El corrupto juez César Hinostroza, quien sigue en España un proceso de extradición en su contra de parte de la justicia peruana, no dudó en recomponer el camino que llevaba en Perú y bautizarse para formar parte de una iglesia evangélica española.
Hinostroza nos volvió a sorprender a todos, luego de su fuga, al señalar que se ha arrepentido de sus pecados y ha decidido vivir el resto de su vida conforme a la palabra de Dios.
Hinostroza es procesado judicialmente en el Perú por ser uno de los cabecillas de la banda delincuencial “Los cuellos blancos del Puerto”, compuesta por magistrados en los más altos cargos del Poder Judicial y que hacían y deshacían dentro del sistema de justicia gracias al poder que habían acumulado a través de colocar a sus amigos y aliados en puestos claves, haciendo “favores” a quienes pudieran necesitarlo para después devolverlos, con la complicidad de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura. Todo este engranaje de corrupción cayó al revelarse audios en donde se dieron a conocer cómo eran las jugarretas de los magistrados para controlar la justicia, incluso liberando violadores gracias a la Casación del Santa, elaborada y sustentada por César Hinostroza.
Ahora que se supone ha regresado al buen camino, también debería regresar al Perú a rendir sus cuentas con la justicia y dejar de mentir señalando que es un perseguido por la justicia. Sin esta prueba de real arrepentimiento por sus delitos, no valen ni diez bautizos en diez iglesias diferentes.