América Latina enfrenta el desafío de fortalecer su autonomía estratégica mediante la integración regional para evitar una fragmentación que podría ser aprovechada por potencias globales, como China y EEUU. La cooperación de las naciones del hemisferio sur, surgen así como herramientas para enfrentar la presión externa, en un escenario de desplazamiento del dólar y recrudecimiento de la crisis del BRICS.
En el marco de la Conferencia “Justicia Económica, Social y Climática para América Latina en un mundo al borde de la Guerra”, organizada por Latindadd – Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social, el investigador de UNAM (México), Óscar Ugarteche, precisó que la competencia entre China y EEUU está redefiniendo el orden mundial, con implicaciones significativas para la economía, la tecnología y la política global.
Para Ugarteche, la disputa se centra en la transición energética, donde China apuesta por las energías renovables, mientras que EEUU sigue dependiendo de combustibles fósiles. El primero ha tomado la delantera en la agenda global, mientras que la parte norteamericana se resiste a ceder su posición.
Así, el proteccionismo de EEUU se ha intensificado, lo cual lleva a una militarización de su política exterior, especialmente en regiones como América Latina. En contraste, China expande su influencia sobre el comercio y la inversión en infraestructuras, como el puerto de Chancay en Perú y el ferrocarril que conecta Etiopía y Yibuti.
“Este proteccionismo norteamericano tiene que ver con industrias declinantes, mientras China coloca productos nuevos en el mercado, como antes hicieron EEUU y el Reino Unido. La cuestión es, ¿quién pone la agenda? Hasta ahora, la pone China, y la resistencia la pone EEUU”, indicó, como parte del panel La guerra económica.
Posición respaldada por la investigadora de Conades Internacional, Ariela Ruiz, quien señaló que la participación de los países BRICS en la economía mundial ha alcanzado un 32%, y podría llegar al 34%. Su progreso contrasta con la disminución de la influencia económica de EEUU, cuya participación en el comercio global ha caído.
Ruiz Caro dijo que el déficit fiscal de EEUU ha alcanzado el 7,5%, duplicándose entre 2022 y 2023. Además, su nivel de endeudamiento es de 120% en relación a su PBI, es decir, la deuda supera el tamaño de su economía. La situación ha sido calificada como insostenible por Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, y el FMI ha advertido sobre el creciente riesgo que estos niveles de endeudamiento representan para la economía mundial.
En este contexto, el dólar muestra signos de pérdida de poder económico, mientras que el intercambio de otras monedas se está expandiendo globalmente. Ruiz Caro explicó que muchos países están deshaciéndose de los títulos de deuda emitidos por EEUU, considerados tradicionalmente como activos seguros. Sin embargo, incluso aliados como Japón, China e India están optando por adquirir oro, lo que ha contribuido al aumento de su valor.
A su turno, Guillaume Long, analista político del Center for Economic and Policy Research (CEPR) de Washington, dijo que el mundo enfrenta amenazas significativas como el cambio climático y la posibilidad de un conflicto nuclear. En la región, EEUU juega un papel crucial debido a su declive como potencia. Long sugiere que el retroceso genera una reacción de reafirmación del poder estadounidense, lo que alimenta la conflictividad global.
En este sentido, Long consideró que la revitalización de Unasur, donde Perú se mantiene ausente, podría servir como contrapeso a las influencias externas y fomentar un entorno de paz y cooperación en la región.
“El no alineamiento se logra a través de diferentes mecanismos, y uno de ellos es el regionalismo desde América Latina. La integración latinoamericana no es solo una cuestión simbólica por nuestras raíces históricas, involucra una parte estratégica y fundamental de autonomía. Pero para eso se requiere una acción colectiva que evite el divide y vencerás de las potencias”, destacó el especialista.
Los efectos colaterales de la pérdida de autonomía en la región
La onda expansiva de la influencia de las potencias en disputa no se limita solo en el terreno de lo económico. Desde 2017, el mundo ha sido testigo de un notable ascenso de las fuerzas de ultraderecha en diversas regiones, incluyendo América Latina, según análisis de Cristina Vega, analista de Flacso – Ecuador.
Para Vega, el movimiento “Con mis hijos no te metas” es un ejemplo degae esta tendencia, que ha ganado fuerza al apelar a la protección de la familia y los valores tradicionales. Este grupo, junto con otros similares, ha utilizado un discurso que rechaza el colonialismo y critica el supuesto lucro de los globalistas.
El auge de estas fuerzas se ha visto impulsado por un contexto global donde las ideologías de derecha han ganado terreno, especialmente después de la primera victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Este evento marcó un punto de inflexión que ha influido en el panorama político de varias naciones, fomentando un resurgimiento de políticas conservadoras.
Pero los efectos de esta irrupción también alcanzan a la sociedad civil. Carlos Zapata, presidente del Instituto Popular de Capacitación (IPC), ha manifestado que las economías ilegales, que incluyen al narcotráfico y minería ilegal, ha evolucionado desde los años 90, cuando se centraba en parasitar economías populares y comunitarias.
Actualmente, estas prácticas se han expandido más allá de las fronteras colombianas, afectando a 16 países de la región y llegando incluso a España y ciudades de Estados Unidos con comunidades latinas. Un ejemplo destacado de esta expansión es el modelo del “gota a gota” o “paga-diario”, un sistema de microcréditos ilegales que se ha arraigado en diversas naciones.
Este sistema, vinculado al lavado de activos provenientes del narcotráfico, se dirige principalmente a personas fuera del sistema financiero formal, quienes son las más vulnerables.