La Pontificia Universidad Católica del Perú amaneció con una pinta que visibiliza una de las problemáticas que viven las estudiantes mujeres en esa casa de estudios.
Los estudiantes que llegaban a recibir sus cursos regulares pudieron observar la pinta que decía “PUCP de acosadores”, debido a los diversos casos que ya van siendo denunciados y que hasta el momento no recibirían justicia.
La alumna Maya Taipe, a través de su Facebook, cuestiona que “con qué seguridad las compañeras denunciarán los tocamientos indebidos, el acoso o la violencia sexual, si no existe eficiencia o enfoque de género al tratar los casos”. Esto luego de que desestimaran la sanción a un alumno por tocamientos al “no haber sido reiteradas veces a la misma persona”.
Recordemos que la alumna Andrea Brisolesse de la Torre, en agosto de 2017, denunció que el estudiante de Ingeniería Electrónica de su misma universidad, Frank Plasencia, había realizado tocamientos indebidos contra ella.
Luego de la denuncia, el caso pasó por la comisión contra el hostigamiento sexual que sancionó a Plasencia suspendiéndolo un año, pero el estudiante apeló la sanción en el Consejo Universitario, instancia que decidió anular la sanción aduciendo que “no le había metido la mano más de una vez”, por lo que no era acoso ni hostigamiento el acto cometido por Plasencia ya que no fue repetitivo.
Brisolesse sostiene que ella no fue parte de este proceso, y que se enteró cuando la sanción ya estaba desestimada, a pesar de ser la persona que denunció y que obligatoriamente debía estar en el proceso de apelación.
Al parecer, no es suficiente tener una comisión contra el hostigamiento sexual, se necesita un real compromiso de la universidad para que las mujeres dejen de vivir violencia incluso en lugares en donde, se supone, deben estar protegidas de esta.