Lamentablemente, Mario Vargas Llosa no deja de demostrar su decadencia ideológica, ahora con un artículo aparecido en el diario El País de España, con fecha 20 de junio, en donde difunde una serie de mentiras acerca de las elecciones presidenciales de segunda vuelta en el Perú.
De pasar de ser garante de la democracia a ser garante de la organización criminal de más larga data en el país, no había tanta distancia como de Madrid a Lima.
El escritor menciona las declaraciones que ha dado Lourdes Flores Nano sobre una “investigación” que hizo ella con otros abogados, en donde señala que las firmas de varias actas de votación son falsas porque no se condicen con las firmas del DNI. También les parece irregular que de pronto hayan disminuido los votos de Keiko Fujimori y que se fueran a Pedro Castillo. Según estas dos situaciones, estamos ante un fraude.
Lo que sonaría muy ridículo, sino fuera porque personajes de la talla de Vargas Llosa lo están diciendo. Las “investigaciones” de Lourdes Flores no necesitan ir más lejos que revisando las firmas de la primera vuelta, que son idénticas a las de la segunda. Es decir, quienes en un momento votaron por Keiko, luego cambiaron por Pedro. Ahí no hay fraude, hay realidad.
En vista de que su candidata perdió, Vargas Llosa no solo repite, como tantos otros exdemócratas del presente, que hubo fraude, sino que está de acuerdo con difundir mentiras que ya han sido aclaradas por el JNE, también se proyecta hacia un escenario cargado de violencia para asustar a la población, y manifiesta que una posibilidad en este escenario es volver a realizar una segunda elección, lo que sí nos sumiría en un momento violento por no respetar el voto de la población. La desesperación del fujimorismo y sus aliados no solo busca poner en peligro una elección transparente y ejemplar, sino también sembrar el miedo, la violencia, el odio, el racismo entre la población, como cuando algunos se solazaban con la matanza en el VRAEM y culpaban directamente a Pedro Castillo de esta, instrumentalizando a las víctimas y mintiendo.
No deja de ser perturbador cómo la derecha peruana se sigue negando a reconocer a un presidente legítimo, y se unen con una organización criminal para continuar manteniendo en vilo a una ciudadanía que ya está cansada de todas las argucias fujimoristas para seguir desestabilizando el país. Están mostrando su peor cara, y están quedando con el peor recuerdo para las futuras generaciones.