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Feminismos

Carta abierta a las autoridades: ¿A qué costo las mujeres tenemos derecho a ser universitarias?

Por Rebeca Zedano

A las autoridades: este 8 de marzo las universitarias no celebramos nada. En este día recordamos a la primera estudiante universitaria –y muy probablemente la primera jurista– en el Perú y Sudamérica: Trinidad María Enríquez Ladrón de Guevara, compañera que enfrentó a la sociedad prejuiciosa de su tiempo para no solo obtener un título universitario, sino también ejercer su profesión, y que murió sin lograr su objetivo gracias a los estereotipos –construidos por varones– que la discriminaban.

Estos “ilustres” abogados cuyos nombres se encuentran en los auditorios de las Facultades de Derecho argumentaron que la profesión de abogado –así, en masculino– requería “cierta firmeza de carácter, discernimiento superior y convicción de principios que la mujer carecía en general” y aún sin existir una norma que prohibiese de manera expresa la titulación de abogadas, le aplicaron ultractivamente las Siete Partidas, norma derogada que prohibía a las mujeres ejercer la abogacía. Pero su lucha se convirtió en un triunfo colectivo: Producto de aquel acontecimiento, el 7 de noviembre de 1908 se promulgó la Ley 801 que reconoce el derecho a la educación superior para las mujeres. Hoy las universitarias no sufrimos discriminación expresa para culminar la universidad y/o titularnos, pero sí enfrentamos a un monstruo grande instaurado en las aulas que irrumpe nuestras vidas en nuestra formación profesional: la violencia de género –entiéndase al acoso/hostigamiento sexual como una forma de violencia–. ¿Saben por qué debemos hablar del hostigamiento sexual en las universidades? Porque el hostigamiento sexual es una forma en la cual no solo se vulneran nuestros derechos fundamentales, sino también el derecho a la educación.

Es lamentable que, a la fecha, no existan cifras oficiales de víctimas y/o agresores en las universidades. No obstante, en una reunión previa con el Bloque Universitario Feminista, la Superintendencia Nacional de Educación Superior compartió algunas cifras preliminares relevantes que hoy les compartimos con muchísima indignación:

Las cifras preliminares reflejan lo siguiente:

Las universitarias hoy denunciamos a las autoridades que rigen en materia educativa porque desde 1874 estamos pagando un costo muy alto por ser profesionales, pero el silencio se acabó. Hoy exigimos una educación sin violencia de género y una reforma universitaria con enfoque de género porque nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo.

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