Mano Alzada
Cultura, Diario de una food lover

La mejor comida thai de Lima en Ají 555

10.0
Score

Pros

  • La comida es espectacular: sabrosísima, variada y sincera.
  • La atención es diligente y presta a sugerir opciones, sobre todo, a los nuevos comensales. 
  • El local es súper fresco, iluminado y libre de ruidos molestos.

Cons

  • Ají 555 me dejó sin palabras. Lo único que podría mencionar es que continúen haciendo lo que hacen y de la misma manera: con responsabilidad y sinceridad. Sé que para las personas detrás de Ají 555 esta recomendación es y ha sido una consigna; por eso, estoy segura de que continuarán sorprendiéndonos y deleitándonos con lo que emprendan. 

Final Verdict

Ají 555 es un restaurante imperdible, con una propuesta clara y deliciosa. ¡100% recomendable!

Hey, ¿qué tal el feriado largo? ¿Se están portando bien? Les cuento que este miércoles visité un restaurante muy particular, con una propuesta diferente a lo que la mayoría de limeños está acostumbrada a probar. Se trata de Ají 555 (Av. San Luis N° 2879, San Borja). La especialidad de este establecimiento es la comida tailandesa o thai. Por mi parte, les comento que no es la primera vez que visitaba Ají 555. Ya había probado sus manjares hace como dos años, cuando el restaurante se ubicaba en Villa María del Triunfo (VMT). Recuerdo que en aquella oportunidad me acompañó Verónica, gran amiga y fotógrafa alterna de esta columna. Este miércoles, ella, así esté a mil, como sea se hizo de un tiempo para acompañarme a la visita al nuevo local de San Borja. Lo que pasa es que Vero y yo teníamos un muy buen recuerdo de los platillos que probamos en VMT y del trato que nos brindaron ¿Quieres saber por qué Ají 555 ha logrado obtener el primer 10 de Diario de una food lover? Pues sigue leyendo. 

 

 

 

 

 

Si eres de aquellas personas que carecen de sentido de orientación (como yo), no te preocupes. Ají 555 es fácilmente ubicable gracias a los dibujos en su fachada. Justo cuando Vero y yo estábamos a media cuadra, unos obreros estaban rompiendo la pista con un taladro infernal. Hacían una bulla de esas que te rompen la cabeza. Cuando los vi en la calle, pensé que había elegido un mal día para hacer la nota porque tenía miedo de que el ruido atravesase las paredes del restaurante. Afortunadamente, no fue así. No sé cómo, pero dentro del local no pudimos escuchar nada de ese ruido molesto (ufff). 

Al sentarnos, la mesera nos trajo de manera cordial las cartas. Sí, hay más de una: la que contiene platos con diversos tipos de proteína (pollo, cerdo o langostinos), la vegetariana y la de bebidas. Las tres están en español e inglés. Los platos aparecen con su nombre original, es decir, en tailandés. Pero no te preocupes: cada uno de ellos presenta una pequeña descripción con sus principales ingredientes y una fotografía. Esto es un detalle a resaltar, sobre todo porque la comida thai aún no es muy conocida en Lima. De esta manera, el cliente puede hacer su pedido sin un desconocimiento pleno sobre lo que va a probar. Además, los meseros conocen los platos y saben qué recomendar según las necesidades o exigencias culinarias de cada comensal. 

La mesera tomó nuestros pedidos y nos preguntó si los platos eran para compartir. Le respondimos con un “sí”. Por ello, nos trajo un par de platos aparte para que Vero y yo nos podamos servir. Menciono esto porque, por increíble que parezca, es la primera vez que me hacen esa pregunta en uno de los locales que voy visitando para esta columna. Sin duda alguna, refleja el grado de atención que brindan a los clientes. Buenísimo. 

 

Lo primero que probamos fueron las bebidas (sin alcohol porque teníamos cosas que hacer en la tarde-noche, ja). Teníamos una sed. Vero pidió una bebida con maracuyá y hierba luisa (13 soles); y yo, un té thai limón (12 soles). Ambas estaban súper refrescantes y con mucho sabor. Riquísimas. Eran mejor que la última Coca-Cola del desierto. Se los juro. La bebida con maracuyá ostentaba un sabor tropical, con la acidez típica de esa fruta acompañada de un punto de hierba luisa y de azúcar. Lo mismo con el té thai limón. Pedí esta bebida con poco azúcar. Me resultó súper refrescante e ideal para acompañar los platillos que pedimos. Si eres de tomar té helado, el té thai limón de Ají 555 es ideal para ti. Ah, y debo acotar que las bebidas vinieron en un sorbete de metal, la cual es una alternativa mucho más ecológica a las típicas cañitas de plástico. 

 

Como entrada pedimos Pik Gai Tod (25 soles). No se preocupen. Ya sé que no se entiende nada, pero van a saber de qué se trata por la foto en la carta. Pedimos esta entrada como para no salir aún del todo de nuestra zona de confort (no es que degustemos comida thai todos los fines de semana). Las alitas thai estaban bien fritas y jugositas. Un par de ellas estaba bañado en una salsa agridulce: muy agradable.  Otras estaban bañadas con salsa picante. Al tomar el pedido, la mesera nos advirtió que sí picaba. Y sí pica. No demasiado como para impedirnos terminar, pero sí pica. Se pueden pedir las alitas sin salsa o con ella. Depende del comensal. Esta entrada sirvió para abrirnos más el apetito y funcionó de manera ideal para presentarnos los sabores de la comida thai

Aunque no lo crean, probamos sopa. Fue el pedido de Vero. A pesar del calor, se pidió una sopa. Imagínense. Yo no lo podía creer. Siempre me sorprende con sus pedidos. Por eso mismo, disfruto de su compañía en nuestras aventuras gastronómicas: pide platillos que yo en la vida hubiese solicitado y a las finales me terminan gustando (ja). La sopa se llama Tom Yam Namsai con pollo (35 soles). Al probarla nos demostró que la comida thai es muy diferente a las gastronomías de otros países asiáticos. Si han probado comida japonesa o coreana, les adelanto que la tailandesa es otra nota. Los sabores son otros porque sus platos están hechos con ingredientes de origen thai. En Ají 555 se preocupan por poder ofrecer comida thai de verdad, con insumos made in Thailand. He allí su éxito y el secreto de la exquisitez de sus platos. El Tom Yam Namsai que probamos ostentaba una amalgama balanceada de sabores, entre lo cítrico, lo saladito y lo picantito. Y saben qué: a pesar del caluroso día, la sopa no nos abochornó para nada. La sentí súper ligera y hasta fresca (creo que por el cítrico). Increíble. 

Como plato de fondo, la genial Chani, chef principal y dueña de Ají 555, nos sorprendió con un Pad Thai de langostinos (48 soles). Para describir este plato, voy a utilizar la palabra que Vero dijo una y otra vez durante nuestra visita: ¡ricazo! Pasu. A ver, fideo de arroz bañado con una salsa de tamarindo, salteado con huevito, frijolito chino y langostinos. Cada bocado se combina a gusto con maní molido, gotas de limón y ají en polvo. Tal vez, a muchos, la salsa de tamarindo pueda resultarles muy dulce, sin embargo, los tres ingredientes mencionados lograban neutralizarla. El balance de sabores fue sublime y acompañados con el langostino… ni les cuento. Además, el frijolito chino le daba un crunchy extra a cada bocado. Ya no ya. 

Aunque no lo crean, Chani nos sorprendió con un plato más. No tengo el nombre a la mano porque aún no está en la carta (prontito, no se preocupen). Vainita salteada con pedazos de chanchito bien jugosito y tofu. Al probarla, pude sentir una vainita crocante, saladita y con un ligero toque de dulce y de picante. Toda esta delicia acompañada con arroz y un huevo montado. El huevito con la yema sin cocer provoca que al romperla el arroz quede bien mojadito. Esta mezcla, combinada con el saltado estaba para morirse. Ni en un millón de años me pedía un saltado de vainita en un restaurante, pero el que probé en Ají 555 estaba jugosito y crujiente.  

Para terminar nuestra velada, probamos un postre: Kao Niew Mamuang (35 soles). Es arroz thai (glutinoso) con leche de coco, mango y granos de soya verde, los cuales le agregaban un toque crunchy a cada bocado. No lo sentí para nada empalagoso. Todo lo contrario, se trató de un postre sutil y fresco. Vero y yo no pudimos terminar de mejor manera nuestra visita a Ají 555

Durante la sobremesa conversamos con Chani. Me entusiasmaba poder hablar con ella después de dos años de haberla visitado en el anterior local. Me alegró mucho poder constatar lo bien que sigue haciendo las cosas, con responsabilidad, sinceridad y humildad. ¡Paja! Y verla ahora donde ella se imaginaba hace dos años, me hizo el día. Este es uno de los motivos por los que me encanta escribir esta columna (además de comer y escribir, por supuesto): conocer personas a quienes les apasiona lo que hacen. Chani es una de ellas. La selección y cuidado que le pone a los insumos es de admirar. Justamente, nos mostró, entre otras cosas (como macerados, por ejemplo), cuatro tipos diferentes de albahaca que se cultivan en Tailandia (¡pueden creerlo!). Y cada una de ellas tiene un sabor y aroma diferente. Estas albahacas, así como otros ingredientes thai, más la sazón de Chani, logran reproducir en Lima la deliciosa gastronomía tailandesa, que es considerada una de las más diversas y ricas del mundo. Si aún no la has probado, te recomiendo Ají 555 a ojos cerrados. 

El nuevo local de San Borja tiene buena iluminación y ventilación. El sonido de la calle no se filtra entre sus paredes. La música del ambiente está a un volumen bajo. Hay espacio como para ir en grupo. Incluso tienen un privado para reuniones de trabajo, entre otros. Les recomiendo escribir al fanpage para mayores consultas.  Ah, y no se preocupen: los partidos de fútbol son transmitidos en el restaurante. Tranqui. 

Los viernes y sábados por la noche, los comensales pueden disfrutar de la música en vivo, tocada por un saxofonista. Así que si quieres reconciliarte con tu pareja, quedar bien (ja) o pasar una bonita velada, ya sabes lo que tienes que hacer. Te lo aseguro: con Ají 555 no hay pierde. 

Si deseas ir a almorzar o cenar, sobre todo un viernes, sábado o domingo, te recomiendo llamar para reservar (si se puede con una semana de anticipación). Ají 555 tiene una muy bien merecida clientela, así que lo mejor es reservar con tiempo. 

Horario de atención: 

Martes a sábado: 13:00-15:30 h y 19:00-21:00 h

Domingo: 13:00-16:00 h

Lunes: cerrado

Teléfono para reservar: 

(01) 6771571

 Importante:

Ahora, si vas a Ají 555, puedes participar en un concurso para un viaje a Cusco. Más información al fanpage o por teléfono. 

Related posts

Hay Festival 2022: Hildebrandt, Alarcón, Zárate, Bianchini, Picco, Nieto, Gorriti y más…

Redacción Mano Alzada
2 años ago

Qué leer, por Guillermo Nugent

Redacción Mano Alzada
5 años ago

“Buenas noticias”, danza comunitaria de mujeres asháninkas y notmatsiguengas, llega a Mazamari

Redacción Mano Alzada
2 años ago
Exit mobile version