Hoy se conmemora el Día Nacional contra los Crímenes de Odio en recuerdo del asesinato de 8 personas gays y travestis a manos de un contingente armado del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en Tarapoto, región San Martín. Ese día sería el corolario de una serie de enfrentamientos, amenazas y terror sobre la vida de la población LGTBIQ+ que se encontraba atravesada entre dos fuegos, los de los grupos subversivos y los militares.
Ha habido diversos intentos de implantar el autoritarismo en el Perú, incluso en estas elecciones vemos un proyecto autoritario intentar por tercera vez el poder con todo el apoyo de empresarios y medios de comunicación. Días como hoy nos recuerdan que las vidas de las personas LGTBIQ+ siguen en peligro, que no es fácil ser LGTBIQ+ en sociedades como la peruana, en donde su clase política, de derecha mayoritaria, ha bloqueado cualquier posibilidad de que tengamos derechos.
En el Perú, al año son asesinados un promedio de 15 personas por su orientación sexual e identidad de género, la mayoría de víctimas son mujeres trans y hombres gays, a las lesbianas, bisexuales y hombres trans tienen otra forma de victimarlos, más lenta, más opresiva, más larga en tiempo y en formas de tortura. La mayoría de estos crímenes no recibe justicia, los asesinos nunca son encontrados.
Las infancias LGTBIQ+ son las más abandonadas, ningún gobierno ha intentado protegerlas, tienen que resistir mucho tiempo hasta que pueden fugar de casa, otrxs no necesitan fugar, los echan apenas hacen evidente su diversidad, son echados de sus casas a que se ganen la vida con el sudor de sus cuerpos, sin estudios, sin apoyo, sin cama, son orilladas al trabajo sexual. Otra población olvidada son los ancianos y ancianas LGTBIQ+, sin casas de refugio, muchos viviendo dobles vidas, sin espacios de esparcimiento, y sin jubilación.
Seguimos cargando a cuestas doscientos años de abandono luego de la gesta independentista, a puertas de unas elecciones en donde dos candidatos niegan nuestras vidas, las desconocen, las rechazan, pero sabemos que una fue peor, en 30 años de fujimorismo, sus militantes en el Congreso se opusieron a todos nuestros intentos por tener leyes que nos reconozcan: el cambio constitucional para que sean las personas las que puedan casarse sin importar su género, una ley marco contra todo tipo de discriminación, una ley de unión civil, una ley contra los crímenes de odio, una ley de identidad de género, y seguimos contando.
Nosotrxs, en estas elecciones, no tenemos nada que perder, porque no hemos ganado nada, pero sabemos que con el fujimorismo perdemos todos. Socios de la corrupción, socios del conservadurismo, socios del narcotráfico. El Perú no merece esto.