A diferencia de muchas instituciones y autoridades que vienen dando el ejemplo, el Congreso ha sido la excepción. La juramentación de los congresistas en plena emergencia ha sido una irresponsabilidad. Un evento que congregó a más de 130 personas, sin mascarilla, sin distancia social y con besos y abrazos incluidos. Dicho sea de paso, un congresista llevó consigo a sus dos niñas. Este acto protocolar, en las condiciones realizadas, ha sido negativo por donde se le mire: expuso la salud de muchos y representa un mal gesto de cara a la ciudadanía, pues deja el mensaje de que si ellos pueden incumplir lo indicado, todos podemos hacerlo también.
La situación se vuelve aún más grave si consideramos que el congresista Chacón ha deslizado la posibilidad de un posible contagio, pues su hijo regresó del extranjero con malestar, estuvo con él, y luego de ello, juramentó y estuvo en contacto con otros congresistas. Es decir, cabe la posibilidad de que muchos congresistas y trabajadores con quienes estuvieron en contacto se encuentren infectados. A pesar de esto, la Mesa Directiva del Congreso ha emitido un comunicado señalando que los congresistas regresarán a sus circunscripciones para colaborar con las autoridades locales, a pesar de la orden de inamovilidad social. Una serie de hechos que reflejan una sola cosa: irresponsabilidad.
Lo que debieran hacer los congresistas es quedarse en Lima para evitar esparcir el virus e implementar el teletrabajo, sesionando y tomando acuerdos vía virtual. Lo responsable sería esperar, mínimamente, a tener la certeza de que no están infectados. Hay muchas cosas que pueden gestionar desde donde están: implementar canales virtuales para canalizar demandas, dar seguimiento a las denuncias de los trabajadores, presionar para cubrir las necesidades de sus departamentos con respecto al sector salud, velar por la situación de las personas que se encuentran varadas en el extranjero, acompañar y presionar para establecer protocolos ante las denuncias de maltrato infantil recientemente reportadas. A la par de ello, ir preparando paquetes de leyes que permitan paliar los efectos económicos negativos que desde ya está generando el coronavirus, trabajar para detener el abuso de las AFP, velando por la libre disponibilidad de los fondos; preparar la eliminación de regímenes lesivos para los trabajadores, entre otras agendas. Estas podrían ser algunas ideas importantes, lo fundamental ahora es que los congresistas deben ser responsables y coherentes, sobre todo en estos momentos difíciles para el país.