Formo parte de un gremio profesional con el que no me identifico, con el que discrepo constantemente y que considero está cometiendo graves errores al no formar parte de la problemática social y política que vivimos como país, pues se ha encapsulado en una burbuja y trabaja desconectado con la vida misma que ya no sé si realmente los médicos salvan vidas o solo dejan cuerpos con funciones vitales estables.
¿Estamos ante un nuevo caso de xenofobia?, me pregunté hace un par de semanas y me respondí que sí; pero hoy creo que no, por lo menos no solo es el único elemento, hay autoritarismo, individualismo, mercantilismo, ignorancia, indiferencia, falta de empatía y egocentrismo, entre otras más. Estas últimas semanas se ha evidenciado lo que somos como país con la respuesta del gremio médico ante una problemática que enfrentan 48 colegas y así muestra lo que la formación médica ha conseguido luego de creer que esta debe tener solo formación “científica” y dejar de lado otros enfoques, como por ejemplo, el enfoque social, tal vez por suponer que de eso se encargan las escuelas primarias y secundarias, que no son necesarias o son dejados de lado de una manera deliberada para que seamos personas sin ciudadanía y así gobernar de la forma en como hoy lo hacen los políticos que tienen secuestrada nuestra democracia.
Seguramente un especialista en Ciencias Sociales me responderá mejor esta pregunta, pero el hecho de formar parte de este gremio que hoy sinceramente y con mucho dolor no me enorgullece pertenecer, me da de alguna manera la posibilidad de hacer un análisis que creo es oportuno, porque, o seguimos por ese camino que finalmente lo que genera es una total impunidad con la corrupción, o nos decidimos que por fin vamos a cambiar y revolucionar todo el sector, salvando vidas, pero de verdad, salvarlas bien, con sensibilidad y empatía, por amor y no por plata.
El Colegio Médico del Perú, liderado por Liliana Cabani, de una manera arbitraria y autoritaria decidió en mayo de este año inhabilitar para el ejercicio profesional de la Medicina en el Perú a 48 colegas que estudiaron en Venezuela sin notificarlos ni antes ni mucho menos después, lo que hizo fue publicar a través de sus redes sociales una lista con nombres de cada uno de “los implicados” como si de una lista de “los más buscados” se tratara, y así fueron enterándose de su grave situación, como quien se entera de un “chisme”, de pronto fueron despedidos de sus trabajos y expulsados de sus actividades formativas, de pronto un día se vieron enfrentados a la prepotencia de una autoridad que decide sobre algo que no tiene la competencia, mientras que, por otro lado, eran víctimas de un gremio que celebraba la injusticia y les gritaba al unísono: que se vayan a su país, a Venezuela.
¿Cuáles fueron los argumentos para esa decisión? Son varios, el primero es que no se trata de profesionales médicos porque estudiaron solo tres años una carrera llamada Medicina integral y comunitaria; el segundo es que ellos sorprendieron a las autoridades competentes y así han venido trabajando cuatro años en nuestro país sin estar calificados para ello. ¿Y cómo obtuvieron esa información? Muy fácil, porque dicen que en Venezuela el régimen chavista formó unos profesionales para enviarlos a todos los países y poder difundir su revolución, y así destruir nuestra perfecta democracia. Dejando el sarcasmo de la última oración, nunca les dieron ninguna respuesta oficial.
Los 48 colegas inhabilitados no solo estudiaron medicina siete años, como lo hacemos nosotros en Perú, sino que además cumplieron con todos los requisitos que se solicitaban para poder trabajar luego de obtener el título profesional en otro país. Obtuvieron el reconocimiento de su título por la Asamblea Nacional de Rectores (la institución competente en ese entonces) a través de la evaluación de tres universidades calificadas para tal fin: la Universidad Nacional de Trujillo, la Universidad Federico Villarreal y la Universidad San Martin de Porres; mientras que otros homologaron sus títulos a través del mecanismo de la revalidación en las diversas universidades acreditadas para tal fin; luego de ello acudieron al Colegio Médico para rendir la evaluación correspondiente, la misma que fue aprobada por todos ellos en el primer intento, habiendo cumplido todos los requisitos se les otorgó la respectiva inscripción y con ello la autorización legal de ejercer la Medicina en nuestro país. Siendo médicos colegiados bajo nuestras normas procedieron a postular a las plazas del Serums, requisito indispensable para poder trabajar en el Sector Público y estudiar la especialidad que gusten; muchos de ellos obtuvieron notas altas en el Examen Nacional de Medicina (ENAM), lo que les hubiera permitido adjudicar una plaza en lugares cercanos a las capitales de provincia o incluso Lima, pero no fue así, la mayoría de ellos realizó su Servicio Rural Urbano Marginal (Serum) en comunidades alejadas y en las fronteras.
Hasta ahí muchos xenófobos siguen insistiendo con que se vayan de nuestro país y nos libren de su “chavismo”, pero aquí viene el gran detalle, se trata de médicas y médicos peruanos que estudiaron Medicina Humana en Venezuela, pero a pesar de ello hay quienes continúan con su rechazo, y han llegado incluso a decir que se vayan igual, pero por brutos, pues de seguro se fueron a estudiar allá porque no pudieron ingresar a las universidades peruanas que suelen ser muy “exigentes”. Quisiera que todo lo descrito en este párrafo fuera parte de mi imaginación con el fin de escribir mejor este artículo, pero no, son comentarios reales de médicos peruanos que ejercen y “cuidan” la salud de la población de nuestro país.
El detalle de esta problemática no termina ahí, uno de los hechos más indignantes es que 34 de ellos viajaron a estudiar Medicina Humana a Venezuela luego de concursar por una beca entre 400 alumnos, los mejores del país, aquellos que tenían las más altas calificaciones, y luego de un proceso riguroso fueron escogidos, todo ello dentro de un convenio bilateral entre ambos países, por tanto, ellos debían regresar al Perú y devolver ese esfuerzo contribuyendo con la salud. Siendo, además, la mayoría de ellos, de condición humilde, lo cual significaba una oportunidad de cambiar su destino y el de sus familias que hasta mayo de este año pudieron servirles de sustento.
Algunos menos violentos han opinado, con lástima y mucha condescendencia, que los pobres ingenuos fueron estafados por ese gobierno chavista que brindó una profesión distinta a la Medicina, con fines oscuros y sucios, otra vez el cuco de la revolución chavista, pero de igual forma está bien inhabilitarlos, pues no son médicos, por tanto no pueden ejercer la medicina.
Lo cierto es que sí son médicas y médicos porque estudiaron Medicina Humana, la misma cantidad de años que se estudia en el Perú y con un programa curricular que no solo es homologable, sino que en algunos de los casos es muy superior a los programas que algunas universidades tienen en nuestro país; pero dónde está el detalle que “confunde” o que es usado de pretexto para semejante acto de injusticia, está en el nombre del título que poseen que es Medicina Integral Comunitaria, por ese detalle del nombre el Colegio Médico del Perú “supuso” que no se trata de profesionales médicos, bajo la información, además, de que sí existe el título de Médico Cirujano en los egresados de la carrera de Medicina Humana de ese país. Lo cual es verdad, pero explicada de una manera muy malintencionada, en Venezuela existen tres denominaciones para obtener el título luego de estudiar Medicina Humana, Médico Cirujano, Doctor en Ciencias Médicas y Médico Integral Comunitario, ¿cuál es la diferencia? Para las dos primeras en realidad ninguna, se trata solo de preferencias y de la universidad en la que estudien; pero para la tercera denominación si hay una diferencia, que además de estudiar lo mismo que las dos anteriores, llevan cursos de atención primaria, lo que les brinda una formación extra con un perfil de médico de familia y comunitario, esto con la finalidad de cubrir las necesidades de salud pública y las prioridades que los países deben tener: atender a la población desde el nivel preventivo promocional, con enfoque social e integral y no tener una mirada centrada solo en la enfermedad ni en el área hospitalaria, sino en la persona, en el ser humano y su entorno, su comunidad y toda la problemática del sector salud. ¿No es acaso esta última el tipo de formación médica que necesitamos? Sí, la necesitamos y mucho. Otra pregunta que de seguro continua es ¿por qué algunos obtienen ese título y otros no? Es solo una cuestión de preferencias, aunque en el caso de los colegas becados no fue así, a ellos se les indicó que debían seguir esa mención justamente para retornar y contribuir con la problemática de la salud del Perú, pero para los demás esto es solo una decisión individual, unos optan por la formación convencional y otros por esta innovación implantada por el gobierno venezolano, que podrá ser juzgado y criticado por todo y con justa razón, pero no podemos ser mezquinos y no decir que esa política de salud es muy acertada. Es cierto que en Venezuela hay muchas discrepancias al respecto, pero no por las competencias de dichos profesionales en el área médica, sino básicamente se deben a asuntos y posturas políticas, ya que muchos de los profesionales con formación comunitaria son acusados de avalar las posturas y errores del gobierno que de hecho ha cometido muchos, pero eso no invalida las capacidades que estos profesionales tengan como médicos cirujanos con perfil comunitario en favor de la salud.
Pero mientras el gremio y la población que ha tomado conocimiento de este caso debate sobre quién tiene la razón, mientras las autoridades siguen sin querer escucharlos ni entender que han cometido un error, ellos se han quedado sin trabajo, sin sustento, sin seguro de salud, con deudas adquiridas, con planes de vida truncados y señalados no solo como revolucionarios violentos que han venido a intoxicarnos, sino también son sindicados de un delito de estafa, de engaño y de usurpación de una profesión que les dicen que no es suya. ¿Alguien ha pensado en el enorme daño que ellos están sufriendo? Entre ellos hay algunas médicas gestantes, que ahora están sin seguro de salud y sin tener tampoco el acceso al SIS, tenemos ahí pacientes en riesgo que no solo están desprotegidas, sino que están sin recursos básicos para llevar a término un embarazo en las condiciones óptimas. Hay madres y padres de familias que han tenido que modificar las vidas de sus hijos y precarizarlos porque no tienen como mantenerlos, muchos de ellos están trabajado en otros oficios porque necesitan comer, necesitan vivir.
Ya han agotado la vía administrativa porque el CMP simplemente no responde, es así que este proceso se encuentra en la vía judicial, la demanda ya ha sido admitida y se encuentran a la espera del proceso, que todos sabemos demora por la carga procesal de este sector que, lamentablemente, tampoco genera confianza de justicia debido a lo que hoy todos hemos podido comprobar a través de los audios difundidos. Y mientras tanto los derechos vulnerados siguen esperando, mientras tanto las necesidades básicas de seres humanos quedan relegadas y las voces de quienes tomaron la decisión con su voto dicen muy bajito: “Fuimos sorprendidos”, como si de seres ingenuos y manipulables se tratara el grupo de decanos que votó a favor de esta abusiva medida. Esta lucha no es solo de ellos y es lo que el gremio médico debe entender que es colectiva, porque si se concreta este abuso todos quedaremos vulnerables ante cualquier hecho similar, de pronto un día podrías ser impedido de trabajar por cualquier razón y sin derecho a una legítima defensa. Felizmente vivimos en una democracia y no en la dictadura de Maduro. ¡Que viva el año del bicentenario de la independencia!