La lucha contra el estigma es una constante en el mundo de aquellas poblaciones, comunidades y organizaciones que suelen ser aplastadas por el aparato mediático hegemónico, y añadiríamos, blanco, de derecha y heterosexual, que construye sobre ellas historias de terror, violencia y muerte que hacen imposible el entendimiento de unos y otros.
Por eso, la posibilidad de que las y los sin voz tengan una voz es fundamental, no solo para romper el cerco que pretende satanizarlos, sino también para sumar a lo que todos soñamos como sociedad: una en donde el diálogo, el conocimiento y la reconciliación produzcan el perdón y la paz.
En ese camino se encuentra este libro, que recopila las historias de cinco mujeres: Gloria, Luci, Alejandra, Kathe y Laura, que muy jóvenes compartían la misma ansiedad por doblegar la imperiosa exclusión a la que habían estado condenadas ellas, sus familias y su país.
Desde mujeres viviendo en el círculo de la pobreza extrema hasta jóvenes graduadas de Medicina o Administración de Empresas, unidas por un sueño común: construir una sociedad diferente, que les perteneciera a todos, que erradicara las enormes diferencias en las que vivían unos y otros a través de la organización y el continuo desplazamiento, paradójicamente para evitar la expulsión de la tierra que amaban.
Como señalan en la introducción a estos testimonios, “las mujeres todas, las insurgentes y las civiles (ahora ya todas somos civiles), tenemos muchas razones, quizás más que las de todos, para arribar a este nuevo país que desconocemos: la Colombia de la paz. Una Colombia que sea capaz de tramitar las divergencias sin aniquilar al otro o a la otra. Donde cese la guerra, pero también todas las formas de violencia y de exclusión contra las mujeres”.
Un sueño inconcluso aún en el Perú en donde aún la maquinaria mediática del poder estatal y económico no han permitido forjar una posibilidad de reconciliación entre los nuestros.