Pocas personas confían en el nivel periodístico del portal web Lima Gris, que en sus “investigaciones” suelen hacer un uso abusivo de las inferencias y las sospechas, sobre todo ante la ausencia de pruebas de lo que supuestamente denuncian. Situación que volvió a ocurrir en el intento de desprestigiar la convocatoria de adquisición de miles de libros por un valor de más de 10 millones de soles realizado por el Ministerio de Cultura.

Según el medio, a través de la nota “Algo se pudre en el Ministerio de Cultura”, el Mincul habría elegido algunos libros, entre los cientos que se han adquirido a numerosas editoriales, muchas en crisis por la pandemia, que no eran adecuados para el público lector, sobre todo por ser extranjeros (¿?) o porque sus autores han ganado algún premio del Mincul, como si la adquisición se hiciera a los mismos autores y no a las editoriales, o porque ningún autor de una editorial específica fue elegido o porque son cercanos a Vargas Llosa (¿?).

La nota es un ejemplo concreto de una denuncia abusrda, llena de subjetividades e incluso llega al nivel de la difamación con su continuación: “Conoce a los expertos que seleccionaron los libros para el MINCUL, y el conflicto de intereses detrás de ello”, esta vez firmada por Luis Felipe Alpaca. En esta, aparte de cuestionar a algunos de los especialistas que seleccionaron los libros, acusan abiertamente a la escritora Karina Pacheco y al ilustrador Miguel Det de conflicto de intereses y de haberse beneficiado de la adquisición. A la primera por ser parte también de una convocatoria del Mincul, pero que nada tiene que ver con la que estos reportajes están señalando. Pacheco está revisando las ayudas a organizaciones culturales que se han visto afectadas por la pandemia y tiene que revisar cada día decenas de legajos de personas que están solicitando la ayuda, nada que ver con la adquisición de libros.

Debido a ello, las personas señaladas decidieron responder en sus redes sociales.

Karina Pacheco

“Hay un medio llamado Lima gris dedicado a difamar alegremente a quien no le rinda pleitesías y con una impunidad inaudita sesga información para dar aval a sus difamaciones. YO NO VOY A PERMITIR que hagan esto conmigo. En su denuncia de la convocatoria del Ministerio de Cultura para adquirir una lista de 477 títulos para bibliotecas, manipulando información, Lima gris da a entender que yo soy parte del jurado que ha seleccionado novelas de mi autoría entre esos 477 títulos. Para ello, de manera deleznable, colocan en su denuncia mi nombre, utilizando mi aparición como parte del jurado de una convocatoria totalmente distinta (claro, se cuidan las espaldas señalando en letras resumidas y chiquitas cuál es esa otra convocatoria, saben bien que de no hacerlo podrían enfrentar una demanda judicial de mi parte). Pero lamentablemente, un gran número de lectores se queda con las primeras palabras, y de esa manera, por esa manipulación gris de la información, yo aparezco como responsable de un asunto doloso. Ese es el estilo de ese medio cuando quiere ensañarse con alguien que cuestiona sus bajezas.

En atención a las personas que me conocen y aprecian, aclaro aquí unas cuantas cosas y de paso dejo algunas preguntas:

1) Yo soy uno de tres miembros de un jurado que evalúa la Línea 4 (hay otras tres líneas) de ayudas que el Ministerio de Cultura ha convocado para apoyar a trabajadores independientes de la cultura, asociaciones culturales e instituciones que demuestren la afectación de sus actividades e ingresos por la pandemia (ver: https://apoyoscovid19.cultura.gob.pe/). En la práctica, toma la manera de concurso puesto que son miles las solicitudes que han postulado y el presupuesto es limitado. Como jurado, nosotros (el escritor Sandro Bossio de Huancayo, la experta en gestión cultural Patricia Fernández de Lima y yo como escritora y antropóloga del Cusco), evaluamos las que han sido declaradas aptas por el Ministerio: debemos sopesar la coherencia de la solicitud y de las actividades culturales que pretenden financiar, así como verificar medios probatorios de trayectoria y de afectación previa a la pandemia presentados por esas personas e instituciones. ¿Qué tiene que ver mi participación como jurado en esta línea 4 con esa otra convocatoria para la adquisición de libros?

2) Para mi descargo debo añadir algo que hubiera preferido mantener en los márgenes de la modestia. En la convocatoria de ayudas de esa Línea 4 donde sí soy jurado, los trabajadores independientes de la cultura pueden obtener hasta 7500 soles para su proyecto truncado; las asociaciones hasta 35.000 soles; y las editoriales y otras instituciones vinculadas al libro hasta 75.000 soles. Yo tengo una editorial independiente de reconocida trayectoria, afectada en sus ventas y publicaciones por la pandemia, debidamente registrada; por tanto, podría tranquilamente haber postulado a esa convocatoria de ayudas para así beneficiar a mi editorial de esa jugosa oportunidad. Decidí no hacerlo por dos motivos que para mí son importantes: No me parecía solidario dado que no me hallo en situación de vulnerabilidad económica y creo que estas ayudas son de emergencia. Además, obtener una ayuda del Estado en el terrible contexto de la pandemia, sin hallarme en situación de precariedad sencillamente no me parecía ético.

3) Por todo ello, que venga un medio gris a cuestionar mi transparencia y mi ética no solo me indigna, me subleva. Al punto que ya estoy invocando a todos los rayos para que pongan a esa gente en su sitio.

4) Precisamente porque no me he postulado yo ni tampoco a mi editorial, Ceques Editores, a esas ayudas, y por tanto no había ninguna incompatibilidad, y como antropóloga, editora y escritora conozco bien el funcionamiento del sector, me convocaron a ser miembro del jurado de la línea 4 de ayuda (Replanteamiento de la oferta de bienes, servicios y actividades culturales). Por mis labores como jurado a lo largo de tres meses, la remuneración que recibo es risible respecto a la que hubiera podido conseguir para mi editorial si optaba por presentarla a esa convocatoria de ayudas. Mis dos compañeros y yo nos pasamos semanas enteras, mañana, tarde y noche, revisando las oleadas de expedientes que van llegando, verificando trayectorias y pruebas, algo muy importante porque lamentablemente, en medio de todo esto hay postulaciones que incluyen información fraudulenta, o solicitudes que inflan costos de maneras llamativas, y estamos en la posición nada sencilla de verificar que esas ayudas del Estado peruano lleguen a quienes cumplan con los requisitos elementales y fundamentados.

5) De otro lado, que en esa licitación para la compra de 477 títulos incluya cuatro de mi autoría y una antología donde figuro como compiladora, solo me puede alegrar (y aclaro, que no somos l@s autores quienes los vendemos, sino las editoriales que nos han publicado. Uno de esos títulos, además -La voluntad del molle- está agotado hace años, y la antología de relato de Ceques, ni siquiera la comercializo ni la puedo licitar yo). Ha sido por la misma Lima gris que entiendo por qué mis libros aparecen en esa lista, como los de muchas otras autoras nacionales, dado que el punto 3 destaca la adquisición de libros de mujeres en historia y letras. Yo he publicado hasta el momento seis novelas, cuatro libros de cuentos, he sido editora de una antología de relato iberoamericano. Como antropóloga, he publicado además cuatro libros sobre identidades regionales, racismo, discriminación e historia de reservas naturales de la selva peruana; cuestión aparte, en Europa he sido editora de dos libros sobre las relaciones políticas y de cooperación entre la Unión Europea y América Latina. Ya que parece que Lima gris está obcecada en mostrar que no tengo ningún merecimiento para que algunos de mis libros estén en esa lista (además de difamarme), aprovecharé esta oportunidad para airear mis otros trabajos sin humildad y con desparpajo.

¿Por qué Lima gris pretende difamarme de una manera tan burda? Será por qué hace años retiré de mi lista de “amigos” de facebook a sus gestores y sus amiguetes, harta de las difamaciones y abusos que les he visto lanzar contra mucha gente honesta. O será porque jamás reposteo ni celebro sus publicaciones porque en mi opinión, quien esparce veneno como tradición no deja de ser tóxico ni aun cuando en ocasiones publique algo que no sea veneno. Punto.

Becky Urbina

“La verdad, la verdad, había decidido no pronunciarme sobre este asunto, porque considero que es darle pantalla a una página que de periodismo serio no tiene nada. Pero, a la vez, claro que me indigna que utilicen mi nombre y el de otras personas que respeto y admiro, para tergiversar, difamar y dar información inexacta. Comparto en los comentarios la clarísima publicación de Karina Pacheco y añado una aclaración respecto a mi caso particular.

Mi libro “Algo azul” ganó los Estímulos Económicos para la publicación de libros inéditos en el 2019, por lo cual, pudo ser publicado este año por el FCE. Sin necesidad de investigar mucho, podemos ver en las bases del concurso, que busca: “Promover el incremento y la calidad de la producción editorial en el Perú, así como la publicación de libros de autores(as) peruanos(as) en países de habla hispana, a través del otorgamiento de los estímulos económicos”. Este concurso se da desde el 2018 y ha venido a cubrir, al menos en parte, la ausencia de mecanismos de apoyo y fortalecimiento del sector editorial en nuestro país. El premio, como su nombre lo dice, es un estímulo económico que se da a la editorial para la publicación de un libro.

El proceso de “Adquisición de Material Bibliográfico para la Dirección del Libro y la Lectura en el Marco del Decreto de Urgencia N° 104-2020” es un tema totalmente aparte, que no guarda relación con lo anterior, y consiste en la compra masiva de libros para ser distribuidos en bibliotecas a nivel nacional. Volviendo a que los EE son un premio otorgado por un jurado que considera que los libros ganadores cuentan con la calidad para recibir dicho estímulo, ¿por qué motivo no podrían ser considerados para una compra masiva que justamente busca distribuir libros de calidad a las bibliotecas a nivel nacional?

Me incomoda estar diciendo todo esto, pero tampoco me parece justo que se hable de “irregularidades” que no lo son y que más aún, se ensañen de manera especial con las autoras. Yo no he postulado a esa convocatoria, las editoriales son las que postulan, y por último, ni siquiera me voy a beneficiar económicamente (como está página insinúa), ya que el pago de regalías se dio de manera adelantada con los EE obtenidos. Me alegró la noticia, claro, por el hecho de que mi libro pueda llegar a todas estas bibliotecas, pero nada del “negocio redondo” que mencionan.

Ojalá empecemos a diferenciar periodismo cultural y de investigación, de medios amarillistas con titulares tendenciosos e información inexacta que, lamentablemente, siguen engatusando a varios”.

Miguel Det

“Un pasquín virtual al que no pienso hacer el favor de mencionar ha publicado una curiosa “imbeztigazión” en la que se me “denuncia” por haber “elegido y seleccionado” un par de obras de mi coautoría junto a la historietista Águeda Noriega -a saber, “Conversaciones en la ciudad de cartón” (Contracultura, 2011, sobre la vida y obra del poeta peruano Martín Adán) y “Cuentos de Valdelomar” (Panamericana, 2019)- en mi condición de miembro del comité encargado de evaluar y seleccionar los títulos de la categoría Literatura juvenil y Narrativa gráfica, cuya adquisición RECOMENDAR al equipo de fomento de la lectura del MINCUL, en lo que sostiene el artículo de marras constituiría un caso de “conflicto de intereses”. Al respecto, y venciendo el desdén que me provoca dicha publicación y sus autores materiales e “intelectuales”, solo deseo añadir tres cosas.

1) La convocatoria para presentar listas de títulos con que participar en el concurso y selección de obras en la categoría mencionada y otras más fue hecha por el MINCUL como parte de un proceso periódico en su plan de fomento de la lectura y aprovisionamiento de los espacios de lectura (doscientos y algo) a nivel nacional hace ya algún tiempo y dirigida a las editoriales, no a autores. Ambas obras mías fueron presentadas por las editoriales Contracultura y Panamericana. Yo fui convocado con posterioridad y me encontré con uno y otro título formando ya parte de la lista sobre la cual trabajar para el proceso de selección en atención a tales fines y en seguimiento de criterios bastante bien especificados. Dicho sea, de paso, respecto del porcentaje de títulos correspondientes a “Literatura juvenil”, el de “Narrativa gráfica” resultaba más bien minoritario.

2) Cada uno de los títulos de la lista podían ser descartados, seleccionados o sugerirse su observación. Al encontrarme con ambos títulos, entre otros, me encontré no ante un “conflicto de intereses” como el que sugiere de modo sensacionalista el referido pasquín , sino ante uno distinto: a) el de aplicar mecánicamente el positivismo normativo y asegurarme con ello de cerrar toda posibilidad de selección a dos títulos de características únicas en el mercado local (privando con ello a los jóvenes usuarios de los espacios de lectura de las ventajas de su conocimiento) o, en ejercicio del criterio ético que suponía se esperaba mantuviese y en atención al bien mayor (la norma sirve a aquel y no a la inversa), b) el de mantener abierta dicha posibilidad no cayendo en la inelegancia de seleccionarlo unilateralmente, sino recomendando su observación por parte del comité en su conjunto para, de este modo, dejar en manos de los otros dos miembros del jurado, personas, de reconocida probidad y profesionalismo, la decisión sobre su final selección o descarte (en la reunión de selección final ambos consensuadamente optaron por lo primero en atención a lo ya menciono por su selección). Todo ello consta en las actas del proceso del MINCUL que, en su afán por vender humo, el “imbestigador” parece no haber consultado, tal como tampoco haberse comunicado con quienes alude.

3) Puede no sorprender que a gente requerida de dedicarse al amarillismo le resulte motivo de escándalo y “denuncia” NO haber privado de obras como las mencionadas (en la unicidad de sus características) y de autores como Valdelomar y Adán más de 200 espacios, de lectura a nivel nacional. Sin embargo, me queda claro en lo personal que se trata de otra cosa, y que, una vez más, la defensa formalista de las pequeñas virtudes disfraza el deseo de favorecer las peores causas y encubrir grandes canalladas. En pocas palabras y al margen del amarillismo hace tiempo reconocido en lo que cada tanto excreta el pasquín virtual, se me hace evidente que tan risible “denuncia” forma parte de la venganza de uno de los mediocres parásitos que tal medio cobija contra las mujeres que alguna vez lo denunciaron por mano larga (una de ellas es casualmente miembro del comité encargado de la selección de títulos de Literatura juvenil y Narrativa gráfica) y contra quienes solidariamente respaldamos tal denuncia. Quien puede leer entre líneas que lo haga y siga la pista, si puede evitar el asco.

PD: En una nota posterior, el medio amarillista, aparte de dedicarme título y fotografía, sigue vendiendo más humo e incurriendo en nuevas y patéticas inexactitudes de las que solo voy a señalar una, pues su circo ya me aburrió y el “redactor” borró mi comentario. Esta se refiere a mi coautora, a la que (pese a figurar su nombre en la portada del libro que reproduce, tal como en la misma nota se reproducen los nombres de quienes integramos cada u o de los comités evaluadores por cada categoría) ahora afirma falsamente también formó parte del comité evaluador. A ver quién le compra humo tan mal planteado a estos sicarios del sensacionalismo barato y la banalización de la información. Por lo que a mí respecta, fin”.

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La Cámara Peruana del Libro y el Gremio de Editoriales Indepentientes del Perú también se pronunciaron sobre el intento de difamación del medio.