Mano Alzada
Feminismos

Por qué está mal reírse (y compartir) el acoso a Mayra Goñi

La joven actriz Mayra Goñi suele hacer en vivos a través de su cuenta de Instagram para sus seguidores en donde conversa con ellxs y se actualizan mutuamente de las actividades que realizan, pero en el último en vivo que realizó, uno de los jóvenes que estaba participando decidió violentarla sexualmente enseñándole el pene.

Este es el acosador

Frente a ello, Mayra reaccionó primero con sorpresa y luego con molestia e indignación, y algunos internautas decidieron compartir la situación riéndose de lo que había pasado. Pero, ¿realmente debe causarnos risa lo que vivió la actriz?

Evidentemente no. No está bien mostrarle el pene a nadie sin su consentimiento, y tampoco está bien reírse de la violencia que vive una persona frente a un acto así. ¿Por qué? Primero, porque NADIE tiene ningún derecho a perturbar a otra persona con insinuaciones sexuales y esto incluye mostrarle los órganos sexuales. Eso solo causa molestia y dolor en la persona que es víctima de este tipo de violencia. Y segundo, porque reírte de ello significa que has normalizado esa violencia, que te parece correcta y graciosa, porque te han enseñado (o has aprendido) que no hay nada de malo en esa conducta. Significa que avalas esa violencia al justificarla, y al avalarla te conviertes en cómplice.

Violencia que tiene que acabar

El acoso sexual es un problema grave, que afecta la vida de millones de mujeres en el mundo, y que les quita calidad de vida, pues tienen que reformular sus modos de interacción en sociedad, cambiando sus horarios, su forma de vestir, las calles donde transitan y su predisposición al momento de enfrentarse al espacio público, gastando más dinero para protegerse e incluso perdiendo sus trabajos.

Esta situación de violencia sexual es vivida por las mujeres desde muy pequeñas, y la gran mayoría de estas violencias vienen de parte de hombres, a los que les han enseñado que es normal violentar a las mujeres. Es tan recurrente esa educación que prácticamente no hay mujer que no pueda contar alguna experiencia sobre esta violencia particular y lo mal que se ha sentido.

El acoso no viene de hombres desadaptados, locos, enfermos o de bajo nivel educativo que no han logrado entender las reglas de la convivencia social, sino de hombres funcionales, de todo tipo de nivel educativo, dedicados a cualquier profesión e insertos sin problemas en las dinámicas sociales, que estudian, trabajan y también acosan. Por eso justamente, es pandémico, y dificulta la vida de las mujeres al enfrentarlas continuamente al miedo de pasar por esa experiencia.

Desde hace más de una década, el movimiento feminista logró visibilizar esta problemática y cómo perjudicaba la vida de las mujeres en el mundo, generando normativas que lo previnieran y sancionaran, además de fortalecer una cultura de respeto que enfrentara el machismo que originaba que los hombres se sintieran con la autoridad, el poder y la libertad de decirle y mostrarle a las mujeres lo que quisieran de forma impune, llegando hasta tocarlas o violarlas, porque la violencia sexual es un acto de poder (no de deseo), pero aún falta mucho más para hacerles entender que acosar está mal, no es para nada gracioso, es violento y genera dolor y pérdida de oportunidades en la vida, y por ende, disminuye la calidad de esta.

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