César Ortiz Anderson*
Está demás decir que la problemática de la inseguridad ciudadana no es un tema reciente, pero sí hay que afirmar que es creciente y desbordante debido a actos fallidos que han demostrado diferentes gobiernos por décadas; aunque el nivel alcanzado con el presente gobierno nos refleja un descontrol exorbitante y no se vislumbra, ni por asomo, una acción efectiva que la comunidad en general reclama con justificado derecho.
Hay que reconocer que existen situaciones específicas que explican el por qué de esta debacle que podrían plasmarse en:
1) El desgobierno por el nivel de incompetencia gubernamental, congresal y municipal que acusan un clamoroso bajo nivel de productividad funcional.
2) Debido a lo anterior, la falta de una sólida estrategia que responda la complejidad del problema social que demanda un enfoque multisectorial, transversal, intergubernamental, holístico, integral e inclusivo.
3) Una población afectada, pero no involucrada en el problema, que debe ser organizada por el Estado, mediante el uso de los medios que la tecnología moderna ofrece para proveer anónimamente a través de instrumentos idóneos, la suficiente y adecuada información que permita la individualización de los infractores de la ley que moran en su entorno social cuya identidad conocen y dominan; y de esta manera acabar con el mito del delincuente invisible.
Es obvio que las acciones contra la inseguridad revelan que se incide en tan solo atender medianamente las necesidades del SINASEC, y no enfrentar simultáneamente los defectos del mismo, pues vemos que se vienen repitiendo actualmente las recetas gubernamentales que no han dado resultados (más policías, más serenos, más patrulleros, más cámaras de video, etc.), y no se trata splo de dar leyes, porque por sí solas no son la solución, ya que observamos los crónicos cuestionamientos existentes por las conductas disfuncionales de los operadores de justicia; y aunque puedan reducir en algo la incidencia delictiva, se requiere de articular otros aspectos, que la tecnología e inteligencia artificial ofrecen para recabar sistemáticamente la información para garantizar resultados.
También se requiere promover con incentivos de reconocimientos discretos a quienes puedan liderar campañas de apoyo como proveedores de datos para que las fuerzas del orden puedan efectivizar su accionar; a la vez fortalecer la gestión pública con medidas que incidan en la capacitación y evaluación de los actores del SINASEC; por último, priorizar el fortalecimiento de la moral e identidad de la comunidad con el orden y sistema democrático, cuya percepción de la población está debilitada por la forma deficitaria de cómo los diversos gobiernos actúan frente a la comisión de graves delitos y la corrupción, en la que no se respeta la institucionalidad de las entidades del Estado Peruano.
Finalmente, la manera efectiva de enfrentar este mal social de la inseguridad ciudadana, exige mucha inteligencia no solo como procedimiento operativo, sino como un proceso mental (hay cosas que se hacen, pero no se dicen), y esto no se va a lograr si no hay articulados enfoques: estratégico, táctico y operativo frente a cada modalidad delictiva, porque una cosa es actuar ante un robo o hurto de celulares, que operar frente a extorsiones, sicariatos, asaltos, etc.; donde el modus operandi del iter criminis es distinto en cada una de sus etapas, por las cuales, tomando en cuenta la información georreferencial, que precisa, los lugares, fechas, horas, etc., en los que se producen a diario estos actos delictivos, los mismos que tienen sus peculiaridades y que los expertos policías conocen para operar con efectividad, donde el uso de estratagemas es imponderable.
* Especialista en Seguridad Ciudadana y Presidente de Aprosec