Mano Alzada
Feminismos

Cuando se lucra con mujeres vulnerables

Este domingo, el programa periodístico Panorama, a través de su periodista Julio Chuquitaype, y su directora Roxana Cuevas, contribuyó a la estigmatización de mujeres en situación de vulnerabilidad que se dedican al trabajo sexual en medio de la crisis económica por la pandemia que ha afectado a los sectores más empobrecidos del país.

El reportaje titulado “Prostitución clandestina en medio de la pandemia. Bares, casas y hoteles sirven de fachada para este ilegal negocio” sirvió de excusa para criminalizar una labor que, sin estado de emergencia, no es ilegal, pues no está penada, pero que tampoco está suficientemente regulada, por lo que tiene que darse en condiciones de clandestinidad afectando aún más los derechos de las mujeres que se arriesgan a múltiples violencias al ejercerla.

El informe es un claro ejemplo de lo que el periodismo debe dejar de hacer: primero, ensañarse con mujeres en desventaja social y económica, la mayoría pobres, con hijos y migrantes que pensaron que en Perú podrían tener una vida mejor. Todas ellas, orilladas por estas condiciones a comercializar lo único que tienen para poder sobrevivir.

Segundo, acercarles la cámara a sus rostros y hostigarlas para que respondan las inauditas preguntas que se le ocurren al periodista como “¿por qué están haciendo lo que hacen?”. ¿No es evidente por qué lo hacen? ¿O acaso el periodista cree que ellas se están divirtiendo?

Tercero: filmarlas desnudas o semidesnudas, aumentando el estigma que ya pesa sobre ellas y poniendo en peligro su situación familiar, laboral y social. Esto no solo le ocasiona daño a ellas, sino que perjudica su tejido social afectando también la vida de sus hijxs y rompiendo lazos con sus comunidades al generar componentes de desprecio y prejuicio sobre sus vidas.

Cuarto: no tener ninguna reflexión que muestre empatía, humanidad y compresión acerca de su situación, acusándolas constantemente sin analizar el contexto en el que se desenvuelven, convirtiéndose en el brazo mediático de la violencia policial que busca ganar réditos sobre los cuerpos empobrecidos de mujeres violentadas.

Sabemos que a cierto periodismo le importa bien poco la ética o la humanidad, pero por lo menos haciendo visible lo que hacen, es posible que organizaciones que se dedican a la vigilancia ética, los derechos de las mujeres y los derechos humanos puedan pronunciarse en contra de estos reportajes morbosos, sensacionalistas y violentos contra las mujeres.

Las mujeres deben dejar de ser carne de cañón para el peor periodismo peruano.

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