Conversamos con la escritora Micaela Chirif y la ilustradora Loreto Salinas sobre el libro Animales peruanos, editado por Planeta y que se presentó en la Feria Internacional del Libro de Lima 2020, y que, a través de 68 imágenes impactantes y sensitivas, dan cuentan de la fauna peruana, acercándola a las y los más pequeños en una extraordinaria experiencia estética que debería replicarse en más libros que exploren nuestra diversidad natural.

Micaela

Animales peruanos es un libro con una gran cantidad de datos, cuéntame cómo fue el proceso de creación del libro, los tiempos, las personas involucradas, la selección, la investigación científica y el trabajo con Loreto.

El proceso de hacer el libro fue largo. Tenía la idea de hacerlo desde hace como cuatro años, pero aún el proyecto no tenía forma ni sabía con quién hacerlo. En un momento, en una librería en Buenos Aires, me topé con un libro de Loreto que se llamaba Animales argentinos y me encantó. Sobre todo, me gustó el tipo de ilustración que hace Loreto, que está a medio camino entre lo científico y la ilustración para niños. Decidí que quería trabajar con ella, pero antes, hace como tres años, empecé a trabajar por mi cuenta. Hice una lista de animales, primero de manera muy intuitiva pensando en qué animales tenían que estar de todas maneras: la llama, la alpaca, el cóndor, el puma, el gallito de las rocas; los animales que, de alguna u otra manera, o están muy cercanos a nuestro imaginario u por alguna razón especial yo conocía y que era importante incluir, como el colibrí cola de espátula, por ejemplo, que solo existe en el Perú.

Una vez que tuve prácticamente todos los animales listos, 60 en ese momento, empecé a pensar en la posibilidad de editarlo de manera independiente, pero era un libro demasiado costoso y complicado. En ese momento tuve una reunión con Planeta para conversar de otro tema, me preguntaron si tenía algún proyecto, les conté de los Animales peruanos y se sumaron, cosa que les agradezco muchísimo. Para entonces yo ya había contactado con Loreto, ella estaba terminando un trabajo, pero aceptó con mucho gusto. La esperamos unos meses hasta que terminó, eso fue hace dos años más o menos, y luego empezó a trabajar.

Cuando hice la primera lista de animales me apoyé en la bióloga María Mercedes Antezana. Ella me ayudó a recopilar la primera información. De esa manera, yo, que no soy bióloga, podía asegurarme, por ejemplo, de no confundir animales distintos que tenían el mismo nombre común. Mari me ayudó recopilando información inicial y luego yo empecé a buscar más información, a reordenar y empecé a redactar los textos.

El trabajo con Loreto fue fantástico. Creo que las dos estamos muy contentas de haber trabajo juntas, ha sido un trabajo en equipo bien interesante y yo he aprendido un montón de animales, Loreto tiene experiencia en ese tipo de libros, y creo que el trabajo ha fluido muy bien de un lado a otro, a pesar de que solo nos hemos visto en persona una vez, en un viaje mío a Santiago. Me parece increíble porque que hemos trabajado tanto juntas estos dos años, que la relación se ha hecho muy cercana, muy fluida, ha sido realmente muy grato trabajar y aprender con ella.

¿Cómo hiciste para trabajar un lenguaje accesible y seleccionar la información, sabiendo que muchas de las palabras que acompañan los textos pueden ser desconocidas para ellxs como “muda”, “larva”, “estuario”, etc.?

La cuestión del lenguaje fue una preocupación en todo momento. Algunos animales fueron más fáciles de hacer porque había bastante información y esta era accesible. Con otros animales me costó mucho, lo que también es interesante porque son animales de los cuales no se sabe nada o casi nada. Se sabe que existen y poco más, y yo quería evitar que el texto hiciera una descripción física del animal, porque no quería que sea redundante en relación con la imagen. Traté de hacer los textos lo más amables que pude, en algunos permitiéndome incluso pequeñísimas licencias sin salir del registro científico, de lo real y verificable. Cuando terminé, Mari hizo una revisión científica final para asegurarnos de que yo no hubiese tergiversado al componer los textos. Traté, en todo momento, de mantener un registro de divulgación científica para niños. De todas maneras, hay palabras que los niños no van a saber, que no son tantas en realidad, pero también eso es importante, es interesante ampliar el vocabulario y llamar a las cosas por su nombre, que los niños aprendan desde chiquitos los nombres específicos o técnicos de ciertas cosas. Por eso, al final del libro hay un glosario y presentamos incluso definiciones bastante técnicas, por si hay un chico más grande, o un adulto, quiere profundizar más.

Lo que intenté hacer fue que el libro que tuviera muchos niveles de lectura, que un niño pequeñito se pudiera acercar a ver la imagen y el nombre, y que un niño más grande o un adulto pudiera profundizar en el hábitat, el tipo de alimentación, la clasificación, etc. También agregamos información de los nombres en quechua, aymara o en lenguas amazónicas, cuando las teníamos y los podíamos corroborar, en eso me ayudó mi papá que es antropólogo y trabaja en la selva, me ayudó Luis Andrade, que habla muy bien quechua y es lingüista. Por eso no los he puesto en todos los casos, sino solo en aquellos en que realmente tenía alguien que podía verificar y confirmarme que ese nombre era correcto. Mi trabajo ha sido hacer la divulgación, encontrar el registro de divulgación, pero para la verificación de datos y de información apoyarme siempre en especialistas.

Pocos libros son tan atractivos visualmente, sobre todo cuando son de temas informativos, en donde parece que no se pusiera tanto empeño en hacer atractiva la imagen al lado del texto (recuerdo mis viejos libros de geografía que me hicieron no querer saber nada del tema). ¿Cómo se han pensado las ilustraciones que acompañan al texto para que atrapen la mirada del lector/a?

Te puedo contar desde mi lado, yo tenía todas las fichas de los animales y no tenía un orden, el alfabético no me gustaba, había visto que en los libros de Loreto, ella organizaba los animales por una cuestión estética más que por una cuestión alfabética o de algún otro tipo. Ella tomó los animales, agregamos algunos animales más, hasta 68, primero hizo la paleta de color viendo arte peruano, arte prehispánico, imágenes del Perú, como tratando de acercar esa paleta de color a lo que ella relacionaba con el Perú, y luego empezó a formar las parejas, nos reíamos mucho porque decíamos que eran las parejas de baile: el oso hormiguero con el caballito de las rocas, el pelícano con la sachavaca. Empezó ella a armar esas parejas y ordenarlas según con qué color iban a ir de fondo para que hubiera una regularidad, estructuró la columna vertebral ya pensando en un ordenamiento. Las ilustraciones son muy bonitas, ella ha logrado un registro interesante que no es la ilustración científica que es bellísima, pero que puede ser muy ajena para un niño, demasiado fotográfica, demasiado realista, y tampoco es una ilustración para niños que se salte a la garrocha las características de un animal, sino que va a medio camino. La paleta de color, las formas, realmente ha hecho un trabajo muy hermoso.

Queríamos que fuera un libro estéticamente atractivo porque eso genera interés. Sabemos que muchos libros informativos de nuestra época no eran bonitos, tenían la consigna de transmitir información como si estuvieran reñidos con la estética y el placer. En este caso, hemos querido hacer un libro que tuviera un color y unas imágenes atractivas. Hay un quipu, al final, que muestra la información de la clasificación de los animales de una manera gráfica. También la escala, el tamaño del animal, no la hemos colocado como una medida, sino como una figurita de un niño al lado de la silueta del animal que te da una idea del tamaño, pero de una manera mucho más amable e intuitiva que decir “mide dos metros”, “mide un metro veinte de la pata hasta la frente” . Esa era información muy abstracta, pero si tú haces la figurita del niño y la figurita del animal al lado, la concreción de esa escala llega a cualquier niño, incluso a uno muy chiquitito.

¿Qué esperas que lxs niñxs hagan con el libro? ¿Cómo te gustaría que sea leído?

Me gusta que preguntes qué espero que hagan las niñas y los niños con el libro porque generalmente nadie pregunta eso. Todo el mundo impone sobre ellos: “Los niños pueden aprender esto, pueden aprender aquello”. ¿Cómo me gustaría que lo lean? Puede sonar un poco primario, pero me gustaría contribuir aunque sea un poquito a que las niñas y los niños peruanos sientan orgullo por su país. Hemos escuchado esa frase tantas veces, pero en general asociamos el orgullo por el país con un montón de símbolos vacíos, desde la escarapela, la bandera, el himno, con un montón de cosas que no generan ninguna identificación inmediata en un niño, que son símbolos, palabras, pero que no dicen gran cosa.

Yo espero que, a través de un acercamiento afectivo con los animales que conviven con nosotros en el mismo territorio, los niños, las niñas que viven en nuestro país puedan sentirse orgullosos de lo extraordinario que es el Perú: tenemos una cantidad impresionante de climas, de animales, una variedad de aves impresionante. Por eso me gustaría seguir haciendo libros de este tipo, libros informativos de contenido local.

Contaba Loreto que cuando ella hizo Animales chilenos, que ya fue como hace 10 años, el libro se regaló en los colegios durante tres años a todos los niños y niñas de segundo grado, y ella vio que se producía un cambio en su imaginario, que la referencia inmediata cuando les preguntaban por animales dejaban de ser los elefantas, las cebras, los tigres, los leones, que son animales ajenos a nuestra realidad, y de alguna manera empezaban a tener referencias mucho más locales. Eso me parece maravilloso y me encantaría que el libro contribuya en algo a eso. También me gustaría que lo lean sabiendo que no sabemos todo sobre los animales, que hay un montón de cosas por descubrir, por investigar, que quizás a algunos les despierte la vocación por ser biólogos, por investigar sobre los animales, sobre las plantas, para conocer más, para establecer una relación de otro tipo con nuestro país a través de sus animales, de sus plantas, de su diversidad.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Tengo varios, algunos se retrasaron el año pasado y se volvieron a atrasar este año por cuestiones de la pandemia, pero dentro de poco saldrá una versión libre de una leyenda peruana. Quiero trabajar al menos un libro al año que tenga que ver con contenido local, me lo he puesto como meta en la cabeza, no sé si siempre lo pueda cumplir, pero me gustaría mucho hacerlo. Tengo un libro que se llama Las ovejas, que acabamos de cerrar ilustración y está por salir en Argentina. Tengo otro libro que se llama El mar, que ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía y debería salir este año en México. Tengo un proyecto en Colombia, uno en España que se ha pasado para el otro año, un proyecto muy lindo en Chile de un abecedario que está todavía en proceso de ilustración, pero ya bien avanzado. En realidad varios proyectos, estoy muy contenta, tengo un libro que se estaba imprimiendo y se quedó atascado a la mitad de la impresión, estaba en México y la imprenta cerró por la cuarentena. Estoy esperando con muchas ganas que reabran, es un libro que me gusta mucho, un libro álbum a partir de un poema. Tengo un montón de proyectos la verdad. Siempre estoy pensando nuevas cosas y muy feliz también con la gente con la que estoy trabajando, con ilustradores muy bacanes mexicanos, con Loreto, con Jessica Valdez acá, el proyecto de la leyenda del Achiqué, ella es de Tacna, hemos estado trabajando un año a distancia con Daniela Alcalde, de Panamericana. Jessica ha hecho un trabajo hermosísimo. Pronto podrán verlo.

¿Cómo va la literatura infantil y juvenil en el Perú?

La literatura para niños en el Perú creo que poco a poco empieza a tener un lugar de mayor importancia, este año se iba a hacer un Congreso de literatura peruana, que se postergó para el próximo, y me invitaron a formar parte de la organización porque iban a poner mesas sobre literatura para niños, lo que me pareció fantástico. Normalmente la literatura para niños, en todo el mundo, pero acá quizás con más énfasis que en otros sitios, no forma parte de la literatura oficial, de aquello que llamamos gran literatura o de aquello que consideramos literatura. Ese es un tema muy largo sobre el que se podría hablar. Creo que es bien importante darle categoría de literatura a lo que se hace para niños, el adjetivo infantil hay que relativizarlo un poco, porque es literatura en primer lugar, y en ese sentido no está hecha para cumplir una función didáctica específica. Obviamente los buenos libros siempre enseñan, siempre expanden el mundo, generan una experiencia que en muchos sentidos es enriquecedora, pero no se hacen específicamente con un objetivo. Que un niño o una niña pueda cercarse a la experiencia estética me parece fundamental.

En ese sentido, me gustó mucho retomar la poesía y hacer poemas para niñxs en este libro que va a salir que se llama El mar. Me gustó que hubiera un premio para eso, porque me parece que pensar en poemas para niños, en hacer poesía para ellos es una forma de demostrarles respeto, de incluirlos en la literatura como experiencia estética. Creo que en el Perú se empiezan a abrir puertas, empieza a haber más interés, a haber más gente involucrada, a tener más conciencia de que hay que cambiar la idea que tenemos de infancia, la idea que tenemos de niño, de niña. Eso hay que modificarlo, hay que cambiarlo, hay que tratar a los niños con mucho más respeto del que mostramos por ellos en general.

¿Qué autoras y autores han destacado en este género en el Perú?

No sé si conozco a todos, probablemente mi conocimiento sea muy parcial, sé que Sebastián Salazar Bondy hizo Cuentos infantiles para niños, Cota Carvallo, Adolfo Vienrich, un austriaco peruano que hizo Fábulas quechuas para niños, acabo de comprar un libro de él, recién lo he descubierto. Ahora estoy empezando a ahondar en qué se ha hecho, porque en el Perú lamentablemente no tenemos suficientes archivos. La Casa de la Literatura hizo una muestra que se llamaba “Mi casa es linda”, que fue como una visión histórica de la literatura ilustrada en el Perú. Es un material muy valioso. Estoy tratando de escudriñar en la historia de nuestra literatura infantil para saber qué se ha hecho, qué está perdido, qué podría reeditarse, por dónde podríamos retomar. Hubo un centro de documentación que antes tenía CEDILI y luego se donó al Centro Cultural de España. Me encantaría que en algún momento esos libros se pudieran clasificar y estar disponibles como catálogos, porque ahí debe haber información valiosa sobre material que ya no se ha vuelto a editar.

No quisiera mencionar mucha gente ni libros porque seguramente me quedaría muy corta, pero estoy en esa tarea de informarme mejor sobre lo que se ha hecho y tal vez más adelante, si es posible, hacer alguna tarea de rescate y reedición. Hay una ilustradora, Nobuko Tadokoro, que trabajó hace muchos años y sé que hay un chico de Bellas Artes que estaba haciendo sus tesis sobre ella; entonces, como empezar a juntar esa información, ponerla disponible y saber que eso forma parte de nosotros, que eso se ha hecho, que existe, que no partimos desde cero.

Loreto

El color es tan protagonista como los animales en el libro, cómo lograste esta conjunción entre animales, la paleta de colores y el orden en el que se desarrollan.

Para potenciar el concepto de diversidad en el libro, la idea fue mostrar los animales de manera azarosa, como una se los va encontrando en la vida misma, y este aparente desorden se basa en un recorrido rítmico inspirado en el color y, a su vez, la paleta de color del libro está inspirada en el arte y la naturaleza peruana, a través de esa inspiración se elige esta paleta de colores y con esta paleta creada se hace un recorrido a través de los animales, un recorrido de color que es rítmico, que va apareciendo, tiene cuatro ritmos con cuatro descansos que son estas dobles páginas en donde aparece un animal con fondo blanco, que corresponde a los animales más grandes del libro. Este recorrido de paleta de colores se arma a través de parejas de animales que no tiene ningún sentido biológico o algún orden alfabético, sino que son parejas que se van uniendo a través de su forma o de su color, y ahí se va haciendo el recorrido a través de estas parejas. Finalmente, todo esta variedad de colores, esta diversidad de parejas, solo es para reforzar toda esta idea de diversidad.

Te estás especializando en ilustrar la fauna de varios países latinoamericanos, ¿qué te ha dejado esa experiencia?, ¿cómo la evalúas considerando las carencias informativas sobre sus propios recursos naturales en muchos de ellos?

Me encanta esta pregunta porque a lo largo del tiempo, además de haber hecho el libro de Animales americanos, una se va dando cuenta de cómo se van entretejiendo, cómo van apareciendo, cómo se van uniendo estos animales, cómo nos vamos repitiendo, cómo entre ellos no existe esta frontera que tenemos nosotros. Vas viendo que hay animales que habitan casi toda América, eso es muy bonito, y también es entretenido ver los nombres, cómo van cambiando, como por ejemplo, el jaguar, en Argentina lo llaman yaguareté, en Perú lo llaman otorongo.

También puedes ver los colores, cómo nos vamos relacionando todos con ciertos colores, nosotros tenemos en Animales chilenos colores más terrosos, los animales en general son mas café, más amarillos o anaranjados. El darte cuenta de que hay animales que son propios de América, que no existen en ningún otro lugar, eso también es parte de nuestra identidad, es bonito irla descubriendo, irla viendo, hay animales que migran también, pero que migran dentro de América.

La primera vez, cuando hice Animales chilenos, que fue hace diez años, después Animales argentinos, después Animales americanos, después Animales mexicanos, ahora Animales peruanos, he ido viendo sobre todo con Animales chilenos porque vivo acá, cómo ese libro ha repercutido. En esa época en Chile no había mucha información, de hecho me costó mucho encontrar información, hacer una selección, había bastante desconocimiento, pero hoy en día acá hay un activismo fuerte por la flora y fauna propia del país. Después de Animales chilenos aparecieron muchos otros libros para niños sobre fauna, sobre flora, ha sido un crecimiento que yo lo he ido viendo y eso ha sido súper bueno. También lo he ido viendo en Argentina, aunque es menos fuerte que acá, y no sé cómo es en Perú, pero al parecer hay muy poca información y espero que este libro abra más espacios para este tipo de libros y acercarlos a los niños.

¿Qué buscas transmitir a lxs niñxs con las ilustraciones de Animales peruanos?

Lo que más me gusta del libro es el primer gran mensaje que quiere transmitir y creo que eso es lo que me gustaría que rescaten, que es conocerlo, poder mostrarlo, compartir la existencia de estos animales; y a través de la ilustración, poder hacerlo cercano, que sepan cómo se llaman, que sepan cómo son, y claro, están todas estas informaciones que también aportan y ayudan y que ideal si queda también, pero este primer mensaje, este primer lenguaje que es conocerlos, y desde mi lado poder mostrarlos de esa manera más cercana. Me parece que, en general, estos libros informativos dan pinceladas de información que ayudan a que ellos quieran seguir investigando, seguir sabiendo y el sentido que ellos le den es parte de su libertad.

Foto de portada: Dan López