidos los de Cannes, Venecia, San Sebastián y Sitges. Asimismo, entre sus distinciones destacadas están el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno, por Nénette et Boni (1996); el Prix SACD al mejor guión en la Semana de la Crítica de Cannes, por Un beau soleil intérieur (2017); y el premio FIPRESCI a la mejor película del Festival de Cine de San Sebastián, por High Life (2018). Todo aparte de más de un homenaje al conjunto de su carrera. Uno de ellos, el del Festival de Estocolmo, la reconoce como una directora que “continúa buscando lo que otros rechazan, siempre sin miedos, y con un ojo particular para la poesía visual”.
4. La ficción de Claire Denis parte de o ha sido inspirada por la literatura, el ensayo o el cine clásico, no obstante también por lo real, biográfico o autobiográfico. Más bien su incursión en el cine documental ha sido puntual, como en sus segmentos en los antológicos À propos de Nice, la suite (1995), sobre la ciudad francesa de Niza, y Venice 70: Future Reloaded (2013), reflexiones sobre el futuro del cine; o como en Man No Run (1989) y Vers Mathilde (2005), que han versado sobre historias de música y danza; la primera sobre Les Têtes Brulées, una banda camerunesa; la segunda sobre Mathilde Monnier, una coreógrafa francesa. De hecho, la música no está ausente del cine de Denis y notable es su preferencia por Tindersticks, una agrupación inglesa de rock alternativo que tiene publicados varios soundtracks originales para películas suyas.
5. Antes de escribir y dirigir Chocolat (1988), su ópera prima, Denis se desempeñó en la asistencia de dirección o en la dirección de segunda unidad de una veintena de películas desde 1974. Entre ellas, fue primera asistente de dirección de maestros y películas icónicas como Hanna K. (1983), de Costa-Gavras; Down by Law (1986), de Jim Jarmusch; y París, Texas (1984) y El cielo sobre Berlín (1987), de Wim Wenders. Este video de la serie “Closet Picks” de Criterion, nos da cuenta de su amor hacia autores como Dreyer, Godard, Demy, Suzuki, Hawks y Bergman. Sin embargo, nos gusta quedarnos con su relación de amistad y admiración hacia Agnès Varda: “Ella hizo cosas por su cuenta cuando nadie más podría… Estaba siempre por delante, tomando lo que ella quisiera” (Interview Magazine).
6. Agnès Varda (1928-2019) era probablemente la máxima personificación viva de la fuerte mujer directora de cine. Apostamos a que Claire Denis ocupa ahora ese lugar y representa necesaria inspiración. Para anotar muestra de ello, una directora en ascenso de firme visión es la estadounidense Greta Gerwig, quien ha dicho de Denis: “La realizadora que hizo que me enamorara del cine fue Claire Denis con Beau travail, que vi cuando tenía 19 años mientras estaba en la universidad. Yo entré cuando la estaban proyectando y me quedé fascinada porque nunca antes había visto algo así” (La Vanguardia). Específicamente hablando del presente movimiento de cine francés hecho por mujeres (Mia Hansen-Love, Céline Sciamma, Justine Triet, Emmanuelle Bercot, son solo algunas de sus integrantes), podemos hablar de Claire Denis como de quien se encuentra a la cabeza del mismo.
7. La séptima clave de este breve recuento será simplemente esta escena con Denis Lavant en Beau travail, para la historia del cine.
Ojo: El homenaje a Claire Denis en el 23 Festival de Cine de Lima incluye las películas S’en fout la mort (1990) y Les salauds (2013), así como su más reciente High life (2018). Información sobre funciones aquí. Así como un conversatorio programado para el 10 de agosto a las 11 am en la Sala Azul del CCPUCP.