El 6 de febrero de este año, la directora del Hospital de San Juan de Lurigancho de EsSalud, recibió un documento con un importante pronunciamiento. Los ginecólogos de ese hospital, en salvaguarda del sagrado acto médico, le pedían, entre muchas otras cosas, que use sus facultades como autoridad de dicho nosocomio y suspenda la capacitación para la colocación de un implante hormonal anticonceptivo, programada por el Servicio de Obstetricia. La razón, un claro acto de intrusismo.
Este acontecimiento pudiera ser solo un hecho anecdótico, pero no, lamentablemente no lo es y es parte de una problemática importante que se debe abordar. Las denuncias de intrusismo y el rechazo a que la obstetricia sea considerada una carrera médica, son temas que vienen ocupando titulares de periódicos, discursos de políticos, pronunciamientos gremiales y discusiones cotidianas en los centros laborales y redes sociales entre ambos gremios.
Abordaremos el intrusismo y la obstetricia como profesión médica en dos segmentos separados, solo para poder esquematizar la problemática de una manera algo didáctica y abrir así, las puertas a un debate y no un espacio de ofensa y uso de adjetivos peyorativos.
¿Qué es el intrusismo? Según el diccionario de la Real Academia Española, el intrusismo es el ejercicio de actividades profesionales por una persona no autorizada para ello y puede constituir un delito. Entonces, ¿podemos decir que las actividades profesionales que ejercen las y los obstetras cumplen con esa condición?
Es importante poder responder esta pregunta y la respuesta podría llevarnos, tal vez, a una solución de conflictos. El ejercicio de la carrera de obstetricia está regulada por la Ley N° 27853 y esta especifica dentro de alguno de sus roles el de proveer, ofertar y administrar atención obstétrica de salud en el ámbito de su competencia, a la mujer, familia y la comunidad, en forma científica, tecnológica, sistematizada y coordinada con los demás profesionales de salud. Esta ley regula una serie de funciones, pero para centrarnos en el problema, mencionaré solo algunas:
- Dar consulta, dentro de la cual se especifica que diagnostica, prescribe, administra tratamiento especializado (en la etapa concepcional, prenatal y durante la gestación), detecta y brinda atención del riesgo obstétrico y reproductivo para su referencia a la especialidad correspondiente.
- Examinar, diagnosticar, pronosticar, monitorear, evaluar y conducir el trabajo de parto, alumbramiento y puerperio de bajo y mediano riesgo.
- Practicar cirugía menor obstétrica.
- Detectar, prevenir, atender y dar tratamiento a enfermedades de trasmisión sexual.
- Detectar y prevenir el cáncer de cuello uterino y el cáncer de mama.
- Emitir peritajes legales en el campo de su competencia profesional.
- Detectar y prevenir violencia familiar.
- Promover la educación paritaria en comunidad, bajo una perspectiva de género.
- Realizar e interpretar la monitorización fetal electrónica y detección de signos de alarma para su atención oportuna por el especialista.
- Participar en la formulación, aplicación y evaluación de las políticas nacionales sobre la salud sexual y reproductiva.
Teniendo este pequeño marco teórico y legal como sustento, me parece oportuno señalar algunos de los hechos que originan el descontento del gremio médico y la denuncia de intrusismo, como son: la realización de ecografías, colposcopias, administración y aplicación de métodos anticonceptivos, uso de monitores fetales, opiniones legales, diagnóstico y tratamiento. Esto por mencionar solo algunas de las funciones que el gremio obstétrico realiza y vienen siendo cuestionadas por los médicos, específicamente por los especialistas en ginecoobstetricia.
Voy a detenerme con un ejemplo que me parece importante señalar, hablemos de la colposcopia, ¿qué es? La colposcopia es la exploración del cuello uterino con un aparato muy parecido a un telescopio binocular y con la ayuda de una sustancia colorante, este permite que se puede evidenciar las zonas de mayor riesgo de lesiones, de esta manera se puede extraer con mayor exactitud una pequeña muestra del tejido para que se realice la biopsia y detectar el cáncer de cuello uterino.
Siendo la lucha contra este tipo de cáncer una de las prioridades mundiales y teniendo en cuenta que, de 14 mujeres con este diagnóstico 7 de ellas mueren por falta de una detección oportuna, ¿no sería bueno que más obstetras puedan utilizar esta tecnología que se encuentra en muchas regiones de nuestro país y no es usada por falta de médicos especialistas?, ¿no sería buena idea acaso que más mujeres puedan tener la oportunidad de atención oportuna y de calidad?
Otro punto que merece la pena especificar es el hecho que dentro de sus funciones se permite emitir peritajes legales, siendo también parte de sus funciones la detección y prevención de violencia familiar, así como la educación con enfoque de género, por lo que es vital que se le permita ejercer esa función de manera libre, la misma que permitiría una rápida y oportuna atención de los casos de violencia de género, que en nuestro país cobran muchas vidas mientras esperan a que se cumpla un trámite burocrático; no es justo que muchas mujeres sean revictimizadas por un sistema ineficiente, cuando existe una ley que faculta a las y los obstetras para poder cumplir con esa misión.
Y entonces, ¿de qué manera se incurre en intrusismo con estas actividades, si, según hemos detallado, la ley ampara el ejercicio de estas funciones? El uso de la tecnología y los avances de la ciencia no pueden estar dispuestos solo para un grupo profesional, pues todo ello favorece a la atención de la salud de la población, más aún si tenemos en cuenta el déficit de especialistas en nuestro país y su concentración en zonas urbanas.
Es una realidad que la cantidad de médicos especialistas frente a la cantidad de obstetras es inversamente proporcional al nivel de altura de las ciudades; mientras más altura tenga una región menos especialistas se encontrarán trabajando en ella, esto es lo que nos indican los resultados del Observatorio de Recursos Humanos del MINSA y Gobiernos Regionales en su último informe: las zonas de menos de 1000 msnm la cantidad de ginecólogos es de 899 frente a los 7006 obstetras, mientras que en zonas de más de 4000 msnm se encuentran 180 obstetras y ningún ginecólogo. Es en este escenario que se pretende obstaculizar el ejercicio pleno de las funciones de un gremio de profesionales bajo el supuesto delito de intrusismo y resulta difícil de entender la razón por la cual se impide el uso de la tecnología a quienes están presentes en todas las regiones del país, más aún si su población de acción es la mujer, grupo poblacional vulnerabilizado y siendo la lucha contra la mortalidad materna una prioridad a nivel mundial.
Un segundo planteamiento tiene que ver con el hecho de que la obstetricia es considerada como una profesión médica, ¿a qué se refiere cuando se indica que la obstetricia es una profesión médica?, ¿nos pretende decir que son médicos y que solo con esa denominación podrán ampararse legalmente para cumplir nuestras funciones, aunque no hayan estudiado lo que nosotros sí?, ¿qué es lo que dice la ley que reconoce a la obstetricia como profesión médica?
La Ley N° 23346 señala básicamente que el profesional en obstetricia está autorizado para practicar los actos médicos sin requerir la supervisión de otro profesional de salud, y con actos médicos no se refiere a que se convierte en médico, sino que puede ejercer la medicina, o sea, ejercer su conocimiento técnico para el mantenimiento y recuperación de la salud de la población de su competencia y que sus funciones le confieren, dentro del marco que la ley dispone.
Asimismo, le otorga la facultad de ser independiente, por lo tanto no se encuentra subordinada a la orden médica ni a la autorización de esta, para la realización de los procedimientos de su área y competencias, todo ello indica que puede ejercer la profesión de manera autónoma en el sector privado y de aquí se desprende una duda, ¿será esta la razón y el verdadero motivo del conflicto? Porque con esta legislación la obstetricia no solo no depende de las órdenes del médico, sino que además representa una competencia dentro del mercado de la salud. Me atrevo a afirmar que cuando se cree que la medicina es la profesión que lidera a todas las demás y no parte de un conjunto de profesionales cuyo eje central es el paciente; cuando se tiene el concepto de la salud como un negocio y no como un derecho; se verá como un enemigo a quien forma parte de tu propio equipo.
Todo este análisis nos sigue llevando a los mismos cuestionamientos que parecen no encontrar respuesta, ¿se puede hablar de intrusismo en este conflicto entre médicos y obstetras? Y de ser así, ¿es la lucha contra el intrusismo la prioridad dentro de los problemas de salud del país?, ¿el intrusismo por parte de obstetras pone en riesgo la salud de las mujeres? Y por otro lado, ¿la carrera de obstetricia debe conservar la denominación de profesión médica? Si creemos que no, ¿debemos tomar medidas de lucha en defensa del acto médico?, ¿está en riesgo el acto médico o está en riesgo la salud de las mujeres peruanas? Tenemos insumos importantes para responderlas, imagino que estos documentos ya han sido discutidos en los numerosos foros en los cuales se abordó el tema y me resisto a pensar que no exista una capacidad de análisis y comprensión de los mismos por quienes hoy levantan la bandera de lucha en contra de un grupo profesional. Así que no creo que esta perspectiva sea una novedad, pero ¿por qué no se ha resuelto el conflicto?
Al parecer, esta problemática tiene en realidad otras razones y de hecho no se resolverá mientras no exista la plena voluntad de quienes tienen la capacidad de tomar decisiones, esto solo nos hace entender que los intereses que se esconden van más allá que la protección de la integridad de las pacientes y de la propia lucha por la defensa del acto médico, ¿no será acaso el intrusismo un término que en realidad esconde un conflicto de intereses mercantiles y comerciales?, ¿o es el rezago de una lucha histórica con un claro enfoque de género? Yo me atrevo a afirmar que se trata de ambas, por una sencilla razón, la obstetricia es una carrera independiente y carece de la subordinación a la cual la medicina está acostumbrada, y es esa condición la que le permite trabajar en el mercado sin supervisión médica, lo cual representa un conflicto de los intereses económicos de quienes ven la salud como un negocio y poco les importa la salud y la vida de las mujeres.
Pero si quienes tienen una honesta preocupación por el tema no son capaces de ver esta situación bajo perspectivas diversas, la confrontación seguirá, será un escenario perfecto para que la corrupción siga infestado todo el sistema de salud, poniendo en riesgo la vida y la salud de la personas, así como también a nosotros, los servidores de salud, que vemos vulnerados nuestros derechos laborales de manera continua y sistemática, impidiendo que podamos ejercer nuestras habilidades, conocimientos y talentos en quienes son la razón de nuestra existencia.