Un día como hoy, hace veintiséis años, la revista SÍ publicó en su portada, un plano del lugar donde se hallaba los restos del profesor y los nueve estudiantes de Universidad La Cantuta, desaparecidos desde el 18 de julio de 1992.
En Cieneguilla, en el paraje desolado de Chavilca, la diligencia a cargo del exfiscal Víctor Cubas Villanueva, halló cuatro fosas clandestinas con restos óseos —la mayoría calcinados—, cabellos, uñas, retazos de prendas de vestir, de zapatillas, casquillos de bala y un manojo de llaves que correspondía al estudiante Juan Mariños Figueroa, secretario general del Centro Federado de Electrónica.
Es necesario recordar que, en abril de 1993, en el Congreso Constituyente Democrático, se filtró un documento anónimo firmado por COMACA (Comantes, Mayores y Capitanes), donde describía información del asesinato de las víctimas por miembros del Ejército, el Destacamento Colina.
Fue el exparlamentario Henry Pease quien realizó la denuncia pública. Por la gravedad de los hechos, se formó una Comisión Investigadora, que estuvo integrada por congresistas de la oposición y la mayoría fujimorista.
Lamentablemente, la comisión culminó con dos informes, el primero recomendaba formalizar denuncia penal contra los miembros del Ejército, el grupo Colina. Y el segundo, se basaba en una tesis absurda que, tras un debate en el pleno del CCD, se aprobó, siendo un informe de la mayoría congresal que afirmaba que los estudiantes y el profesor se habían ‘autosecuestrado’.
Los episodios de autoritarismo, crímenes de Estado e impunidad, también forman parte de la historia que se vivió en el país. Ahora, el fujimorismo, con su mayoría congresal, pretenden desaparecerla para reescribirla con negacionismo y olvido.
Que la construcción de un país diferente, con verdad, justicia y sin impunidad siga siendo nuestra motivación para ejercitar la memoria colectiva y no permitir que el olvido nos gane. Como en la dictadura, seguimos dando batalla.
(Carmen Rosa Amaro Cóndor)
(Imagen cabecera: Revista Sí)