Mano Alzada
Opinión, Política

¡La enfermedad no nos espera!

Escribe Nora E. Guzmán

El COVID-19 es una nueva cepa de coronavirus cuyos síntomas más comunes son fiebre, cansancio y tos seca. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea, síntomas que aparecen de forma gradual; mientras otros, estando infectados por el virus no desarrollarán ningún síntoma. Alrededor de 1 de cada 6 personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y presenta dificultad para respirar, y, aproximadamente, un 2% de las personas que han contraído la enfermedad han muerto. Es importante tener en cuenta que las personas mayores y las que padecen afecciones médicas adicionales, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave.[1]

En este contexto de pandemia mundial, el aislamiento social obligatorio decretado por el gobierno peruano resulta necesario; no obstante, en un país donde el empleo informal -es decir, la ocupación de las personas que no recibirán beneficios sociales, ni un sueldo porque durante la cuarentena están impedidas de trabajar (8 millones 871 mil 600 ciudadanos, en el 2019)-[2] es el que permite traer el pan diario a muchos hogares, dicha medida no suple con justicia la necesidad de toda la población peruana.

De manera diaria, el presidente Martín Vizcarra recita un discurso con cifras y proyecciones que buscan mantener la calma general, esto mediante disposiciones complementarias al estado de emergencia, tales como la línea 113, el bono de 380 soles, el uso exclusivo del nuevo hospital de Ate Vitarte o la Villa Panamericana. Estas son medidas que pretenden garantizar el cumplimiento de la cuarentena.

En el proceso, la Línea 113 no se abastece, por lo que se anunció la implementación de una nueva plataforma; las pruebas para realizar el descarte -que permite identificar a las personas infectadas y aislarlas-  no son suficientes, a pesar de que se espera recibir, en total, hasta el 30 de abril: 1 millón 401 mil pruebas de descarte; contamos con dos hospitales de contención, pero no tenemos materiales adecuados que protejan al personal de salud que atiende estos casos y ¿qué haremos si nos quedamos sin médicos que nos asistan?.

Los estragos de esta enfermedad han sacado a luz la desigualdad profunda, los vacíos enormes en cuestiones de salud y responsabilidad social de parte del Estado para con el pueblo.

La enfermedad de la indiferencia

Solo al enfrentarnos a esta enfermedad podemos ponernos, mínimamente, en los zapatos de aquellos que continuamente deben lidiar con este sistema de salud ineficiente, con el abandono estatal, con la indiferencia de parte del pueblo.

Todos nos indignamos cuando vemos gente que toma esta gravísima situación como un juego; pero muy pocos pensamos en que la realidad que hoy tanto nos angustia es vivida diariamente por los pobladores de Cerro de Pasco que tienen a sus niños enfermos con cáncer producto de la contaminación con metales pesados (arsénico, plomo, mercurio y cadmio) que les deja la minería, los mismos que hasta la quincena de marzo cumplían 30 días acampando afuera del Ministerio de Salud para acceder al diálogo con la exministra.

La misma situación vivida por nuestros hermanos del interior del país -Puno, principalmente- que todos los años tienen que enfrentar el friaje (3498 infectados, y 91 defunciones en el 2019)[3], o los hermanos de la Amazonía, que lidian con problemas como el dengue (1586 casos en el 2019, y 2 fallecidos) o la malaria (1685 casos en el 2019); realidad que pasa desapercibida frente al gobierno, y es ignorada por el mismo pueblo.[4]

La indiferencia ha sido naturalizada en un sistema en el que prevalece la búsqueda del bienestar individual sin importar el malestar colectivo. Paradójicamente, la llegada del coronavirus nos demuestra que el bienestar individual y el colectivo se complementan. Si actuamos con responsabilidad garantizaremos el bienestar de los demás y el propio porque detenemos, así, la expansión de la enfermedad. Pensar en el bienestar colectivo, entonces, es pensar en el bienestar propio y no se puede hablar del bienestar propio sin poner en práctica la búsqueda del bien colectivo.

Ante una medida inevitable para enfrentar una situación tan grave, nos queda demostrar HUMANIDAD

No todas las personas que se encuentran en estado de pobreza y extrema pobreza están registradas en el SISFOH, NO TODAS recibirán el bono de 380 soles que el presidente anunció. A pesar de que se está programando un nuevo bono para personas “independientes”, no tenemos la certeza de que este llegue a manos de todos aquellos que están en situación de vulnerabilidad en el momento oportuno; sin embargo, tenemos la seguridad de que no será suficiente. NO TODOS los peruanos cuentan con el servicio de AGUA POTABLE para cumplir las indicaciones de higiene como corresponde, NO TODOS tienen un hogar donde refugiarse.

Estas deficiencias no se solucionarán con un discurso a la nación diario. El coronavirus no dejará de expandirse con la promesa de un bono, sino acatando con responsabilidad la cuarentena, pero no todos tendrán las condiciones para ello; en este contexto queda ser solidarios con las personas más indefensas, donando víveres, medicamentos o alojamiento; probablemente no sea suficiente, pero será oportuno.

Es crucial, además, reflexionar en torno a nuestras convicciones y prioridades, y replantearlas. Superada la pandemia permanecerá el cáncer, la neumonía, el dengue, la malaria, la desigualdad, el sistema de salud precario: permanecerá la indiferencia estatal para con el pueblo. Y será necesario seguir pensando en colectivo, mantenernos solidarios, y conscientes de las deficiencias que, escandalosamente, salieron a luz en el marco del coronavirus. Será necesario desnaturalizar la injusticia y organizarnos para realizar un cambio verdadero, una verdadera sanación; porque la enfermedad del egoísmo capitalista no espera, esta enfermedad también mata.

Palabras clave: Coronavirus en Perú, epidemias en Perú, Sistema de salud peruano,  indiferencia estatal, bienestar colectivo, solidaridad.


[1] Organización Mundial de la Salud. Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus ( COVID 19) En https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses (23/03/2020)

[2] Instituto Nacional de Estadísticas e Informática. Empleo a Nivel nacional. En https://www.inei.gob.pe/biblioteca-virtual/boletines/empleo-a-nivel-nacional-9721/1/  (24/03/2020).

[3] Datos obtenidos a partir de la población de niños menores de 5 años y adultos mayores de 60 a nivel nacional en el año 2019.

[4] Información brindada por el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades correspondientes al periodo de enero y febrero del 2019.

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