Es un hecho evidente que vivimos en un país que enfrenta problemas desatendidos por el Estado, no es casualidad que tengamos a nuestros últimos gobernantes presos, con orden de captura o impedimento de salida por actos de corrupción. Esta tal vez sería la causa de tener una agenda que no prioriza la solución de los problemas sociales, políticos y económicos, porque se pone en primer lugar las negociaciones de nuestros recursos a cambio de beneficios económicos individuales en lugar de resolver la problemática de nuestro país. Es así que tenemos una situación que cada vez preocupa más, pero que para el gobierno no está dentro de sus prioridades: la violencia de género, violencia que está matando a mujeres cada vez en mayor cantidad y con más crueldad, violencia que no solo nos destruye a nosotras, sino que también impide el crecimiento de todo el país. Es por esta razón que la sociedad civil debe comprender que no se trata de una problemática solo de mujeres, tampoco un asunto feminista, se trata de un problema que nos afecta a la sociedad en su conjunto y solo desde esa perspectiva podremos exigir a las autoridades que cumplan con su obligación de gobernar para la ciudadanía y no para las empresas y sus intereses particulares.
El enfoque de género y la educación sexual en las escuelas han sido el tema de coyuntura de los últimos días, lo lamentable y preocupante es que los medios de comunicación le han dado mayor cobertura a las organizaciones e instituciones que tienen oscuras razones para oponerse a esta política pública y la esconden con argumentos fundamentalistas que se pensaba habían sido ya olvidados en la época de la Santa Inquisición; mientras que, por otro lado, difunden muy poco los argumentos reales de las y los especialistas en el tema, generando, además, tendenciosos titulares que no hacen más que incrementar la confusión y temor de las madres y padres que han sido engañados por este tipo de discursos.
Algunas personas que formamos parte de organizaciones sociales de incidencia sobre la defensa de esta política pública habíamos visto con beneplácito el papel del Estado que, a través del Ministerio de Educación, había estado desempeñando, en relación con el cumplimiento de su deber, de incluir el enfoque de igualdad de género en el currículo escolar. Es por ello que la mayoría de colectivos ciudadanos consideramos que el MINEDU era un aliado en nuestra lucha por la defensa de una educación pública de calidad; sin embargo, la actuación de la ministra Flor Pablo nos ha preocupado enormemente, pues al decir públicamente que existe un grupo de profesionales que atenta en contra de la inocencia de las y los estudiantes, le ha dado cabida a las agrupaciones antiderechos para decir que sus falsos discursos tienen un sustento; pero lo más grave es que existe una peligrosa intervención de las iglesias y de la Confiep, pues como ella lo señala, ambas formarán parte de una comisión que evaluará el material educativo. ¿Qué tendrían que opinar sobre la educación estas organizaciones e instituciones? Y sobre todo, ¿por qué razón tendrían que ser quienes moderen las decisiones de una ministra de Estado?
Luego de que el Poder Judicial declara infundada la demanda del colectivo “Padres en Acción”, muchas de las organizaciones que lo conforman salieron a expresar su desacuerdo, los voceros de “Con Mis Hijos No Te Metas” hicieron un llamado a salir a las calles para impedir que las escuelas “homosexualicen” a sus hijos, llegando a decir incluso que lo que se pretende enseñar es “el sexo anal” y lo que en ese momento parecía risible, de pronto para algunos terminó siendo una real preocupación cuando encontraron un enlace a una página virtual en uno de los textos escolares en donde, efectivamente, se hacía referencia al sexo anal como una de las prácticas sexuales. Ante los cuestionamientos, la ministra ha tenido una mediocre actuación y esto tiene solo dos posibilidades, que no quiere poner en riesgo su cargo o es una persona que se ha dejado llevar por sus prejuicios y complejos antes que su profesionalismo como educadora. Porque si bien es cierto el contenido del texto que se encontraba en ese enlace no era una de las explicaciones más pedagógicas ni científicas sobre el tema, tampoco se trataba de un contenido pornográfico que podía dañar la inocencia de la infancia en el Perú. Responder como lo hizo no ha hecho más que reforzar las mentiras que estos colectivos difunden en todos los medios de comunicación, ha generado temor en las madres y los padres que ya venían siendo engañados con material falso y frases sacadas de contexto.
No es posible que una ministra de Estado, que además es educadora, no reconozca la importancia de una educación sexual integral en las escuelas, no es posible que se le niegue a las y los estudiantes el derecho a ser informados, tanto para aprender como para protegerse. Es vital que se reconozca la necesidad de la inclusión de este tema, que no es un tema que solo se pude hablar en los hogares, por varios motivos, el principal es que las escuelas cuentan con las herramientas pedagógicas para abordarlo y así los estudiantes podrán aprender de una manera sana y sin prejuicios todo lo referente a su sexualidad, y otro motivo importante es que la mayoría de abusos sexuales se producen dentro del seno familiar, por los padres, hermanos, tíos, abuelos, por tanto, no se puede permitir que esta educación esté en las manos de sus propios abusadores y no generemos herramientas para poder protegerlos.
El enfoque de igualdad de género no es otra cosa que una forma de ver la vida sin estereotipos que nos hagan pensar que las mujeres y los hombres tenemos determinados roles en la vida, las mujeres como amas de casa y los hombres trabajando en diversas profesiones, las mujeres siendo sumisas y los hombres nuestros dueños violentos y agresivos. El enfoque de género no es un curso de educación sexual y no sirve para homosexualizar a la infancia; pero ya que se ha tocado el tema debo decir que sí es importante que se implemente de una vez por todas el curso de educación sexual y para ello también se necesita este enfoque, porque entonces las niñas y los niños podrán decidir iniciar su vida sexual cuando sean adultos, se protegerán de los abusadores, que en su mayoría son sus padres, sacerdotes y pastores de las iglesias, incluso sus maestros; sabrán que las relaciones no se basan en el abuso de poder y que no hay violencia de por medio como la que muestra la pornografía, que es el espacio de donde los estudiantes obtienen información sobre el sexo. Además, aprenderán a convivir con la diversidad y sabrán que dos niñas y dos niños también pueden gustarse, que una niña puede ser alguien con genitales de niño o un niño con genitales de niña, y no solo a respetarlos, sino que esos niños diversos sabrán que no tienen nada de malo dentro, que son libres y podrán jugar, estudiar y ser felices sin vivir con depresión ni intentos de suicidio que van matándolos de a pocos.
Este es el momento de hablar bien claro, el enfoque con el que se pretende abordar la educación es de vital importancia para erradicar la violencia y las desigualdades. No se trata de un “ideología de género” que viene a pervertir el alma de inocentes y en todo caso quienes sí pretenden que se siga perpetuando una ideología son los antiderechos, porque como dice la antropóloga Angélica Motta, la única ideología de género que existe es el machismo y esta sí que es mortal y nefasta, nos está matando y ya va cobrando la vida de 50 mujeres en este año, viola a nuestras niñas y niños sin que ninguno de los culpables vaya preso, se alimenta de nuestro trabajo doméstico y nos explota, mientras permite que las grandes empresas lucren y se lleven nuestros recursos con el permiso de las autoridades que entregan nuestras tierras a cambio de sobornos y desde luego, nuestras vidas.
La ministra de Educación ha perdido la enorme posibilidad de construir una educación diferente y ahora pone en riesgo a nuestras hijas e hijos, porque al ser acorralada y cuestionada no se le ha ocurrido mejor estrategia que formar una comisión en la que involucra a los representantes de las iglesias y a la Confiep. Esto pareciera pautado por los colectivos antiderechos y los congresistas de Fuerza Popular que se empeñan en negarle a la infancia una educación de calidad. Con estas declaraciones, la ministra refuerza nuestra hipótesis, esa que nos hace pensar que toda esta campaña no es más que una estrategia para impedir que las niñas y los niños pobres obtengan una educación que les permitiría salir del circulo de la pobreza, romper las cadenas que los mantienen atados a las empresas que los explotan, que vulneran sus derechos, que se hacen ricos con el sudor del pobre y les pagan con miseria, con hambre y con anemia.
El Ministerio de Educación tiene la obligación de cumplir con la implementación del enfoque de igualdad de género, asimismo debe de iniciar la estrategia para la educación sexual integral, les guste o no a la iglesia y al empresariado corrupto del país. Los textos escolares deben ser revisados, claro que sí, porque durante años el Estado ha entregado material mediocre y de baja calidad, el Estado no se ha preocupado por mejorar la educación de los pobres, pues tengamos bien en cuenta que todo este problema solo aplica a las escuelas públicas, ya que las escuelas privadas tienen otros estándares y vienen educando con enfoque de género desde hace ya muchos años. Somos un país laico y las iglesias no deben de ser convocadas a opinar sobre temas que no les compete, mucho menos la Confiep, quienes al ser los principales evasores de impuestos, son una de las razones de la falta de presupuesto para una educación pública de calidad.