En entrevista realizada para el diario El Comercio el domingo, Verónika Mendoza, líder del Movimiento Nuevo Perú, organización política que busca las firmas necesarias para inscribirse y competir en las elecciones nacionales, reconoció que Venezuela era una dictadura.
Frente a la pregunta de si coincidía con el congresista de su bancada, Alberto Quintanilla, en sostener que Venezuela era una dictadura respondió que “sí, puedo decir que Venezuela es una dictadura”. Sin invisibilizar los matices que existen en el Nuevo Perú, en donde hay partes preocupadas por la injerencia de Estados Unidos en las políticas latinoamericanas, y otros preocupados por las violaciones de derechos humanos, este reconocimiento la acerca a la realidad que vive el vecino país en donde la crisis económica y humanitaria obliga a salir todos los días a cientos de venezolanos.
Recordemos que en las elecciones presidenciales del 2016, esta fue una demanda de determinada población, pero sobre todo de la prensa y de políticos de derecha, para que la candidata se pronunciara respecto al tema. A pesar de la negativa de llamar dictadura al gobierno de Maduro, a la que consideró una “democracia débil”, la candidata presidencial ocupó el tercer puesto en las elecciones con más de dos millones de votos, por una propuesta que reivindicaba los derechos de las personas y la necesidad de cubrir las necesidades básicas de la población, sin corrupción.
A la pregunta de si aún considera que Venezuela es una democracia débil, Mendoza señaló que “la situación se ha ido precarizando cada vez más en Venezuela; la crisis política, económica, social y una separación de poderes inexistente. Es una situación dramática que nos preocupa y por eso apelamos a que la comunidad internacional pueda ayudar a resolverla democráticamente y no de forma violenta. Ahora, no vamos a caer en el juego del señor Kuczynski, quien está manoseando hipócrita y perversamente el tema para lavarse la cara, ni permitiremos que se utilice para anular nuestro proyecto político. Nuevo Perú no quiere llevar al país a la misma situación que vive Venezuela. Nuestro modelo no es el de Venezuela”.
Desde hace unos meses, el Perú ha establecido una política de puertas abiertas para los ciudadanos venezolanos, con permisos de trabajo automáticos y posibilidad de convalidar sus profesiones en nuestro país; condiciones que no se les ha dado a otros migrantes que vienen desde años reclamando por un trato justo, igualitario y sin discriminación, como las madres migrantes quienes vienen empujando cambios normativos en la Superintendencia Nacional de Migraciones que les permiten escapar de la violencia familiar si viven con un peruano agresor y tienen hijos con él, como informamos en esta nota de Mano Alzada.