Aprovechando la moda del momento, le consulté a Grok, la inteligencia artificial creada por Elon Musk, y alojada en su red social X (antes Twitter) sobre la pomposamente titulada Ley 3258, que crea incentivos económicos y fiscales para el fomento de las actividades cinematográfica y audiovisual del Perú, y que acaba de ser aprobada en el Congreso. Esperaba un punto de vista más ponderado y menos de parte sobre este tema polémico, y así fue. Pero igualmente deja sin piso los argumentos centrales de sus madrastras, Tudela y Juárez, así como de todos los que como borregos le siguieron el juego en la votación. Júzguenlo ustedes mismos:

¿La nueva ley de cine aprobada por el Congreso ayudará a la producción cinematográfica peruana?

La nueva Ley de Cine, aprobada por el Congreso peruano por insistencia en abril de 2025, ha generado un debate polarizado sobre su impacto en la producción cinematográfica peruana. A continuación, presento un análisis crítico y balanceado de sus posibles efectos, basado en la información disponible hasta abril de 2025:

Aspectos a favor de la ley

  1. Incentivos fiscales para inversión privada: la ley establece beneficios tributarios, como deducciones de hasta el 10% del impuesto a la renta para personas o empresas que financien proyectos cinematográficos. Esto podría atraer capital privado, especialmente para producciones comerciales o coproducciones internacionales, al convertir al Perú en un destino atractivo para filmaciones.
  2. Promoción del uso de locaciones nacionales: la norma busca fomentar que producciones extranjeras utilicen el territorio peruano como set de filmación, lo que podría generar ingresos económicos, impulsar el turismo y crear empleos indirectos en sectores como hotelería y servicios.
  3. Tope al subsidio estatal: al limitar los estímulos estatales al 50% del presupuesto de una película, la ley podría incentivar a los productores a buscar financiamiento alternativo, promoviendo una industria más autosostenible y menos dependiente del Estado.

Críticas y riesgos para la producción nacional

  1. Reducción de estímulos para el cine regional e independiente: la ley elimina o restringe significativamente los fondos estatales que antes beneficiaban al cine regional y en lenguas originarias, como los otorgados por la DAFO (Dirección del Audiovisual). Esto afecta especialmente a cineastas fuera de Lima, quienes dependen de estos recursos para proyectos de bajo presupuesto pero alto valor cultural, como Wiñaypacha o Retablo. Más de 70 asociaciones y 700 trabajadores del cine denunciaron que la norma exige a los cineastas financiar el 50% de sus proyectos, una barrera casi insalvable para producciones no comerciales.
  2. Riesgo de censura: la norma incluye cláusulas que exigen “respeto a las buenas costumbres” y la “defensa de los intereses del Estado peruano”, lo que ha sido interpretado por cineastas como Melina León y Ricardo Bedoya como una puerta a la censura. Estas disposiciones podrían limitar la libertad creativa, especialmente en películas que aborden temas políticos, sociales o históricos sensibles.
  3. Falta de consulta con el sector: la propuesta, impulsada principalmente por la congresista Adriana Tudela, no contó con un diálogo amplio con gremios cinematográficos. Esto generó rechazo generalizado, ya que se considera que ignora las necesidades reales de la industria, como la preservación de incentivos para cine indígena o la formación técnica.
  4. Desventaja para el cine local frente a producciones extranjeras: al priorizar incentivos para filmaciones internacionales, la ley podría convertir al Perú en un “set de filmación” para Hollywood o grandes productoras, sin garantizar que los ingresos se reinviertan en el cine nacional. Esto podría marginar aún más a las producciones locales en un mercado ya dominado por blockbusters.

Contexto y comparación con la ley anterior

La Ley de Cine anterior (Decreto de Urgencia N° 022-2019) fue ampliamente celebrada porque triplicó el presupuesto para el cine (hasta 6000 UIT anuales), destinó entre el 30% y 40% a regiones, apoyó proyectos en lenguas originarias y promovió festivales, formación y preservación del patrimonio audiovisual. Bajo esta norma, el cine peruano vivió un auge, con 35 estrenos anuales en 2019 y reconocimientos internacionales para películas como Canción sin nombre o La revolución y la tierra.

En contraste, la nueva ley reduce los estímulos directos y centra el fomento en incentivos fiscales que benefician principalmente a proyectos con respaldo económico previo. Esto podría favorecer a productoras comerciales como Tondero (responsable de Asu Mare), pero dejar desprotegidos a cineastas independientes que dependen de fondos concursables.

Impacto proyectado

  • A corto plazo: es probable que la ley impulse proyectos cinematográficos de mayor escala o con inversión extranjera, beneficiando a sectores comerciales y generando empleos técnicos. Sin embargo, el cine regional, indígena y de autor enfrentará mayores dificultades para financiarse, lo que podría reducir la diversidad de historias en pantalla.
  • A largo plazo: si los ingresos de producciones extranjeras no se redistribuyen hacia el cine local, la industria podría volverse más desigual. Además, las cláusulas de “buenas costumbres” podrían disuadir a cineastas de abordar temas críticos, afectando la libertad de expresión y la relevancia cultural del cine peruano.

Conclusión

La nueva Ley de Cine tiene el potencial de atraer inversión privada y posicionar al Perú como un hub de filmación, pero a costa de debilitar el cine regional, independiente y en lenguas originarias. Su enfoque mercantilista y las acusaciones de censura plantean serios riesgos para la diversidad cultural y la libertad creativa, pilares del cine peruano reciente. Aunque podría beneficiar a ciertos sectores comerciales, no parece diseñada para fortalecer la producción cinematográfica nacional en su conjunto, especialmente para los cineastas más vulnerables. La falta de consenso con el sector y la observación previa del Ejecutivo (julio de 2024) sugieren que una revisión más inclusiva habría sido ideal.