La Navidad llegó primero a la Confiep luego de las palabras de regalo que recibió del MEF; el reconocimiento a un sistema en donde las brechas económicas y de oportunidades es más notoria.
Era una conferencia que invitaba a estar con la cabeza en la almohada, sin algo nuevo más que informes de cada sector. La prueba de la modorra se vio manifestada unos segundos mientras la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, le tocó el turno de hablar y José Elice, ministro del Interior, dejó ver sus entredormidos ojos luego de un pequeño cabeceo frente a cámaras.
A eso le siguió una ráfaga —perdigones de goma— de preguntas de los periodistas invitados. Una de las respuestas fue dirigida por el ministro de Economía, Waldo Mendoza, quien por un breve momento parecía llevar el traje de Papa Noel y llenó de emoción los ojos de empresarios.
Seguramente las lágrimas no eran producto de los bostezos. Y es que en este tiempo en que se llaman aglomeraciones cuando vemos ciudadanas y ciudadanas comprando masivamente en Gamarra o Mesa Redonda, pero se le dice reactivación económica cuando esos mismos compatriotas abarrotan los malls.
Volviendo a lo dicho por Mendoza: “Las economías no avanzan cuando no lo hace la inversión privada. La inversión privada es la fuente de crecimiento económico a largo plazo… Desde el MEF Haremos lo que sea necesario para generar un ambiente de estabilidad macroeconómica de confianza”, dijo casi genuflexo.
Las repreguntas periodísticas no se hicieron presentes: ¿Y el comportamiento de las clínicas privadas durante esta pandemia? ¿El préstamo Reactiva Perú a empresas que despedían a sus trabajadores? ¿Qué podría decir el ministro de Trabajo a lo dicho por su colega economista?
Tal vez la intención de la conferencia —desde un comienzo— fue esa: en pleno desguance dejar mensajes que, luego de esa sensación de despertar, solo podamos decir que fue un mal sueño lo dicho por tal o cual ministro. Una conferencia que, parafraseando el cuento, nos decía: “Cuando despertamos las vacunas no estaban allí”.