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Cultura

Wiñaypacha: Un hito en nuestro cine

Tras ser premiada a nivel nacional e internacional, hoy jueves 19 de abril se estrena en cartelera la hermosa película peruana “Wiñaypacha”, del director puneño Óscar Catacora. Este es un hito en nuestro cine. 

Por Luis Vélez

Wiñaypacha (1), película del director puneño Óscar Catacora enteramente hablada en idioma aymara, es un hito por sus calidades. ¿Qué ocurre en este breve relato del transcurrir de una pareja de ancianos en una casita en el campo altiplánico que atestiguamos histórica para el cine peruano, este filme sobre el que estudiosos de nuestro medio han hallado similitudes con la obra de respetados referentes del séptimo arte? 

Su sobriedad nos lleva a abrazar la justa esencia de la primera acepción de trama al generar un ejercicio de meditación. Wiñaypacha sobrecoge por el reconocimiento de dimensiones humanas y naturales, entendiendo las segundas en relación, unas, a lo orgánico de las acciones y, otras, a la presencia total del entorno andino. Hay una potencia expresiva que derivándose del minimalismo y un tipo de intención documental va trascendiendo capas para ir percibiendo la geografía en su apabullante gracia de imágenes como un elemento de respeto, escenario abrumador, más aún en la vinculación que con ella establece el habitante en aislamiento. Los encuadres fijos van sucediéndose. Catacora muestra maestría en la localización de la cámara, desde la frontalidad y la altura. Este ojo observa, contempla, y captura belleza en estado puro; de allí que cada fotograma sea de una armonía pictórica policromática. Este logro mayor se asienta además en la clave inicial de lo registrado, aquello de las cosas sencillas, lo circundante, la cotidianidad de utensilios y comidas; los diálogos en sí. En sus mantas, vasijas y usos correspondientes reposa encanto. El amor que se profesan los octogenarios conduce inevitablemente a imaginar un pasado.

No obstante cierta teatralidad de la puesta en escena, es tocante la autenticidad que la cinta rezuma. Ese vivo aspecto la va desapartando de las cuadrículas con las que algunos análisis sociales formulan sus mediciones, un componente cultural genuino en el que los ritos ancestrales forman parte de la rutina despojados de grandilocuencia, una clase de religiosidad que el cine ha retratado previa y principalmente en Oriente. Es esa misma conciencia de la verdad la que la aleja de cualquier bucolismo para más bien exponer la dureza de las jornadas. Son las preocupaciones de Willka y Phaxsi, añorantes del hijo ido a la ciudad, cada vez más ancianos y solitarios, amos de un perro igual de cansado. Esta subversión de los géneros pastoriles añade, por ejemplo, al andar de los animales compañeros, tan familiar dentro del espacio visual, un ingrediente de profundo terror frente al acecho del animal enemigo. Hay amenazas que se ciernen, luego el desgarro. Nuevamente, el recurso de la mesura técnica: el canto de los personajes será el único incluido en una banda sonora sin música formal de fondo. En sí la conversación es poseedora de una musicalidad denotativa de estados de ánimo; así también, los sonidos del viento comunican naturaleza, aunque inclemencia; los de la crepitación, calor, aunque hosquedad.

Catacora ha ejecutado algo extraordinario al elevar fotográficamente este lugar de hermosura no exenta de monstruosidad, casi improbable, atemporal, ajeno y remoto: un “allá sin embargo tan aquí”. ¿Qué es el Perú en este contexto? Mucho nos dice el drama de Willka y Phaxsi por conseguir fósforos siendo que su vida prácticamente depende de ello. Se apodera la desolación y lo apocalíptico. Tras la progresión de los días, en Wiñaypacha parece cruzarse un umbral. Aparecen señales del infortunio. El trueno y el granizo nunca fueron tan lacerantes. Wiñaypacha es tanto pues un retrato de la ancianidad en abandono como una figuración del propio final de los tiempos. ¿Qué queda después de ese umbral? Como simboliza la apacheta, ofrenda del camino, recuerdo del caminante, el paso por la existencia resulta efímero y la eternidad a la que alude el título tal vez se encuentre más allá de los nevados.

(1) Producida por Tito Catacora, sus protagonistas son Rosa Nina y Vicente Catacora. Wiñaypacha se estrenó en agosto de 2017 en el 21 Festival de Cine de Lima. La celebración de crítica especializada y público asistente fue prácticamente unánime, siendo la mayor interrogante, tras sus dos únicas funciones, por qué no fue incluida en sección competitiva del festival. Volvió a proyectarse en la Tercera Semana del Cine de la Universidad de Lima y ganó el máximo premio de su Concurso Nacional de Largometrajes. Luego, la película puneña ha sido reconocida a nivel internacional, recibiendo la Mención Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Punta del Este y tres premios en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, incluyendo Mejor Ópera Prima y Mejor Fotografía. El director de fotografía es el mismo Óscar Catacora. Este 14 de abril llega finalmente a la cartelera comercial.

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