En estos días se están debatiendo en el Congreso reformas al código penal sobre violencia sexual. Entre todas las propuestas que se han hecho, una ha generado polémica: la castración química. ¿Quién la propone? El inefable congresista Yonhy Lescano, representante de Puno del partido Acción Popular, y quien en general tiene interesantes propuestas legislativas, pero también, lamentablemente, una agenda muy conservadora.
La castración química, como pretende Lescano, sería una medida que “asustaría” a los violadores, y este miedo haría que dejen de violar. No hace falta decir que es una medida a posteriori del problema, es decir, cuando la violencia ya ha sido efectuada, como las penas carcelarias altas. Medidas que no suelen resolver un problema, sino solo sancionarlo.
No sabemos muy bien quién asesorará a Lescano para proponer una medida que ha demostrado ser poco efectiva, por innumerables razones, entre ellas:
- Que la testosterona, hormona que disminuye con este tratamiento, no solo es producida por el cerebro, sino también por las glándulas suprarrenales, es decir, que a pesar de que se aplique la castración química, la testosterona seguirá produciéndose, esto se ha comprobado en pacientes con cáncer de próstata, a los que se aplicaba primariamente este fármaco, quienes han logrado tener relaciones sexuales.
- Que es un tratamiento reversible, es decir, que si deja de aplicarse el fármaco, la testosterona vuelve a producirse, y con ella el impulso sexual y la irrigación de sangre al pene para la erección.
- Que para que funcione en su totalidad debe contar con la voluntad del criminal, es decir, que por más castración química que haya, si el violador quiere violar, usará otros medios, no solo el pene, para hacerlo.
¿Por qué? Porque en una violencia sexual, no solo se activan nuestras características fisiológicas, sino también culturales. Es decir, en una sociedad tan proclive a naturalizar la violencia sexual, muchos hombres creen que forzar a una mujer a tener relaciones sexuales no es violación, o que abusar de una mujer que está inconsciente, vulnerable y no puede decidir por sí misma, no es violación, o que, si insisten muchísimo frente a la negativa de la mujer, y logran su cometido por una serie de circunstancias, cansancio, miedo, hostigamiento, chantaje, no es violación.
Incluso muchos hombres creen que esta negativa no se trata de una decisión de la mujer, sino de un ataque a su masculinidad. Algunos pueden llegar a pensar que no es que la mujer no quiera tener relaciones, sino que es una forma de castigo, de soberbia o de vanidad. Y frente a esto, frente a este ataque a una masculinidad tan frágil, violan, para castigar lo que ellos creen que es soberbia o egoísmo.
¿Cómo, disminuyendo la testosterona, se dejará de pensar eso? Si es evidente que ese imaginario tiene un sustrato cultural, que solo se cambia con cultura, una cultura que no avale la violación, que no avale masculinidades tóxicas y que no avale la sujeción de las mujeres a los deseos de los hombres, deseos de posesión y de castigo que sí pueden ser controlados, a través de una deconstrucción de estas formas de masculinidades malsanas que intentan reafirmarse continuamente por encima incluso de la vida de las mujeres.
Pero pensar en cambios culturales referidos a violencia contra las mujeres no es algo a lo que sea muy afín el congresista Lescano, es más, es un firme defensor del status quo, a través de una serie de proyectos legislativos más nocivos que otros contra las mujeres, niñas y LGTBI. Aparte de la castración química, Lescano ha sido autor de los siguientes proyectos:
Cunas salvadoras
Este proyecto de ley busca que las madres abandonen a sus hijos si no los quieren o pueden tener. Ya se han realizado diversas observaciones contra un proyecto dirigido a frenar la posibilidad de la interrupción del embarazo.
La ONG Demus sostiene que “esta propuesta de ley viola los derechos humanos de las mujeres y es totalmente antitécnica, prueba de ello es que tiene opinión desfavorable de los ministerios de Justicia y Derechos Humanos, de Salud, de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, además, cuenta con observación por parte del Ministerio de Economía y Finanzas y una opinión desfavorable de UNICEF, lo cual evidencia su inviabilidad jurídica y política por lo que no debió si quiera ser admitida a trámite ni dictaminada en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos”.
Protección del concebido producto de violación sexual
Este proyecto busca frenar la posibilidad de que se apruebe el aborto por violación sexual. Y de paso, condenar a todas las mujeres a tener al hijo de su violador, atentando contra derechos humanos básicos de las mujeres.
Hasta el momento tiene dos dictámenes en mayoría (fujimorista) aprobados en Justicia y Mujer, y un dictamen en minoría que se opone a revictimizar a las mujeres que ya sufrieron una violencia imponiéndoles una maternidad forzada y no permitiendo que puedan decidir.
Antipornografía
Este proyecto de ley busca bloquear la pornografía de todos los contenidos de Internet con el pretexto de que los niños pueden acceder a ella. Sobre ello, diversos expertos se han pronunciado en contra por inviable e inconstitucional.
El abogado y experto en redes sociales Erick Iriarte, señaló para Exitosa que es inviable: “En primer lugar, si estamos hablando de viabilidad técnica, alguien debería estar observando todo el tiempo los contenidos y lo que es y no pornografía. En internet solamente en un minuto se suben miles de fotos a Instagram que algunos podrían calificar de pornografía”.
Currículo escolar aprobado por todos los padres de familia del Perú
Este proyecto interviene en la formulación y diseño de las políticas públicas educativas obligando al Ministerio de Educación a consultar con los padres sus lineamientos. Antitécnico e inviable, solo busca entorpecer la inclusión del enfoque de género en la educación sin ninguna otra razón relevante para su aprobación.
Esta ley es promovida por ONG conservadoras que intentan entorpecer los avances en inclusión de derechos de las mujeres y de personas LGTBI en los currículos escolares, con la finalidad de que estas poblaciones sigan siendo vulnerables a la discriminación y la violencia cotidiana que ya viven desde muy pequeños en los colegios y en sus hogares.
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Hay que tener en cuenta siempre que estas leyes no surgen espontáneamente y con un afán de resolver una problemática en específico, sino que se generan en un contexto de respuesta a las acciones de las mujeres por conseguir libertad y autonomía sobre sus cuerpos. Es una respuesta reaccionaria a los avances de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Frente a ello, siempre surgen adalides del retroceso, y parece que Lescano, junto con el congresista Julio Rosas, cada uno en su propio ámbito de acción (Rosas contra LGTBI, Lescano contra mujeres) quieren coronarse como los reyes de la discriminación.