Cuando la periodista Lorena Álvarez denunció a su pareja, el economista Juan Mendoza, de violencia física y psicológica, en octubre del 2017, este era un personaje común en medios de comunicación, muy activo en redes sociales y referente de la derecha.
Álvarez señaló en su denuncia que Mendoza, el día de la violencia, la había estado acosando por teléfono, ella lo bloqueó, pero él fue a su casa y logró que la nana le abriera la puerta, ahí la espera hasta que ella llega. Cuando lo ve, él le dice: “Vamos a hablar” y la encierra en el cuarto. Ella lo primero que piensa es “me va a matar”, y en su hijo de cinco años durmiendo en la habitación. Dentro del cuarto, la empuja sobre la cama e intenta ahorcarla , la hace arrodillarse, la sacude, la coge del cabello, y la tira al piso.
El peritaje realizado por el médico legista señala que hay signos de lesiones traumáticas recientes e incapacidad médico-legal, haciendo una observación sobre el hueso cervical, producto de los jaloneos, por lo que Álvarez tuvo que realizarse una resonancia magnética.
Pero Lorena no había sido la única en sufrir la violencia de Mendoza, la exesposa, prima hermana, y con quien había tenido una relación de 11 años desde que ella tenía 17, le escribió para contarle que había vivido lo mismo que ella, que no tenía el apoyo de su familia y que tenía miedo.
Mendoza intentó defenderse como pudo. En una entrevista para Panorama, señaló que jamás había maltratado a Álvarez, presentó un peritaje particular que contradecía al del médico legista, y leyó una carta escrita por ella en donde le decía “eres incapaz de hacerme daño, te pido perdón por avergonzarte y faltarte”, etc.
Una carta que él le forzó a escribir y que le servía para que ella no lo denuncie. “Con esta carta tengo para hacerte mierda, así que ahora te aguantas, cualquier cosa que hagas, acá tengo para fregarte”, le había dicho. Ese mismo día él la había escupido tres veces.
Como eso no funcionó, utilizó la vieja confiable de la infidelidad. Intentó justificarse de su violencia contra Álvarez diciendo que esta lo había engañado con un un alto funcionario de la Presidencia del Consejo de Ministros, y peor aún, que estaba casado.
Otro de los recursos de Mendoza fue decir que la denuncia de Álvarez era un complot político, justamente por esto es que ha sido condenado a un año de prisión suspendida y al pago de 15 mil soles de reparación civil a favor de ella por el cargo de difamación agraviada.
Han pasado dos años para que se haga efectiva siquiera una de las denuncias contra Mendoza, quien en ese tiempo, viendo que los medios de comunicación lo descartaron como analista, y solo le daban espacio prensa tipo Expreso, aprovechó para traspasar sus bienes e irse a vivir a Estados Unidos. La justicia en el Perú sigue tardando para Lorena.
