Netflix acaba de estrenar el documental Atleta A (2020), dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk, que da cuenta de los abusos a los que eran sometidos niñas y adolescentes gimnastas en sus prácticas deportivas mientras buscaban la excelencia en la gimnasia.
Todas estas niñas ansiaban alcanzar un puesto en la élite deportiva que las llevara a alcanzar el oro en una competencia olímpica, eso condicionó que aceptaran la tortura, el maltrato y la violencia física, psicológica y sexual a la que eran sometidas por sus entrenadores y médicos dentro de su federación, la USA Gymnastics.
Más de 500 niñas y adolescentes deportistas fueron abusadas sexualmente por el médico Larry Nassar en 29 años de labor voluntaria como terapeuta dentro de la USA Gymnastics, y esto fue permitido por la desmedida ambición de ganar medallas a diestra y siniestra, sin importarle a los encargados de velar por estas jóvenes, cómo impactaba su integridad la forma en que eran entrenadas: sobre la base del silencio, la lejanía de sus familias y la violencia.
El documental recrea la investigación periodística que abrió uno de los más espantosos casos de abuso sexual de niñas en Estados Unidos, solo comparado a las denuncias de pedofilia en la Iglesia Católica. Y el silencio que operó sobre estas denuncias con el mismo modus operandi para proteger a los curas: la intimidación y las represalias contra quienes denunciaron la violencia sexual, como sucedió con la Atleta A, la primera adolescentes que se decidió a denunciar a Larry Nassar en 2015.
Venciendo el miedo y todos los mecanismos de control con los que habían crecido para no revelar lo que estaban viviendo, la Atleta A, Maggie Nichols, denuncia al médico, pero su denuncia fue desestimada por Stephen Penny, el director de USA Gymnastics, a través de engaños a su familia de que se estaba desarrollando una investigación contra Nassar. Luego se descubrió que Penny nunca había informado a la policía de las docenas de denuncias de abuso sexual reportados por las niñas. Prefirió mantener la “buena imagen” de su institución para seguir consiguiendo dinero de auspiciadores que hubieran rechazado hacerlo si se descubría que tenían a un violador en sus filas. De esta forma, la ambición económica también permitió que 500 gimnastas fueran abusadas por Nassar.
A pesar de mostrar excelencia en todas las pruebas a las que fue sometidas Maggie Nichols con el fin de ir a los Juegos Olímpicos, luego de denunciar al médico, su carrera deportiva se vio afectada por medio de represalias como negarle la posibilidad de integrar el equipo olímpico.
La investigación realizada por un grupo de periodistas del periódico Indy Star de Indianápolis reunió cientos de testimonios que lograron llevar a Larry Nassar al banquillo de los acusados. En el proceso penal, sucedió uno de los actos más impactantes realizados por sobrevivientes de abuso sexual: se les permitió decir, frente a su abusador, lo que sentían. Decenas de mujeres se presentaron en la Corte y frente a Nassar expresaron su repudio por la violencia vivida. La forma en que recuperaron la voz les permitió reparar décadas de impunidad y dolor.
Nassar fue sentenciado a dos condenas de 60 años por violación sexual y posesión de pronografía infantil.
