Dos años después de que se debatiera en el Parlamento argentino la interrupción voluntaria del embarazo, una lucha histórica de décadas de miles de mujeres y personas con capacidad de gestar en América Latina, por fin se aprobó en la Cámara del Senado, la última instancia que tenía que atravesar para que sea ley.
Con 38 votos a favor, 29 en contra y 1 abstención, la clase política argentina selló, el 30 de diciembre de 2020, la aprobación definitiva de la ciudadanía de las mujeres al permitirles decidir sobre su gestación, priorizando el deseo de ser madre o no hasta la semana 14 de gestación.
Con esta victoria histórica, que incluye también fortalecer la educación sexual integral en la educación y la gratuidad del servicio en las entidades públicas de salud, Argentina se convierte en uno de los pocos países en América Latina junto con Uruguay, Cuba, Guyana y Guayana Francesa. Chile, Colombia, Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia tienen legislaturas con causales para poder acceder al aborto. El Salvador, Nicaragua y Guatemala lo prohíben totalmente, por lo que muchas mujeres terminan en la cárcel luego de abortar.
El presidente Alberto Fernández señaló que Argentina es “una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública”. El feminismo lo logró.