Quisiera sacudirme de la desesperanza, amanecer sin el sabor a vencido en la boca, esperar el Bicentenario creyendo que el Perú dejará de ser un país al que se sobrevive. Estoy cansada de abrazarme al “a pesar de todo, vamos a salir de esta crisis”.
Las élites políticas y económicas de nuestro país han probado no solo ineficiencia, sino también su falta de humanidad. A la fecha, hay ciudadanos y ciudadanas que no han podido cobrar los bonos de la cuarentena anterior y un expresidente vacado en medio de una pandemia que es un farsante, un corrupto, un villano más, que teniendo el poder institucional hizo y deshizo sin remordimiento alguno, beneficiándose a él y sus secuaces, mientras miles de personas morían esperando que se desocupe una cama en los hospitales.
Perú tuvo una de las cuarentenas más largas del mundo, el Presidente y el Consejo de Ministros salían en televisión nacional a cada rato con frases prefabricadas, a actualizar cifras y vender la falsa ilusión de que “nos cuidaban”, mientras se hacían compras sobrevaloradas. Entre tanto, en el Congreso se embanderaban con una moral que nunca tuvieron. Que Vizcarra sea un canalla no los hace buenos a ellos que jugaron con la precariedad de lxs aportantes de la ONP prometiéndoles algo que era inviable para hacerse de réditos políticos.
Las vacunas llegan a cuentagotas, entiendo que para muchos representan una pequeña luz que se enciende y apaga en medio de una noche dura de encierro, llanto y despedidas; sin embargo, incluso la recién iniciada campaña de vacunación en su primera fase tiene irregularidades y mucho personal de primera línea no se encuentra en la lista.
Ayer renunció la ministra de Salud, en estos 11 meses de pandemia hemos visto pasar cinco ministros de Salud, siendo nuestro país uno de los lugares del mundo donde peor se ha gestionado el sector público en tiempos de pandemia, no hay siquiera certeza de número de contagios y muertes.
No nos falta tampoco Willax con sus figuras de espanto desinformando a la ciudadanía y escarbando noticias en la mugre. Ni los estafadores regionales como Elmer Cáceres Llica, gobernador de Arequipa, ofreciendo vacunas rusas que no puede conseguir, sin hacerse cargo de aquello que sí puede y ejecutar eficientemente el presupuesto regional para mejorar en algo la situación que viven los ciudadanos y ciudadanas en su región.
Hace poco se militarizaron las fronteras para impedir el paso de seres humanos que escapan del hambre y la violencia. Es fácil culpar a los migrantes, lo difícil es asumir que la crisis económica y sanitaria en nuestro país tiene que ver más con las personas que hemos elegido para ocupar el sillón presidencial y las curules en el Congreso, que con personas que como nosotros están sufriendo sin saber qué pasará mañana y vienen aquí buscando algo, lo que sea que les permita seguir vivas.
En las próximas elecciones habrá que votar con memoria y conciencia si es que queremos cambiar algo o seguir siendo un país de ciudadanos y ciudadanas que batallan por sobrevivir, mientras los canallas y los farsantes olvidan que les delegamos el poder institucional para mejorar nuestras vidas y garantizar nuestros derechos.