Ayer se celebró el Día de la Familia Peruana como cada segundo domingo de setiembre desde que se estableció mediante el decreto ley N° 23466, el 16 de setiembre de 1982 durante el gobierno del expresidente Fernando Belaunde Terry, por lo que muchas instituciones del Estado decidieron mandar sus saludos a las familias.

Esto no estaría mal si no fuera porque a las únicas familias a las que saludaron fueron a las familias heterosexuales, es decir, a la conformada por padre, madre e hijxs, las demás familias, que todos sabemos que existen, no estaban.

El Ministerio de Ambiente nos trajo a peruanos blancos de clase media de Lima en día soleado y con los roles de género bien plantados: hombres pantalón-pelo corto, mujeres vestido-pelo largo, y con parada “femenina” de la niña (a un niño no lo dibujarían con esa paradita y la mano en la cintura).

El Ministerio de Cultura quiso reconocer la diversidad, pero solo la étnica, otra diversidad estuvo ausente.

El Ministerio de Vivienda cree que las únicas familias que necesitan vivienda son las heterosexuales y así lo reflejó en su publicación.

El Ministerio de Salud nos recordó la importancia de la familia para el desarrollo humano, pero no cómo muchas veces la familia se convierte en el primer espacio de censura y sufrimiento para niñas y niños.

El Ministerio de Trabajo celebró a la familia extendida y el Ministerio de la Mujer publicó la misma foto, queremos creer que entre tanta gente también había personas LGTBI, y seguramente tenemos razón.

El Ministerio de Justicia también hizo hincapié en la diversidad étnica, e hizo una referencia a la igualdad, lo que es rescatable considerando que los fundamentalistas se oponen a las familias democráticas.

El Ministerio de Educación presentó su programa #SomosFamilia y se escapó, felizmente, de la heteronormatividad imperante en prácticamente todos los mensajes estatales.

Los conservadores también se “lucieron” con sus slogans. El de este año fue #SinFamiliaNoHayFuturo porque siguen levantando como caballito de batalla que los homosexuales quieren destruir la familia, pero más que no haya futuro para la familia, no habrá futuro para sus negocios cuando el Estado peruano decida legislar a favor de todas las familias.

Incluso revivieron a Cipriani, ¡qué nervios!. El cardenal usó nuevamente a los bebitos y la falta de incubadoras, como lo están haciendo varios políticos corruptos, para meter su discurso en contra del aborto, porque ya saben: “Las niñas se ponen como en un escaparate, provocando”.

¿Y las familias homoparentales para cuándo?